7/19/2019

México SA de Carlos Fernández-Vega


Van tras fortuna de El Chapo
Trump-AMLO; el ring, puesto

Prepárense, pues todo indica que, en breve, se registrará otro jaloneo –una suerte de máscara contra cabellera– entre el salvaje de la Casa Blanca y el gobierno mexicano, y el quid de este agarrón es la fabulosa fortuna de un narcotraficante sinaloense recién condenado a cadena perpetua –más 30 años– en el vecino del norte.
La razón de la eventual riña tiene peso (muchos pesos, en realidad), porque involucra los voluminosos haberes de Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, estimados –versión oficial– en 12 mil 666 millones de dólares, algo así como 247 mil millones de pesos, un monto equivalente a 4 por ciento del Presupuesto de Egresos de la Federación 2019 aprobado por la Cámara de Diputados.
El Chapo fue sentenciando por un juez federal en Brooklyn a una condena de cadena perpetua más 30 años y la confiscación de 12 mil 666 millones 191 mil 704 dólares por delitos relacionados con el tráfico de drogas en Estados Unidos. El juez federal Brian Cogan, del Tribunal Federal del Distrito Este con sede en Brooklyn, Nueva York, afirmó que conforme a los estatutos federales estaba obligado a sentenciar al acusado por un mínimo de cadena perpetua. Al señalar la demostración de una maldad abrumadora tan severa en el juicio en torno a los 10 cargos mayores y una cordillera (montaña) de evidencia en el caso, el juez Cogan concluyó con una sentencia total de cadena perpetua y 30 años adicionales( La Jornada, David Brooks).
Así, el más poderoso narcotraficante mexicano pasará el resto de su vida tras las rejas en una prisión gringa de alta seguridad, pero ello no cancela el jaloneo binacional por su cuantiosa fortuna, aunque sus abogados califican de alegre la cuenta oficial que eleva los haberes de El Chapo a 12 mil 666 millones de dólares, un monto muy alejado de los mil millones estimados por la revista especializada Forbes. De cualquier suerte, los haberes del sinaloense no son cualquier cosa.
Por ello, el salvaje de la Casa Blanca y su pandilla están puestísimos para confiscar dicha fortuna y así favorecer a las finanzas de Estados Unidos, y nada raro sería que recurriera al sobado truco de la construcción del muro en la frontera sur estadunidense para justificar el atraco.
Por el lado mexicano, el presidente López Obrador ya dijo ¡presente! y en la mañanera de ayer fijó posición: “escuché muy bien al abogado (de El Chapo) y dijo alguna cosa interesante, que la confiscación de los bienes, en todo caso –y es un asunto de justicia– esos recursos, esos bienes, le corresponden a México legalmente. Y se va a revisar el asunto, o sea, estoy de acuerdo con lo que dijo el abogado de Guzmán Loera, estoy de acuerdo con eso, lo vamos a revisar”.
El gobierno mexicano, dijo, analizará el asunto, porque lo que plantean de que (los gringos) se van a quedar con bienes obtenidos de esta manera no lo aceptamos si no hay un fundamento legal. No vamos a dejar de atender estos asuntos por la vía legal. (En administraciones anteriores) pasaba que un político mexicano acusado de corrupción era detenido, le quitaban los bienes que eran de México y el gobierno mexicano no los reclamaba.
López Obrador dejó en claro que todo lo que se confisque y tenga que ver con México se tiene que devolver al país. En eso van a estar de acuerdo los del gobierno de Estados Unidos de entregarnos lo que le pertenece a México; pero desde luego hay que hacer los trámites, porque yo no recuerdo que antes se solicitara la devolución de los recursos (todos de acuerdo con el presidente mexicano… menos el esquizoide Trump y su pandilla, desde luego, quienes intentarán quedarse hasta con el último centavo).
Entonces, el ring está puesto y el único encapuchado –rudo entre los rudos– es el de la Casa Blanca. Cierto es que 12 mil 666 millones de dólares no son nada despreciables y bien vale el pancracio. Hagan sus apuestas.
Las rebanadas del pastel
De cereza, López Obrador va por los 205 millones de dólares de Zhenli Ye Gon, aunque esto es más fácil: que pregunten a Javier Lozano, el de copelas o cuello.

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