La huelga de hambre del Sindicato de Electricistas
La huelga de hambre del SME está en marcha. Hoy el principal problema es romper el cerco informativo: en la mayoría de los periódicos y noticieros no se dice nada sobre esta huelga de hambre.
Los Brigadistas-UNAM | Rebelion.org |
Desde el 11 de octubre de 2009, los compañeros electricistas han visto actuar en su contra a todo el aparato estatal. Empezó Javier Lozano, al mando de la secretaría del trabajo, congelando las cuentas sindicales y negándole la toma de nota a Martín Esparza, además de generar división interna a través de Alejandro Muñoz. Siguieron el ejército y la policía federal tomando por asalto las instalaciones de la compañía de Luz. Siete meses después las instalaciones siguen tomadas y están siendo saqueadas y desmanteladas por los efectivos de esas corporaciones.
El mismísimo presidente Felipe Calderón decretó la extinción de Luz y Fuerza en medio de una salvaje campaña de desprestigio, sin dar ninguna prueba de sus acusaciones contra los trabajadores, y ahora sabemos que para mantener como reservados los expedientes que supuestamente fundamentan su decreto, Calderón trata al sindicato como una organización terrorista, cuyas acciones pueden poner en peligro la estabilidad nacional. Su achichincle Gómez Mont, al mando de la secretaría de gobernación, se ha dedicado cerrar toda posibilidad de negociación real.
La cámara de diputados se negó a solicitar un amparo por la inconstitucionalidad del decreto, los coordinadores parlamentarios de los partidos no hicieron nada en la comisión de los notables y la comisión pluripartidista tampoco ha logrado ningún avance sustancial.
Y las televisoras, la mayoría de los periódicos y de los noticieros de radio, pasaron de las calumnias y mentiras contra los trabajadores, al cerco informativo dando por muerto al SME.
Es sorprendente cómo todo lo anterior no ha logrado doblegar la decisión de lucha de varios miles de electricistas y cómo, al paso del tiempo, cada cosa ha ido quedando en su lugar: han caído por tierra las mentiras y calumnias del gobierno, han ido quedando claras las intenciones privatizadoras de Calderón, y ha seguido creciendo la simpatía popular hacia el SME. Cada uno de los electricistas que resiste, se ha convertido en un verdadero luchador social y se ha afianzado en su convicción.
La huelga de hambre
El domingo 25 de abril, 12 compañeros electricistas iniciaron una huelga de hambre en el zócalo. A partir de entonces, cada día se han agregado más compañeros a la huelga de hambre, tanto en la Ciudad de México como en otras ciudades donde hay divisiones de Luz y Fuerza, y están por llegar a los 100 huelguistas.
Es sin duda una forma de lucha polémica, principalmente porque pone en riesgo la vida de los luchadores sociales en una forma muy pasiva. Hay casos en los que no hay de otra, como las luchas en todo el mundo de los presos políticos o el caso de la activista saharaui Aminatou Haidar, cuya huelga de hambre hizo que el mundo entero volteara hacia el Sahara Occidental, víctima de una cruel dictadura marroquí.
Sin embargo, la decisión está tomada y la huelga de hambre del SME está en marcha. Hoy el principal problema es romper el cerco informativo: en la mayoría de los periódicos y noticieros no se dice nada sobre esta huelga de hambre y falta mucha propaganda por parte del movimiento. El pueblo tiene muy poca información al respecto, así que una tarea inmediata en la que todos podemos contribuir es la difusión. Necesitamos inundar la ciudad de volantes y carteles que denuncien al gobierno e informen de la huelga de hambre, necesitamos que lo sepan los trabajadores de todo el país, los estudiantes, los maestros, los campesinos y todos aquellos que han manifestado su solidaridad al SME en el mundo entero. ¡No esperemos a que peligre la vida de los compañeros para que se sepa de esta huelga de hambre!
La mejor forma de fortalecer a la propia huelga de hambre es no restringir el plan de acción a ella, es llenar de vitalidad a las brigadas, realizar marchas zonales, estar presentes en los actos y movilizaciones de todos los contingentes, en una palabra, hacerle saber a todo el mundo que el SME no se rinde ni se vende.
Qué se puede esperar de la SCJN
En el terreno legal, la resolución final sobre el amparo solicitado por los electricistas está hoy en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). No podemos esperar demasiado de esta instancia por la historia que le ha caracterizado. Recordemos, por ejemplo, la resolución que emitió hace apenas unas semanas, avalando el desconocimiento de la huelga de los mineros de Cananea. Por cierto que resulta cuando menos ridículo que el secretario del trabajo, supuesto árbitro en los conflictos obrero-patronales, festeje con tal cinismo esa decisión. Más que un árbitro vendido, Javier Lozano es un canalla desvergonzado y sin la menor ética ni personal ni profesional.
Sólo la presión social hará que los magistrados emitan una decisión favorable al movimiento y no su buena voluntad como personas o su pericia jurídica. No podemos ignorar que son parte del mismo engranaje estatal de Calderón, Gómez Mont, Javier Lozano, la jueza Coutiño y casi todos los diputados y senadores. Por eso, compañeros, la fuerza del movimiento tiene que desplegarse con toda la vitalidad de que es capaz, acudir a sus aliados naturales: los de abajo, volverse una pesadilla para Calderón y los suyos. Eso y sólo eso definirá hasta dónde podrá llegar esta lucha.
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