Es un caso de grandes implicaciones que según lo señalado por la
Fiscalía General de la República (FGR) en la orden de aprehensión contra
Collado puede alcanzar al expresidente Enrique Peña Nieto.
Aunque el también expresidente Carlos Salinas es mencionado, la
denuncia pone el acento en Peña Nieto no sólo como accionista de la
financiera Caja Libertad, sino como el beneficiado con entregas de
dinero en efectivo, “en cajas” que eran transportadas en camionetas de
traslado de valores.
Si la persecución penal quedara limitada al abogado Collado no
tendría sentido que el caso lo haya presentado ante la justicia federal
la Unidad Especializada de Investigación de Delitos Cometidos por
Servidores Públicos y Contra la Administración de la Justicia de la FGR.
A Gordillo la persiguió el propio Peña Nieto en represalia por su
franca oposición a la reforma educativa y de paso para cobrarle su
colaboración con los gobiernos del PAN y su operación política contra el
PRI.
La acusó de delincuencia organizada, lavado de dinero y evasión
fiscal. Ninguno de los cargos prosperó y al final del gobierno de Peña
Nieto, ya con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en la elección
presidencial fue exonerada y quedó en libertad hace casi un año, el 8 de
agosto de 2018.
Las mismas acusaciones fueron las que se enderezaron en contra del
exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, quien ahora protagoniza, de
nueva cuenta, uno más de los escándalos del gobierno de Peña Nieto al
asegurar que su entrega fue pactada.
La entonces Procuraduría General de la República, antecedente de la
FGR, no pudo comprobar las acusaciones contra Gordillo, además de que
fue responsabilizada por haber obtenido información financiera de la
exjefa sindical sin autorización judicial.
La FGR ahora acusa a Collado de delincuencia organizada y operaciones
con recursos de procedencia ilícita, y al igual que lo hiciera la PGR
con Gordillo, en muy poco tiempo, apenas unas cuantas semanas, el
ministerio público federal procesó la acusación.
El único denunciante en este caso, Sergio Hugo Bustamante Figueroa,
se presentó ante la FGR el 9 de junio cuando se abrió la carpeta de
investigación. Bustamante fue ampliando su declaración y la FGR le pidió
a la Unidad de Inteligencia Financiera que revisara la denuncia.
En menos de una semana, la UIF, a cargo de Santiago Nieto,
defenestrado como fiscal electoral en el gobierno de Peña Nieto en medio
del escándalo Odebrecht, avaló la acusación y el día 6 de julio el juez
de control en el Reclusorio Norte, Jesús Eduardo Vázquez Rea, firmó la
orden de aprehensión. Se cumplió el martes 9.
Así de expedito fue también el proceso para detener a Gordillo. Pero
el objetivo era sólo ella. Ni siquiera otros dirigentes del Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Esta vez, la acción
inmediata es en contra de quien puede ser considerado como una síntesis
de la “mafia del poder” en la caracterización hecha por López Obrador.
Juan Collado es el personaje que desde el salinato ha estado
vinculado a los priistas y panistas con los que durante décadas se
enfrentó el ahora presidente. Por eso en la orden de aprehensión se
menciona expresamente a Carlos Salinas y, de paso, al exsenador panista y
abogado, Diego Fernández de Cevallos.
Pero las acusaciones son más explícitas en contra de Peña Nieto,
sobre quien también se puede tender un cerco judicial en el caso de su
primer director de Pemex, Emilio Lozoya, por el dispendio en la
petrolera en la compra de la chatarra que era Agronitrogenados.
Ya embarcada en la acusación y el escándalo mediático, a la FGR no le
queda más que demostrar que el expresidente Peña, sobre quien por años
se ha proyectado la sombra de la corrupción, participaba en las
supuestas estructuras de triangulación internacional de recursos
ilegales a través de Caja Libertad.
De hacerlo, México asistiría por primera vez a una acción penal en
contra de un expresidente por delincuencia organizada, con lo que López
Obrador estaría actuando en los hechos en contra de “la mafia del poder”
que tanto denostó y le daría a los mexicanos lo que tanto han querido:
la cabeza de un rey del viejo régimen.
Y sus bonos volverían a subir dentro y fuera del país cuando su presidencia cada vez los necesita más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario