Ciudad de México. En Ciudad Universitaria habita el silencio, la pandemia del COVID-19 frenó la vida estudiantil, pero no de las
Mujeres Organizadas de la Facultad de Economía (MOFE), un grupo de
jóvenes feministas que resisten en paro en contra de la violencia hacia
las estudiantes.
El 28 de febrero tomaron las instalaciones de la Facultad de
Economía, sumándose a las movilizaciones de mujeres estudiantes que
brotaban en distintos planteles de la UNAM como síntoma del hartazgo a
la indiferencia institucional para atender el problema de violencia
contra las mujeres.
Para entonces, la pandemia del COVID-19 había alcanzado a México y
orilló a la suspensión de clases presenciales para evitar los contagios.
Las MOFE entregaron el último día clases, el 20 de marzo, su pliego
petitorio con 32 demandas a los directivos de la Facultad, con quienes
semanalmente siguen manteniendo negociaciones en línea que transmiten en
su cuenta de Facebook.
El resto de las estudiantes sostuvieron el tiempo que pudieron los
paros separatistas, exclusivos y liderados por mujeres, como no se había
visto en anteriores movimientos estudiantiles de la UNAM; en la
Facultad de Filosofía y Letras entregaron las instalaciones el 14 de
abril, en la Preparatoria 3 “Justo Sierra”, el pasado 22 de julio. A
pesar de la pandemia, las alumnas no desistieron sin alcanzar acuerdos
sustanciales con las autoridades universitarias para atender los casos
de violencia de género.
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Así, la Facultad de Economía está por cumplir 6 meses tomada por las
estudiantes, la pregunta que les planteó en entrevista Cimacnoticias, la
escuchan comúnmente ¿Por qué mantener un paro en medio de la pandemia?
Ríen, debajo de las capuchas que armaron con playeras negras para
proteger su identidad, “La situación aquí era insostenible,
políticamente el único interés que tenemos es que las mujeres ya no
tengamos que soportar esa violencia por parte de compañeros estudiantes,
de maestros, de la propia institución, la UNAM”.
Según el “Tercer Informe sobre la Implementación del Protocolo para
la Atención de Casos de Violencia de Género en la UNAM”, que comprende
del 9 de junio de 2018 al 7 de junio de 2019, 436 personas presentaron
una queja por posibles hechos de violencia de género, identificándose a
385 personas presuntas agresoras, a 10 denunciados no se les encontraron
elementos para iniciar el proceso formal de sanción. Al final, sólo 53
por ciento obtuvieron una sanción.
En el caso de la Facultad de Economía el sitio del plantel indica que
de agosto de 2016 a febrero de 2020 se han presentado 43 quejas por
hechos de violencia contra las mujeres.
Azul, Silvia, Violeta y Angie, unas jóvenes entre los 18 a los 23
años de edad, admiten que sostener un paro feminista en medio de la
pandemia no ha sido tarea sencilla. Las autoridades de la UNAM les han
pedido que abandonen las instalaciones por salud, los maestros
aprovechan la modalidad de clases en línea para olvidar que existe el
paro, y no todas las estudiantes han podido acudir en apoyo. No
obstante, resisten para que en la “nueva normalidad” las autoridades
generen las condiciones de desarrollarse en espacios libres de
violencia.
COVID-19 y Sindicatos, las resistencias al paro
En la Facultad de Economía de la UNAM las alumnas tratan de abrirse
camino en un espacio masculinizado, señalaron que un 70 por ciento del
alumnado son hombres: “La ciencia económica está dominada por hombres,
por la interpretación masculina. A pesar de que hay una especialidad de
género -en la UNAM- solamente está a nivel posgrado y es para muy poca
gente, además, siempre se le ha denostado”.
Entonces, son a ellos a los que deben de convencer que tienen derecho
a una educación en espacios seguros. Pasaron 3 meses hasta que los
directivos de la Facultad aceptaron el 18 de mayo iniciar mesas de
trabajo virtuales para revisar el pliego de peticiones de las MOFE. “Fue
apostarle al desgaste, estamos en un contexto de pandemia y nosotras
dijimos no, no podemos soltar cuando lo que estamos pidiendo es
necesario. Apostaron al desgaste y al silencio”.
Ahora todos los lunes las Mujeres Organizadas se reúnen con el
director de la Facultad de Economía, Eduardo Vega López, y acompañan el
proceso una Comisión de Consejo Técnico integrada por portavoces de la
Rectoría de la UNAM, Abogacía General, Coordinación de Igualdad de
Género, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) y la
defensoría de Derechos Universitarios. Entre sus integrantes sólo hay
dos mujeres.
Algunas de las demandas son la creación de una Unidad de Género
Especializada para la prevención, atención, sanción y erradicación de la
violencia contra las mujeres; resguardar los datos personales de
quienes deciden levantar una queja o denuncia; incluir la violencia
digital como un ámbito en el Protocolo para la Atención de Casos de
Violencia de Género de la UNAM -creado en 2016-; armonizar las sanciones
aplicables a los trabajadores con lo estipulado en la Ley Federal del
Trabajo; acceso a la información respecto a los casos de violencia de
género en la Facultad de Economía.
Pero es en una exigencia central del movimiento en la que han enfrentado un cerrazón: la expulsión definitiva de los profesores y alumnos encontrados culpables de violencia contra las mujeres. En
el pliego piden la “rescisión de contrato de forma inmediata a los
trabajadores de base, trabajadores académicos y trabajadores de
confianza, que cuenten con actas ante la Unidad para la Atención de
Denuncias de la UNAM (UNAD) o el Ministerio Público por violación, abuso
sexual u otras violencias que constituyan un delito en el cual se les
encuentre culpables”. Ello ha causado la molestia principalmente de los
Sindicatos y profesores.
Las alumnas explicaron que el Sindicato de Trabajadores de la
UNAM (STUNAM) junto al AAPAUNAM, ha pedido que se desconozcan los
acuerdos llegados en las mesas de trabajo, específicamente el
referente a la suspensión provisional de quienes son acusados por
violencia de género. El 27 de julio también un grupo de profesores envió
una carta al director de la Facultad de Economía donde argumentan bajo
el principio de la “presunción de inocencia” que “será ilegal si las
autoridades universitarias vuelven normas que no tendrá consecuencias
legales quien calumnie, produzca daño moral o discrimine bajo el
pretexto de la ‘protesta feminista’”.
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La dirección de la Facultad de Economía respondió a los profesores
que la suspensión provisional de los presuntos responsables de las
quejas está estipulado en el Protocolo para la Atención de Casos de
Violencia de Género en la UNAM, y ocurre sólo en casos en los que se
considera resguardar la seguridad e integridad física y psicológica de
la víctima, mientras se realiza la investigación.
Las paristas señalaron que estas reacciones son el temor de los
agresores quienes comúnmente se libran de las acusaciones incluso de
casos graves como una violación sexual.
“Jamás intentan -los Sindicatos- que salga ningún pronunciamiento o apoyo hacia el derecho de las víctimas. Ahora los Sindicatos defienden los derechos de los trabajadores pero jamás han dicho cuáles son sus protocolos que tienen cuando uno de sus trabajadores es responsable de una violación, limitan el de por si escueto Protocolo que tiene la UNAM”.
Además, la violencia de género ya se encuentra reconocida como una
falta grave en los Estatutos Generales de la UNAM, una reforma que se
incorporó en febrero de 2020 por la presión que ejercieron las
estudiantes al paralizar distintos planteles; y el pasado 7 de agosto,
finalmente la Universidad definió las sanciones contra quienes cometan violencia de género.
Una “nueva normalidad” sin violencia
“¿Qué está de fondo, que tengamos que tomar un edificio, parar las clases, para que seamos escuchadas por las autoridades?” planteó
una de las paristas. Estar encerradas en un edificio de la universidad
más grande de América Latina, en medio de una pandemia, no es un gusto.
La joven responde a su pregunta: es muestra del desinterés a sus
exigencias. “Han apostado al desgaste desde lo local como en Rectoría”.
Reconocen incluso, que si las demás tomas terminaron no fue porque se
cumplieron por completo los pliegos petitorios, que seguirán dando la
lucha desde sus espacios hasta el regreso a clases presenciales.
Así como han enfrentado resistencias al paro, las Mujeres Organizadas
de Economía han recibido gestos de solidaridad de otras maestras y
maestros que no imparten clases en línea como respeto al paro, en redes
sociales se ha abierto un debate sobre las violencias que enfrentan las
mujeres en las aulas, “son pocas pero las chicas desde sus casas están
dando la batalla, se sienten valientes. Si vemos que hay un pequeño
cambio de costumbres en esta Facultad”, declararon.
“He aprendido más de compañeras de esta Facultad, con las que se está
haciendo la toma, que lo que he aprendido en mi carrera de Economía”,
dijo entre risas otra de las jóvenes.
“Sabemos que otras chicas de la carrera que no conocemos, esta lucha es para ellas, los semestres que les quedan y también para compañeras que no conocemos y no vamos a conocer, que van a venir de otras generaciones a esta Facultad, y que les dejamos un granito de esperanza de que los derechos de nosotras no están a discusión, no están a votación”.
La última mesa de trabajo de las MOFE con la autoridades de la
Facultad de Economía se realizó el 24 de agosto, el pliego de peticiones
fue elaborado con la asesoría de las abogadas Sayuri Herrara Román
(litigante en el caso de feminicidio de Lesvy Berlín Rivera Osorio, ocurrido en UNAM) y Mara Muñoz Galván.
20/HZM/LGL
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