Ernesto Santillán
La cantidad de personas de la tercera
edad está aumentando radicalmente en México y en el mundo, lo que obliga
a los gobiernos a tomar acciones cuanto antes si no quieren que esta
transición demográfica se convierta en una realidad que fomente la
desigualdad y genere un déficit en el bienestar individual y colectivo
México se está haciendo viejo. El país donde habitan poco más de 129 millones de personas está experimentando un proceso de envejecimiento poblacional que, en los próximos treinta años, cambiará radicalmente la composición social como la conocemos, llegará a la tercera edad.
Esta transformación es vista a nivel internacional como un logro de
la humanidad pues, actualmente, de acuerdo con la Organización Mundial
de la Salud (OMS), por primera vez en la historia, la mayor parte de la población tiene una esperanza de vida igual o superior a los 60 años.
No obstante, esta realidad también representa importantes retos para
nuestro país, ya que implica crear las condiciones de vida idóneas que
contribuyan al desarrollo pleno de las personas mayores, algo que está muy lejos de suceder no sólo en México, sino en el mundo.
Entre 2015 y 2030 se espera que el número de adultos de 60 años o más
se incremente sustancialmente en todo el planeta —especialmente en las
regiones en vías de desarrollo, como México— y en muchos casos, también
los abusos de los que esta población es víctima.
Datos de la OMS indican que uno de cada seis ancianos a nivel mundial sufre de algún tipo de abuso, un problema que, además, se espera siga aumentando si no se comienzan a tomar medidas contundentes para solucionarlo desde ahora
Para el año 2050, la cantidad de personas mayores de 60 años se duplicará llegando a 2 mil millones. De mantenerse el crecimiento de las cifras de abusos, la OMS calcula en 320 millones el número de personas de la tercera edad que se verán afectadas.
En lo que compete específicamente a México, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), en su apartado ‘Maltrato a Adultos Mayores’, señala que al día de hoy el gobierno no cuenta con las capacidades para atender esta problemática.
“El acelerado crecimiento de la población de adultos mayores
representa una problemática para los diferentes sectores
gubernamentales, debido a que no se ha desarrollado ni la
infraestructura necesaria para garantizar el bienestar de este sector de la población, ni la capacidad humana para atender profesionalmente sus muy diversas demandas”.
Según datos de INEGI a 2017, el 20 por ciento de los adultos mayores en México viven solos y 16 por ciento lo hace con signos de abandono y maltrato La señora María del Carmen Fuentes es testigo de primera mano de la incapacidad del Gobierno federal para atender y garantizar los derechos del grupo poblacional al que ella pertenece. Su esposo falleció hace 5 años y desde entonces ella se tuvo que mudar a vivir a un asilo
“La ayuda del gobierno y la pensión que recibo no me alcanza para
cubrir todas mis necesidades. Además requiero de atención constante
porque ya no me acuerdo bien de las cosas.
“Mis hijos son los que pagan mi estancia. Y aunque me vienen a
visitar y aquí hay muchas personas, me siento sola. Pero no los culpo
por no poder tenerme en su casa, ellos están haciendo su vida y eso no
es fácil”.
Una promesa por cumplir para la tercera edad
Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador (AMLO)
al poder, las personas de la tercera edad en México pensaron que la
desfavorable situación en la que muchos de ellos se encuentran mejoraría
radicalmente, sin embargo, al día de hoy, siguen a la espera de este
cambio.
Desde su campaña a la presidencia de la República, el tabasqueño
señaló que de alcanzar su objetivo, una de sus prioridades sería dar
atención a los adultos mayores.
Ya en Palacio Nacional y como jefe del Ejecutivo, López Obrador
inauguró el 13 de enero de este año, desde el Estado de México, el Programa de Pensión
para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, donde indicó que la
iniciativa es de carácter universal y constitucional, por lo que se
incluye también a pensionados y jubilados que antes no recibían este
apoyo.
Además, anunció que en el Presupuesto de Egresos de
la Federación 2019 se destinaron 100 mil millones de pesos a este
programa. Sin embargo, los tiempos en los que se dijo se implementaría
se extendieron, lo que provocó reclamos entre los beneficiarios.
Ante esta situación, Andrés Manuel López Obrador explicó durante su
conferencia matutina del 19 de junio pasado que los retrasos se han
debido a que los padrones no están bien regulados, pero que ya se tiene
un avance del 90 por ciento.
“Ya está el censo de cuantos son adultos mayores. Estamos halando como de un millón 500 mil asegurados del IMSS,
resulta que los padrones no están bien hechos. Llevamos cuatro meses
pasando los padrones del seguro al padrón general. Llevamos como el 90
por ciento. En general debemos apoyar a 8 millones 500 mil adultos
mayores este año.”
Finalmente dijo que a pesar de los retrasos también se han dado
avances, ya que ahora se entrega el doble de dinero que en el sexenio
pasado: 2 mil 550 pesos al bimestre, una cantidad que, de acuerdo con la
señora Catalina Nava, beneficiaria del programa y residente del asilo
Fundación para Ancianos Concepción Béistegui, “ayuda pero no soluciona
nada”.
“Es un apoyo porque me permite comprar cosas como pañales o mi leche,
pero ya para cosas más serias como medicamentos no me alcanza”.
La ayuda del gobierno y la pensión que recibo no me alcanza para cubrir todas mis necesidades. Además requiero de atención constante porque ya no me acuerdo bien de las cosas
El rumbo a seguir
Para que el Estado verdaderamente sea capaz de ver por las personas
de la tercera edad se necesita mucho más que la simple creación de programas sociales en los que se entrega dinero a los afectados.
Victor Manuel Ortega Flores, enfermero en la Fundación para Ancianos
Concepción Béistegui, considera que en lugar de dar tarjetas o efectivo a
los ancianos el gobierno debería invertir en proyectos de infraestructura
como asilos gratuitos con personal bien capacitado, ya que por lo menos
en la Ciudad de México, la mayoría son de paga y no son baratos.
Para que el Gobierno federal no se vea rebasado por el acelerado aumento de personas de la tercera edad, es necesario que comience a tomar medidas como la capacitación de personal y la edificación de infraestructura para poder atenderlos
“Donde estoy ahorita cobran entre 14 y 16 mil pesos mensuales, una
cantidad que poca gente puede pagar, por lo que es común que cuando una
persona de la tercera edad se convierte en una carga para una familia
sin recursos, la persona sea abandonada”.
Por su parte, Sergio Mendez, quien también funge como enfermero dice
que a su parecer más que el dinero sea un problema la cuestión es que en
México no hay una cultura de respeto hacia los ancianos.
Aquí en México no es como en Asia; allá a los viejos los veneran, los ven como personas sabias, con experiencia y eso se respeta; aquí sucede todo lo contrario, los ven como un problema
De acuerdo con el Informe Especial sobre la Situación de los Derechos Humanos
de las Personas Mayores en México 2019, para poder garantizarle sus
derechos durante la última etapa de la vida a una persona se requiere
atención en muchas otras áreas a lo largo de la vida de un individuo.
“El objetivo se cumplirá en la medida en que se garantice plenamente
la satisfacción de los derechos humanos en forma integral durante todas
las etapas del ciclo vital, pues la calidad de vida en la vejez está
determinada por las condiciones favorables o desfavorables que enfrentan
los individuos desde su nacimiento”.
Además, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), señala al menos tres recomendaciones más para que el gobierno de México pueda atender esta crisis que se avecina.
La primera de ellas explica que se requiere del desarrollo de
estrategias con enfoque multidisciplinario y de trabajo coordinado entre
el Estado, las familias y la comunidad, “cuyo eje fundamental debe ser
la perspectiva de derechos humanos, en la cual se ve implícito el
reconocimiento de su carácter de sujetos de derechos, de su dignidad y autonomía,
de su capacidad de decisión, participación y actuación en todos los
aspectos de su vida en los diferentes ámbitos en que se desenvuelven”.
La segunda dice que es fundamental invertir en la formación de
capital humano especializado en la atención de la población mayor de 60
años; en investigación geriátrica, gerontológica y en materia de preparación para la vejez de los sectores más jóvenes
de la población para que se pueda asegurar la suficiencia de servicios
en el mediano plazo, se cuente con elementos científicos que permitan
una mejor planeación estatal y se promueva la responsabilidad individual
sobre el propio proceso de envejecimiento y sus consecuencias.
Por último, la CNDH recalca que para asegurar que la transición
demográfica se convierta en una oportunidad para alcanzar estabilidad
económica y social, y no en una “situación gravosa de inequidad que
genere déficit en el bienestar individual y colectivo”, es
imprescindible asumir un verdadero compromiso político y social para
concretar los programas y proyectos que por diversas causas —incluyendo
la presupuestal—, no han logrado consolidarse o aplicarse efectivamente.
Para asegurar que la transición demográfica se convierta en una oportunidad para alcanzar estabilidad se deben garantizar los derechos de las personas de la tercera edad
La cifra negra de la tercera edad
México carece de estadísticas y datos precisos que permitan conocer
la magnitud del problema para poder atender la violencia y las
agresiones que sufren las personas de la tercera edad.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las
estadísticas sobre el maltrato en la vejez son datos alejados de la
realidad en prácticamente todo el mundo debido a que la mayoría de los
adultos mayores que lo viven no lo denuncian.
Una situación que tiene su origen en distintas razones: no aceptan
que están siendo maltratados, tienen temor a las represalias, creen que
es temporal, no quieren que su familiar o cuidador vaya a la cárcel,
desconocen con qué autoridad deben dirigirse, o su condición física o
cognitiva no les permiten realizar una denuncia.
Sin denuncias
Las personas de la tercera edad son uno de los grupos más
vulnerables, sin embargo, también uno de los que menos da a conocer las
agresiones que viven por distintos motivos
> No aceptan que están siendo maltratados
> Tienen temor a las represalias
> Creen que es temporal
> No quieren que su familiar o cuidador vaya a la cárcel
> Desconocen con qué autoridad deben dirigirse
> Su condición física o cognitiva se los impide
Fuente: ONU
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La transformación del siglo
Desde el punto de vista de sus implicaciones económicas y sociales,
el envejecimiento demográfico que se está dando en América Latina y el
Caribe, es quizás la transformación más importante de esta época, señala
el estudio ‘Envejecimiento, personas mayores y Agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible Perspectiva regional y de Derechos Humanos’ de la CEPAL.
Uno de los cambios más relevantes a nivel mundial durante el siglo XXI será el aumento en la cantidad de individuos de 60 años o más, pues para el 2075 se calcula que la cifra alcanzará las 264 millones de personas dentro de este rango de edad
“América Latina y el Caribe se encuentra en la antesala de un cambio
sin precedentes en su historia: en 2037 la proporción de personas
mayores sobrepasará a la proporción de menores de 15 años. En valores
absolutos, las personas de 60 años y más, compuesta en la actualidad por
unos 76 millones de individuos, tendrá un período de amplio incremento
que la llevará a alcanzar las cifras de 147 millones de personas en 2037
y 264 millones en 2075”.
Lo más inquietante de estas cifras para la región es el escenario en el que ocurre el envejecimiento poblacional, caracterizado por la desigualdad, la pobreza, el agotamiento de un modelo de crecimiento económico insostenible, y el avance del desempleo y del empleo de baja productividad, explica el documento
Aunado a esto, el aumento de personas de la tercera edad en nuestra
región se está dando en paralelo a la estabilización numérica de la
población, es decir, que no dejarán de aumentar hasta el año 2060.
“Si bien las proyecciones aún indican un aumento de la población de
unos 730 millones de personas en 2050, se prevé que hacia el final del siglo XXI
se haya reducido a cerca de 690 millones. A raíz de esta tendencia en
la evolución de la población regional, para el 2075, el 8.4 por ciento
de la población adulta mayor en el mundo vivirá en esta región”.
Dentro de 56 años el 8.4 por ciento de la población adulta mayor en el mundo vivirá en América Latina y el Caribe
Es precisamente por lo que indican estas proyecciones que el Estado
debe comenzar a tomar acciones cuanto antes para atender el fenómeno del
envejecimiento en México, de lo contrario, en 10 años, el gobierno se
verá completamente rebasado e incapacitado para atender a este grupo
poblacional conforme lo establecen sus derechos en la Constitución.
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