Marcha
Evelyn Hernández atravesará un segundo juicio que revisará la condena que pretende encerrarla por 30 años por un delito que no cometió. Víctima de violencia sexual, está acusada de “homicidio agravado” tras un parto espontáneo. Ante esto, María Teresa Rivera, una de Las 17, liberada en 2016 y asilada en Suecia, reclamó al Estado salvadoreño en todo un acto de solidaridad: “la audiencia de Evelyn me recuerda lo que pasé”. |
En El Salvador,
hay presas políticas. Son las mujeres jóvenes y pobres, en ocasiones
violentadas sexualmente, señaladas, acusadas judicialmente, perseguidas,
criminalizadas, condenadas y encerradas en cárceles de máxima seguridad
por el Estado, bajo la figura de homicidio agravado tras padecer emergencias obstétricas, partos naturales o abortos espontáneos.
Este
15 de julio, Evelyn Hernández, víctima de violencia sexual y condenada a
30 años de prisión, se enfrentará a un nuevo juicio. Será en el
Tribunal de Sentencia de Cojutepeque, a solo 36 kilómetros de San
Salvador, donde, a mediados de 2017, la jueza de sentencia Nury
Velásquez la condenó por “homicidio agravado” tras un parto espontáneo.
Sus abogados apelaron la sentencia y la Sala en lo Penal resolvió, el 20
de diciembre de 2018, que el tribunal de esa ciudad debería celebrar un
nuevo proceso al que Evelyn llega en libertad, pero tras padecer 33
meses de re-victimización en un encarcelamiento injusto.
Sin
embargo, donde hay una injusticia, hay voces que la gritan y hay
organización feminista sin fronteras. Por eso, desde Suecia, donde se
encuentra rehaciendo su vida, y donde tuvo que exiliarse por las
consecuencias de la criminalización y la violencia de parte del Estado
que recayó sobre ella en El Salvador, María Teresa Rivera, una de “Las 17” (aunque son más), habló en exclusiva con Marcha sobre la esperanza en la revisión de la condena que recae sobre Evelyn Hernández.
“Nos persiguen por venganza porque no nos quedamos calladas”
Entre
2000 y 2014 fueron 149 las mujeres acusadas con las figuras delictivas
de homicidio u homicidio agravado bajo argumentos que en realidad buscan
disciplinar y persiguen el aborto tras complicaciones en sus embarazos.
26 de ellas fueron declaradas culpables y condenadas a cumplir con
penas privativas de la libertad que van entre los 20 y 40 años. Mujeres
que están siendo liberadas gracias a la articulación de los feminismos y
el movimiento de Derechos Humanos.
“La audiencia de Evelyn me
recuerda lo que pasé”, expresó María Teresa Rivera desde el lejano
atardecer de domingo en Suecia. “Me pongo en sus zapatos”, dijo,
reflexiva: “saber que te están persiguiendo cuando nunca existió un
delito es injusto”, y agregó, “nos persiguen por venganza porque no nos
quedamos calladas”.
María Teresa Rivera fue condenada en 2012 a
40 años de cárcel tras un parto espontáneo. Pasó cuatro años y medio
encerrada y a mediados de 2016 recuperó la libertad después de una
revisión de condena similar a la que se someterá a Evelyn. Sin embargo,
la Fiscalía General de la República, uno de los organismos más
desprestigiados del país, no aceptó la absolución y presentó un recurso
en contra de ella que, afortunadamente, fue desestimado. Ante la
vulneración de derechos y el abuso de poder institucional, María Teresa
sintió que su única alternativa era abandonar El Salvador.
“La
revisión de sentencia es un proceso duro y no es fácil estar frente a un
juez con el miedo de que te toque volver”, dijo María Teresa solidaria.
“Ante la revisión de condena de Evelyn se me viene el recuerdo de lo
que se siente, por eso, al Estado salvadoreño le quiero decir que no nos
siga criminalizando”, y afirmó convencida: “nos persiguen por un delito
que no cometimos. Porque un parto natural no es delito; entonces, nos
persiguen por jóvenes y pobres”.
“Lo
que más deseo es que Evelyn quede en libertad”, agregó María Teresa, ya
en tono activista. Su voz es hoy la de una referente en la lucha por la
libertad de otras salvadoreñas. “Las mujeres nos debemos apoyar entre
nosotras porque lo que le pasa a ella le puede pasar a cualquiera”.
“Evelyn fue presa pero el violador está libre”, entonces, “¿dónde está
la ley?”, se preguntó, “es triste, nos persiguen pero no hay ninguna ley
que nos proteja”. María Teresa contó que sigue en contacto con las
liberadas y que habló con Evelyn estos días: “si yo estoy nerviosa no me
imagino cómo debe estar ella ahora”, dijo. Y agregó, contando sus
charlas con las compañeras: “es importante que cada una cuente su propia
historia, porque solo entre todas podemos cambiar algo para que ninguna
más pase lo que hemos pasado nosotras”.
En El Salvador hay
presas políticas. Son presas de la decisión política de criminalizar a
las mujeres pobres. Son presas del abuso de poder y el machismo
explícito ejercido por quienes jamás van a padecer una emergencia
obstétrica. Por quienes están en las instituciones de un Estado que
prefiere encerrar y callar antes que trabajar por la garantía de vida,
salud y libertad para la mitad de la población del país en
incumplimiento de leyes, tratados y convenciones internacionales para
prevenir, sancionar y erradicar toda forma de violencia contra las
mujeres.
Evelyn espera su absolución. María Teresa, Teorora,
Imelda, Marisela y más la acompañan. Porque aun tiene que rehacer su
vida. Y para eso están y estarán, las feministas organizadas. En El
Salvador y en todo el mundo.
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