3/27/2011

Una entrevista más


Samuel Schmidt
schimdt@mexico.com

Calderón llegó a Washington y al estilo mexicano decidió ventilar en los medios parte de la agenda que trataría con el presidente Obama. En primer lugar puso el asunto de la molestia que tiene con el embajador de Estados Unidos en México contradiciendo las primeras reacciones oficiales sobre el sentir del gobierno mexicano (que no de toda la sociedad) sobre las filtraciones que hizo Wikileaks.

Primero no les importaba y ahora resulta que Calderón hace públicas sus molestias y las del ejército porque el embajador envió un cable donde decía que debido a la ineficacia del ejército se había enviado a la marina a detener a un narcotraficante de altos vuelos en Cuernavaca.


El embajador no estaba diciendo nada confidencial, sino que ese argumento es vox populi en México y ha sido animado por el gobierno. Si algún funcionario se lo mencionó al embajador, sin duda pecó de inocente, porque las charlas con un diplomático de alto nivel no equivalen a secretos de confesión, porque estos además tampoco son tan secretos.


Se dice que la última visita de Hillary Clinton a México fue en parte para atender la molestia que había en Los Pinos con el embajador, luego entonces, si el presidente Calderón la llevó para su encuentro con Obama quiere decir que la visita de Clinton fue infructuosa y por lo tanto se pidió la remoción del embajador.


El tema no es si son uno o muchos los cables del embajador, la preocupación de Calderón son las llamadas de atención cada vez más frecuentes en diversos ámbitos estadounidenses sobre la descomposición policíaca en México y en la base del problema está el error de Calderón de militarizar un problema delincuencial, sugerencia de un ex guerrillero que posiblemente Washington vio con buenos ojos en su momento pero ahora aborrecen el rumbo que ha tomado.

Los comentarios sobre el estado fallido en México y el establecimiento de condiciones para la intervención han salido del congreso, del ejército y del gobierno de Obama. Cuesta trabajo pensar que militares de muy alto rango y funcionarios de muy alto nivel se hayan ido por la libre sin la autorización gubernamental para esos comentarios, porque tampoco los desautorizo. Calderón se quejó públicamente que el cable del embajador equivale al “no me ayudes compadre”.

Sería bueno que explicara en qué sentido el embajador debe ayudarlo, o si Los Pinos perdió de vista que el señor Pascual sirve a los intereses de su país y la alerta sobre la descomposición del ejército es útil para las decisiones de Washington. Adquiere vigencia un chiste que se les ha hecho a muchos presidentes mexicanos.
Llega Calderón y le dice a su esposa: - Margarita prepárate que me voy de embajador a Medio Oriente. Margarita le responde: - ¿Estás seguro? No nos podemos ir, después del trabajo que nos costó que tomaras posesión, de arreglarte las casacas militares para que no te veas chaparrito, asegurar una buena educación para los niños, lograr borrar la imagen de Martita y que piensen que soy la mujer más inteligente del país. Deja que le pregunte a Michelle Obama.

Después de un rato regresa y le dice: - Ay Felipito, no te preocupes, me dijo Michelle que Obama te va a mandar un embajador para que te medio oriente. La relación de México con Estados Unidos siempre ha sido muy complicada, desde Fox México empezó a hundirse como una potencia media y descartó sus pocas cartas para la negociación bi-lateral –el caso Cuba por ejemplo- y el gobierno ante su debilitamiento creciente optó por ponerse de rodillas ante un vecino poderoso. Calderón ha seguido la postura errática de Fox en política internacional, tal vez porque ambos son egoístas, carecen de talla de estadista porque anteponen sus intereses personales a los de la nación.

Y de esa manera acumulan una derrota tras otra.
Obama cedió la cabeza del embajador, ¿Qué cedió Calderón? Que los agentes de Estados Unidos estén armados en México, cosa que sucede en la práctica según se comenta en la calle, que continúen los vuelos sobre México.

Seguramente Calderón encontrará una explicación sobre la agilidad para detener al asesino del agente estadounidense (Zapata) mientras no se logra detener a los responsables de las decenas de miles de asesinados. Sin duda será otro movimiento errático si el culpable lo fue con o sin confesión, con o sin pruebas, justo para dar una satisfacción internacional.
Poco de bueno le tajo a México la visita de Calderón a Washington, el se quitó de encima a un embajador molesto, y a ver a quién le mandan, lo que es una victoria pírrica, ya descubriremos lo que dio a cambio, lo que puede ser mucho.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario