Autor:
Érika Ramírez @erika_contra
Introducido a México por la trasnacional Monsanto, el glifosato ha dejado un rastro contaminante en territorio nacional. El Conacyt revela afectaciones en tortillas, harinas, leche materna, sangre y orina; también Áreas Naturales Protegidas, agua y cultivos mexicanos. Organizaciones campesinas identifican a también a Dupont y Syngenta como las principales comercializadoras de ese fertilizante carcinógeno en territorio nacional
Un estudio ordenado por el presidente Andrés Manuel López Obrador al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), encabezado por la científica María Elena Álvarez-Buylla Roces, revela que el glifosato ha dejado en México una estela contaminante, dispersa en cultivos y aguas. Los resultados son desalentadores: hay presencia de este herbicida carcinógeno en tortillas, harinas, leche materna, sangre y orina, pero también en Áreas Naturales Protegidas.
Se trata del Expediente científico sobre el glifosato y los cultivos GM que documenta que el agroquímico, introducido al mercado por la trasnacional Monsanto desde 1974, tiene una correlación entre el aumento de más de 20 enfermedades: oncológicas, endocrinas, metabólicas y neurodegenerativas, así como trastornos sistémicos, y el herbicida.
El herbicida, defendido por el ala conservadora y proempresarial del
gabinete para mantenerse en las siembras del país, ha sido tema de
desacuerdos internos entre los servidores públicos del más alto nivel.
También, ha provocado las manifestaciones del sector privado en contra de retirar este agroquímico paulatinamente, bajo el argumento de que se caerá la producción en México y se impactará en la economía.
Organizaciones campesinas identifican que esta situación responde a
los intereses comerciales y personales que hay al interior del gabinete.
Por un lado, vinculan a Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la
Presidencia de la República; con sus otrora negocios relacionados con
Grupo Plenus, corporativo enfocado a los sectores de agrobiotecnología,
biología sintética, educación y servicios financieros, del que fue
presidente.
También, señalan al propio Víctor Villalobos, titular de la
Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), quien
anteriormente estuvo al frente del Instituto Interamericano de
Cooperación para la Agricultura (IICA), señalado como uno de los
organismos al servicio de las trasnacionales del agro.
El titular de la Sader también está involucrado personalmente con
Julio Scherer Ibarra, consejero jurídico del Ejecutivo federal, de quien
es consuegro. Este último, fue otro de los servidores públicos
impulsores para que fuera subido el anteproyecto de decreto relacionado
con el glifosato a la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer),
comenta una fuente del gabinete, quien pidió la reserva de identidad
ante posibles represalias.
La fuente señala que la estrategia estuvo “instigada” por Villalobos e
“impulsada” por Scherer; mientras el presidente salía de gira al norte
del país. El hecho se dio el 3 de agosto, al publicar la Sader un
anteproyecto de decreto presidencial sobre glifosato, en el portal de la
Conamer, que no cumplía con los acuerdos que previamente se habían
establecido entre las Secretarías y la Presidencia de la República.
Como respuesta, al día siguiente la Semarnat publicó en su sitio web
la solicitud de una disculpa pública a la Sader por haber utilizado, sin
su consentimiento, el nombre de su titular, Víctor Manuel Toledo, en
dicho anteproyecto, pues “no sólo no refleja, sino que contradice las
instrucciones dadas por el Presidente de la República”.
Francisco Chew Plascencia, líder del Movimiento Social por la Tierra (MST), comenta que esta
situación ha generado un malestar muy fuerte de las trasnacionales, y
de diversas empresas agrupadas en el Consejo Nacional Agropecuario,
porque han impulsado desde hace décadas un paquete tecnológico que
incluye: semilla mejorada, el uso intensivo de maquinaria agrícola y de
agroquímicos, y uno de los importantes es el glifosato, producido por
DuPont, utiliza también Bayer-Monsanto y Syngenta.
“Desde hace muchos años hay una contraposición entre este paquete
contra la economía campesina y la agroecología, ésta última ha
intentado, en alianza con la agricultura campesina y familiar, tratar de
generar alternativas que cuiden el medio ambiente, que no deforesten,
que cuiden la salud”, añade el líder campesino.
Chew Plascencia expone que en los últimos años ha habido “limitados
esfuerzos científicos porque no cuentan con los recursos suficientes, ni
el apoyo de instituciones del Estado para hacerlo”, pero aún así, hay resultados para sustituir e ir hacia un paquete tecnológico agroecológico,
“el problema es que hay una resistencia muy fuerte de Monsanto y un
cabildeo político que se ve reflejado en actores como el secretario de
Agricultura, Víctor Villalobos, o el propio jefe de la Oficina de la
Presidencia, Alfonso Romo, conocidos por ser empresarios del sector
agroindustrial. Romo fundó la empresa Pulsar, que luego fue vendida a
Monsanto y desde entonces mantiene relaciones económicas”, asevera.
Hallazgos contaminantes en México
En 2017, indica el Expediente científico sobre el glifosato y los cultivos GM, fue publicado un estudio que “demostró la presencia de transgénicos y glifosato en varios alimentos hechos a base de maíz,
de alta demanda y de fácil acceso. Los productos analizados fueron:
tortillas, harinas, totopos, cereales para el desayuno y botanas”.
El documento expone que “se detectaron transgénicos en 82 por ciento
de todos los alimentos, además 30 por ciento de las muestras con eventos
transgénicos contenían residuos de glifosato y AMPA [ácido
aminometilfosfónico]. El 60 por ciento de las muestras con transgenes
tenían el evento de maíz GM tolerante al glifosato NK603”.
Hace referencia a que un año más tarde, se dio cuenta del monitoreo
de la presencia de “secuencias transgénicas en cultivos de maíz en
Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Veracruz y Chiapas. Se analizaron 1 mil 580
muestras de variedades de maíz nativo y se detectó la presencia de
transgenes en 8 por ciento. Uno de los eventos transgénicos más
recurrente fue NK603”.
El Conacyt especifica que se ha localizado glifosato en fluidos
(leche materna, sangre y orina) de agricultores y sus familias en
México y el mundo, “particularmente en infantes, adolescentes y adultos
de comunidades de Campeche, Yucatán y Jalisco”.
“El caso más reciente es el de la comunidad El Mentidero en Autlán,
Jalisco, donde se analizó la orina de 93 niñas y niños de preescolar y
primaria y 53 de secundaria; 100 por ciento de las niñas y niños
tuvieron rastros de herbicidas en su orina y la sustancia más recurrente
y peligrosa encontrada fue el glifosato”, precisa el estudio
científico.
Jesús Ignacio Simón Zamora, presidente de la Asociación Mexicana de
Productores de Bioinsumos, AC, dice que cuando la evidencia es
contundente, estamos ante un problema de salud pública, no hay asomo de
duda, “lo que pasa es que se pisan intereses muy grandes, son intereses
muy grandes. Se trata de trasnacionales que mueven muchos millones de
pesos y al tomar una decisión así, empiezan a apretar tuercas por el
lado económico”.
Además, “se ha reportado la presencia de glifosato como contaminante
en aguas costeras de la Península de Yucatán, particularmente en las
cercanas a los sitios en donde hay mayor concentración de zonas
agrícolas; también en agua subterránea y en agua para beber en
localidades de Hopelchén, Campeche, y en cuerpos de agua en Chiapas,
algunos de estos al interior de Áreas Naturales Protegidas (ANP)”.
Con información del reporte estadunidense: Perfil toxicológico para
Glifosato, del Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados
Unidos, el documento del Conacyt indica que
Por ejemplo, la polioxietil-amina (POEA) “es el compuesto que más se
utiliza como surfactante y está demostrado que puede aumentar la
toxicidad o la absorción del glifosato en las células humanas y generar
síntomas más severos.
Además, el principal producto de degradación del glifosato es el ácido aminometilfosfónico
(AMPA), que tiene “una mayor persistencia y movilidad en los cuerpos de
agua y en suelos, y también se ha demostrado que tiene efectos
perniciosos sobre la salud y el ambiente”.
Leticia López Zepeda, directora ejecutiva de Asociación Nacional de
Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), dice que el
posicionamiento de las organizaciones campesinas es que “urge” transitar
hacia un nuevo modelo agroalimentario, nutricional y saludable que
abone a la soberanía alimentaria, ya que ésta no puede existir con el
modelo agroindustrial que tenemos en México actualmente.
Este nuevo modelo implica recuperar la salud del suelo, las plantas,
de los productores y alimentación de la gente, “para nosotros, el uso de
agroquímicos y agrotóxicos tiene dos vertientes; por un lado: el daño a
la salud, la degradación de los suelos, la dependencia y, por el otro,
la dependencia de insumos externos que tienen los productores y el
control que se tiene sobre estos”.
Menciona que mientras la agricultura está empobrecida económica, social y ambientalmente, las grandes empresas tienen el control y el poder de decir sobre los demás qué producir y qué comer.
“El modelo de la Revolución Verde (que promueve el uso de paquetes
tecnológicos y agroindustriales) ha propiciado que se pierda el control y
la capacidad para decidir sobre los recursos y la vida; se ha
privilegiado la ganancia de unas pocas empresas en detrimento de la
mayoría de los productores”, critica.
La urgencia de transitar a este modelo es reducir costos; pues,
expone: “el glifosato no va solo, es parte de todo un modelo productivo
agroindustrial, a acompañado del uso de ciertas semillas, de la
resistencia a los agroquímicos, y del monocultivo uniforme y plano… Este
modelo ya se agotó, los productores lo tienen claro”.
Presidencia se niega al glifosato
Los intereses por mantener este herbicida al interior del gabinete
fueron reconocidos por el mandatario, durante su conferencia de prensa
matutina del 12 de agosto pasado, donde destacó: “Claro que hubo una
discusión, el secretario de Agricultura quiere producir, el secretario
del Medio Ambiente está en lo suyo…”.
López Obrador precisó que en su administración se decidió “no usar este agroquímico
en nada que tenga que ver con el gobierno; por ejemplo, en Sembrando
Vida no se usa, no se va a usar y limitarlo sólo a la producción
particular”.
El mandatario expuso que “este agroquímico está considerado dañino en
algunos países, se utiliza para la agricultura, sobre todo, para la
agricultura de exportación, es muy demandado por los grandes
productores, en lo que son cultivos comerciales de exportación”.
Lo que se decidió, indicó, es: “el gobierno no lo usa, ninguna
dependencia federal, se va a ir reduciendo año con año, en cuatro años
se va a eliminar, o sea, va a ser gradual y al mismo tiempo Conacyt abre
una investigación para buscar opciones alternativas”.
Para el presidente de la Asociación Mexicana de Productores de
Bioinsumos, AC, la decisión presidencial es una decisión “muy acertada”
porque el prescindir del glifosato no es como lo ha dicho el Consejo
Nacional Agropecuario de que va a bajar la producción o que va a ser
toda una catástrofe, “al contrario, el glifosato está plenamente
demostrado que tiene graves efectos contra la salud humana y contra la
salud de los suelos y el ambiente”.
Sin embargo, el ingeniero agrónomo lamenta que para quienes se dedican a generar alternativas para los cultivos, hay muchos “candados” para participar en las propuestas que permitan tomar opciones distintas a los agroquímicos,
“pues se nos toman como productores de bioplaguicidas y
biofertilizantes y nos meten casi casi con los mismos parámetros de
cualquier fertilizante y plaguicida”.
Simón Zamora ejemplifica que para registrar un repelente a base de
ajo se necesitan llenar una serie de requisitos que se hicieron para la
industria química, “ahí es donde estamos atorados en Cofepris [Comisión
Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios]. Nuestros trámites
de registro de productos están atorados porque no se ha definido bien
que realmente no son de riesgo”.
Daños a la salud |
• Dolores de cabeza frecuentes, fatiga, ansiedad, irritación de
mucosas y piel, alergias en personas que están expuestas
ocupacionalmente.
• En ambientes acuosos, causa irritación ocular y penetra en las membranas celulares, lo que genera alteraciones. • Daños en distintos órganos y sistemas. • Relacionado con el desarrollo de enfermedades metabólicas y neurológicas. • Actúa como disruptor endócrino y agente causante de serios desórdenes en el sistema reproductivo. • Potencial genotóxico, desarrollo de cáncer de distintos tipos (leucemia, melanoma, mieloma múltiple, linfoma no Hodgkin, así como cavidad oral, próstata, tiroides, colon, pulmón, recto, páncreas, riñón, vejiga y próstata). • Produce estrés oxidativo, que a su vez se relaciona con el desarrollo de varias enfermedades crónico degenerativas. |
Fuente: Expediente científico sobre el glifosato y los cultivos GM, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
Daños al medio ambiente |
• Glifosato, ácido aminometilfosfónico (AMPA) y polioxietil-amina
son contaminantes ambientales muy extendidos en los suelos, sedimentos y
ecosistemas microbianos, cuerpos de agua (superficiales y
subterráneos), incluso en agua potable, ambientes marinos, entornos
urbanos, periurbanos y agrícolas.
• La acumulación y persistencia del glifosato, con la consecuente
generación de AMPA, puede alterar la estructura y composición de las
comunidades acuáticas y terrestres, lo que implica un riesgo ecológico
notable. • Daños en especies acuáticas y alteración de los ecosistemas marinos y de agua dulce. • Inhibición de microorganismos benéficos para el suelo, así como la flora bacteriana intestinal. • Efectos directos e indirectos en las poblaciones de insectos benéficos con su consecuente decremento. • Proliferación de las llamadas “malezas agresivas”. |
Fuente: Expediente científico sobre el glifosato y los cultivos GM, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
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