Juan Tonda*
En las semanas recientes
ha habido evidencia científica de que el gobierno federal debe
establecer el uso de cubrebocas como obligatorio para toda la población.
Esto sin abandonar las medidas señaladas por la Secretaría de Salud de
conservar la sana distancia de dos metros, lavarse las manos
frecuentemente durante más de 20 segundos y quedarse en casa.
En una conferencia que dictó el pasado 14 de agosto, en El Colegio
Nacional, el doctor Mario Molina, premio Nobel de Química 1995, titulada
Cubrebocas, aerosoles y contagio viral, que todos los mexicanos deberían ver en YouTube (https://www.youtube.com/watch?v=Kj73JnWIzwA), el investigador explica que existen dos formas en que se puede propagar el Covid-19, una es a través de las gotas más grandes que se producen cuando tosemos o estornudamos y que se quedan en las superficies. Al tocarlas y llevarnos las manos a la boca, nariz y los ojos pueden infectarnos. Y una segunda forma es la transmisión en el aire a través de los aerosoles que son partículas de menos de 2.5 micras de diámetro, que pueden durar horas en una habitación.
Para las partículas más grandes ya se habían establecido las medidas
para evitar el contagio que son las que conoce toda la población. Sin
embargo, explica el premio Nobel, cuando se vio que el nuevo coronavirus
también se transmite en el aire, por este segundo tipo de partículas,
se encontró a partir del análisis de los datos de muchas naciones, que
el uso de cubrebocas de doble tela de poliéster reduce el contagio de
Covid-19 en 70, 80 y 90 por ciento, lo cual ha permitido que la curva de
contagios decline y con ello las muertes disminuyan en menos tiempo. Un
estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que
un cubrebocas con tres capas de poliéster es 93 por ciento efectivo y
uno con tres capas de licra-algodón-poliéster 87 por ciento. Así, que
cuando traemos puesto el cubrebocas, las partículas pequeñas se quedan
atrapadas en las fibras. Al llegar a nuestra casa podemos lavar el
cubrebocas con agua y jabón y volverlo a usar.
Otro aspecto positivo del uso de cubrebocas es que no únicamente nos
protege de las personas con las que nos cruzamos para que no nos
contagien, sino que, además, nosotros –si fuéramos portadores del virus–
no contagiemos a los demás. Así que la protección es en ambos sentidos.
El doctor Mario Molina señala que es una responsabilidad del gobierno
el hacer obligatorio el uso de cubrebocas y no se trata de una medida
coercitiva como se ha señalado en algunos foros, sino de una medida de
seguridad, como se hace con el uso del cinturón de seguridad para
quienes circulan en un automóvil o autobús de pasajeros.
Hemos visto en repetidas ocasiones que Claudia Sheinbaum, jefa de
Gobierno de la Ciudad de México, ha aparecido en público portando
cubrebocas.
Pero sabemos que los presidentes en Estados Unidos y en México no acostumbran hacerlo, y eso es por falta de información científica. Porque la información ya está muy clara, señaló el premio Nobel.
“Y creo que es importantísimo darle el mensaje a la sociedad que sí
tenemos la solución, sí podemos controlar el crecimiento –de casos
positivos–. Pero todavía no podemos abrir los contactos a toda la
sociedad, a pesar de los impactos económicos, porque si seguimos
haciendo lo que estamos haciendo, hasta hoy nos vamos a tardar mucho en
resolver el problema.”
A escala mundial hay una mortalidad promedio por el Covid-19
–entendida como número de fallecidos dividido por el número de casos de
infectados– de alrededor de 5 por ciento. Y en México, se tiene 10 por
ciento y, por ejemplo, en Morelos es de alrededor de 20 por ciento, es
decir cuatro veces más.
¿Cómo podemos evitar el crecimiento de los contagios y las muertes,
además de seguir las medidas que ha señalado la Secretaría de Salud? La
respuesta la ha dado nuestro premio Nobel mexicano, el doctor Mario
Molina:
¡Usen cubrebocas!
* Instituto de Energías Renovables, UNAM.
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