En Acuario, su segundo
largometraje, el brasileño Kleber Mendouça Filho lanzaba un fuerte
cuestionamiento a la rapacidad de una empresa inmobiliaria que por todos
los medios procuraba obligar a Clara (Sonia Braga), jubilada de clase
media, a abandonar su propiedad para construir en ese sitio un complejo
comercial. La resistencia de la propietaria, quien había vencido ya un
cáncer, se volvía la metáfora del combate de un ciudadano contra un
poderoso abuso mercantil.
El tono realista del relato y la soberbia
actuación de Braga conferían una gran intensidad a una cinta con claros
tintes políticos. En Bacurau: tierra de nadie, el director elabora
ahora, en colaboración con Juliano Dornelles, una alegoría más política,
fusionando el cine fantástico y el western para exhibir la depredación
que sufre un pueblo (un Bacurau ficticio) por parte de la oligarquía
nacional y el intervencionismo extranjero.
En un primer tiempo se refiere el regreso a su pueblo natal de la
joven Teresa (Bárbara Colen), para asistir al funeral de su abuela de 94
años. Los lugareños advierten que su pueblo ya no aparece en los mapas.
El aislamiento físico es casi total y el temor comienza a apoderarse de
la población.
El súbito clima de paranoia remite a los viejos relatos
de ciencia ficción en el cine fantástico estadounidense, tipo El día que
paralizaron la tierra (Robert Wise, 1951), sólo que en lugar de los
alienígenas lo que aparece en la región es un grupo de mercenarios
anglosajones comandados por un sanguinario Michael (Udo Kier, inefable).
En el segundo tiempo, el relato pasa de esa ciencia ficción a un remedo de western que describe las estrategias de resistencia de toda la población, al estilo de Los siete magníficos (John Sturges, 1960). El coctel parece explosivo. Pero por debajo de esa recubierta de géneros fílmicos hollywoodenses, azarosamente evocados, lo que en Bacurau se manifiesta es una realidad social presente en el Brasil de hoy: la irrupción de un populismo brutal e intolerante y la exacerbación de un viejo racismo alentado desde el poder. Tomando como pretexto el cine de género fantástico y una trama de acción violenta, los directores ofrecen una de las narrativas políticas más provocadoras y oportunas en el cine brasileño actual. Premio del jurado. Cannes, 2019.
Se exhibe en la sala 1 de la Cineteca Nacional. A las 15:00 y 20:30 horas.
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