EFE
El exdirector de Pemex extraditado desde España por recibir 10.5 millones de dólares en sobornos de la constructora Odebrecht presentó una denuncia en la que implica en tramas de corrupción a los expresidentes Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón. Así como a la élite de los partidos que se han repartido el poder hasta ahora: el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN).
Por Eduard Ribas i Admetlla
México, 25 ago (EFE).– La oposición mexicana, que no ha sabido ni podido levantar la cabeza desde el triunfo arrollador de Andrés Manuel López Obrador en 2018, se ha hundido todavía más en el descrédito provocado por el tsunami político de la trama Odebrecht, en el que el Presidente surfea con comodidad.
La gota que ha colmado el vaso tiene el nombre de Emilio Lozoya.

Así como a la élite de los partidos que se han repartido el poder hasta ahora: el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN).
En
2017, Enrique Peña Nieto, entonces Presidente de la República, y Luis
Videgaray Caso, exsecretario de Relaciones Exteriores, durante el 50
aniversario de la firma del Tratado de Tlatelolco, acuerdo internacional
que establece la desnuclearización del territorio de América Latina y
el Caribe. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro
Un hecho que le ha venido como anillo al dedo a López Obrador,
quien ve en la denuncia un documento que aglutina a todos sus rivales
políticos y que publicita a diario para dejar sin opciones a la
oposición en las elecciones intermedias del próximo año.
Tres expresidentes mexicanos salpicados por un enorme escándalo de corrupción
“El caso Odebrecht es la puntilla del ciclo político del peñismo, que fueron seis años muy largos de un descrédito total de la clase política”, dijo este martes a EFE Martha Singer, politóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
DÉCADAS DE DESCONTENTO SOCIAL
El descrédito de la oposición frente a un López Obrador, que conserva
altos índices de popularidad pese a sus polémicas, no comienza en las
elecciones de 2018 sino mucho antes.
“La oposición sufrió un revés histórico por múltiples errores que cometieron cuando fueron Gobierno. Había una clase política que no veía el temblor que venía pese al enorme malestar ciudadano por la corrupción y la falta de rendición de cuentas”, opinó Marco Fernández, politólogo del Instituto Tecnológico de Monterrey.
En 2012, Peña Nieto ganó la Presidencia presentando un “nuevo PRI”,
el partido que había gobernado el país durante siete décadas y que en el
2000 había sido apartado por el PAN bajo el estigma de corrupto y
autoritario.

En
esta foto del 8 de octubre del 2010, el Secretario de Seguridad Pública
de México Genaro García Luna participa en una conferencia de prensa en
la Ciudad de México. Foto: Marco Ugarte, archivo, AP
A ello se suma ahora el presunto uso de sobornos por parte de Peña
Nieto y su Secretario de Hacienda Luis Videgaray para comprar a
legisladores del PAN para que aprobaran la Reforma Energética de 2013.
El PAN, un partido golpeado el año pasado por la detención en Estados
Unidos de Genaro García Luna, Secretario de Seguridad de Felipe
Calderón, quien inició una controvertida guerra militar contra el
narcotráfico, por haber colaborado presuntamente con el Cártel de
Sinaloa.
“En los últimos 30 años se vivió un distanciamiento muy grande entre los Gobiernos y la sociedad que logró articular López Obrador con un discurso del cambio y que ha dejado a los partidos de oposición sin base social”, subrayó Singer.
SIN LÍDERES A LA VISTA
Los candidatos en 2018 del PAN y del PRI, Ricardo Anaya y José
Antonio Meade, también implicados ahora por el exdirector de Pemex, no
pudieron hacerle sombra a López Obrador, del izquierdista Movimiento
Regeneración Nacional (Morena), y se retiraron de la política.
Esos partidos no tienen ahora ningún líder fuerte y visible que
confronte al Presidente, quien cada mañana ofrece una rueda de prensa y
arremete contra la oposición, a la que considera “moralmente derrotada”.
Fernández aseguró que el “problema” de la oposición es que los
políticos del PRI y del PAN “no tienen mucha sensibilidad y empatía para
medir opinión de la gente”, al contrario del presiente, quien toma
medidas efectistas e incluso populistas como vender el lujoso avión
presidencial de sus predecesores.
Los expresidentes Peña Nieto y Felipe Calderón. Foto: Cuartoscuro
A raíz de este “distanciamiento con la sociedad y su estilo de
ejercer el poder que ya no existe”, Singer consideró que “el ciclo de
reconstrucción de la oposición va a demorar muchos años”.
Y dentro de esta reconstrucción no estarán los nuevos partidos que
quieren crear Calderón y la exsindicalista Elba Esther Gordillo de cara a
los comicios del próximo año, puesto que son partidos nuevos con
líderes viejos.
¿LA SEMILLA DE LA ULTRADERECHA?
Pero la debilidad de la oposición no implica que no haya malestar en
algunas capas de la población hacia el actual Gobierno, agravado por la
gestión de la pandemia, que ha situado a México como el tercer país con
más muertos de COVID-19.

¿Es la semilla de un movimiento de ultraderecha en México?
“Es una buena pregunta. Los grupos de ultraderecha siempre han estado latentes, existen, pero afortunadamente la sociedad ha impedido que cuajen”, expresó Singer.
El Presidente Andrés Manuel López obrador en su conferencia de este martes. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro
Fernández advirtió que si estos grupos “se radicalizan” pueden convertirse en “un peligro para la joven democracia mexicana”.
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