7/14/2019

4T: pensiones universitarias en vilo



El 28 de junio de 2019, sin ofrecer diagnóstico alguno –como exige el asunto– el subsecretario de Educación Superior, Luciano Concheiro, comunicó que no está previsto rescatar nueve universidades en crisis ( La Jornada de Oriente). Ésta apresurada decisión no sólo compromete el horizonte de las pensiones universitarias. También representa pura continuidad de las posiciones neoliberales –anteriores a la Cuarta Transformación (4T)– en la materia: las de la SHCP, SEP, Anuies, Contu en contubernio con el despacho Valuaciones Actuariales (Francisco Aguirre), quién sustituyó a la SHCP fabricando la noción de riesgo que, en términos estrictos, corresponde presentar a esa secretaría. Para Aguirre todas las universidades tienen sistemas prácticamente quebrados: lo más grave es la deuda oculta.
Pero ocurre que esa deuda son los derechos de sus trabajadores. En noviembre de 2018 el diputado panista Romero Hicks convocó a Aguirre a un foro en San Lázaro donde repitió su receta: el objetivo del Fondo U081, sostuvo, es incentivar reformas, frente a los sistemas de privilegio que amparan a los universitarios.
En otras entregas: Urzúa y las pensiones universitarias: tres aclaraciones, así como en ¿Convenio pensionario para la educación superior?” ( La Jornada, 17/3/19 y 23/3/19) evidencié que, en enero de 2019, suscribiendo convenios –de rescate por única vez– con nueve universidades en agudo déficit financiero principalmente por el pago de pensiones, Concheiro –escoltado por Anuies– comunicó que, se transparentaría el uso de fondos extraordinarios e impulsaría una nueva política de financiamiento. Y anunció que –en 2019– se prevé avanzar en la integración de una nueva ley de pensiones para el sector que es uno de los principales factores del déficit presupuestal.
Ahora, Concheiro afirma que hay algunas jubilaciones que son insostenibles y lo digo claramente, insostenibles. Las universidades públicas, puntualizó, no pueden responder a esos compromisos especiales para todos los que tienen derecho. Estamos ante un esquema imposible de mantener. No hay dinero para solventar esas erogaciones, remató.
¿Y qué propone? Escudado por Anuies y usando argumentos coincidentes con los del actuario Aguirre –como en el neoliberalismo– su planteamiento consiste en restructurar a través de un fondo que permita que por cada peso que pone cada trabajador, y otro que debería pedirse a la institución, se ahorren 43 pesos por cada peso en la restructuración de los fondos pensionarios. ¿Qué querría decir? Y todavía añade: está proyectado matemáticamente en el tiempo. ¿Cuál? Y aún más: es una quita importante. ¿Para quién, de a cuánto y afectando a quienes? Todo ello, según Concheiro debe desembocar, para las universidades, en una ley marco, por aprobarse, siguiendo las neoliberales recomendaciones actuariales puestas sobre la mesa antes de que él asumiera el cargo.
En el cuadro de la 4T resulta inconcebible imaginar la aprobación de una ley marco, sólo para las pensiones universitarias, al margen del fracaso de las reformas neoliberales que hoy día integran la dinámica de 22 años del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) y de la cual ellas forman parte. Es ese SAR el que debe ser enteramente reformado.
Pero intentando avanzar en una solución para todos –acorde con la 4T– Concheiro podría explorar otras alternativas, sin el apresuramiento que lo acosa, prescindiendo del escudo ANUIES que lo arropa y evitando repetir las recomendaciones actuariales previas. ¿Cómo? Trabajando con otros grupos de estudiosos del asunto que podrían ayudar a establecer cómo innovar en la materia a la altura de la 4T.
Es decir: cumpliendo los marcos legales para explorar otras posibilidades que otorguen ordenadamente los derechos pactados, sin quitarlos y ajustándose a los términos de la austeridad republicana. Obviamente, estas remodelaciones de los sistemas pensionarios universitarios conllevan un costo fiscal, si es que verdaderamente se quiere ponerlos a punto con la Cuarta Transformación.
Para ello, en vez de escudarse en Anuies y valuaciones actuariales que le fabrican una discutible noción de riesgo que afecta derechos, Concheiro podría –por fin– debatir abierta, profundamente y sin prisa con todos los actores involucrados para así diseñar alternativas innovadoras no neoliberales.
Porque como certeramente apuntara Juan Villoro “el combate a los ‘privilegios’ se extiende en forma tan indiscriminada que corre el riesgo de considerar que incluso el talento y el conocimiento son privilegios a combatir. Con una retórica de izquierda se ejecuta una política de derecha, afectando a la ciencia, la cultura y la educación” ( Reforma, 21/6/19).
Las pensiones universitarias –como la entera agenda pensionaria nacional– no pueden ser resueltas en la 4T con los mismos instrumentos que ya fracasaron en el periodo neoliberal. Ese cambio fue el que se exigió en 2018.

*Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco

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