3/29/2011

Sobre Alianzas, partidos y políticos...


Alberto Aziz Nassif
La encrucijada mexiquense

Sin duda la importancia estratégica del Estado de México ha centrado todas las miradas y las intenciones políticas. Como nunca antes este territorio se ha construido como la antesala de la sucesión presidencial, porque la clase política calcula que los resultados que se obtengan el próximo 3 de julio serán un buen termómetro para saber cómo viene el 2012. Pero no sólo se trata del mayor padrón electoral, más de 10.5 millones de ciudadanos, el 14% a nivel nacional, sino que ahora tiene al gobernador del PRI mejor posicionado en las encuestas de intención de voto rumbo a la sucesión presidencial. Para la oposición representa un bastión de gran valor estratégico, porque derrotar al PRI sería cambiar las coordenadas de la competencia del 2012. Pero como en cualquier gran batalla hay una encrucijada.

Mientras el PRI ha seguido
un destape dentro de las viejas formas del tapado, y milimétricamente ha cuidado que no vaya a darse una ruptura, la oposición, sobre todo el PRD, no ha dejado de mostrar su división interna y sus desacuerdos. El tema más polémico del desacuerdo se da sobre la posible alianza con el PAN. Hay dos grupos completamente polarizados, los que han apoyado las alianzas desde el año pasado, estrategia que le redituó al PRD ganar en Oaxaca, Puebla y Sinaloa y quedar en posición muy competitiva en Durango, y los que están en opuestos de forma radical a cualquier alianza con el PAN. Como en los viejos tiempos, el pleito de las izquierdas ha formado dos bloques en un abierto divorcio. Ya duermen en cuartos separados, pero nadie se ha atrevido a irse de la casa. La izquierda perredista está a un tris de partirse en dos, con todas las consecuencias negativas para su futuro inmediato. Para el panismo el caso del Estado de México le resulta menos dramático, porque no está en riesgo la unidad del partido, ni su futuro inmediato. Si va con la alianza se vuelve más competitivo, pero si va solo tampoco pierde mucho porque no tiene una candidatura fuerte.

Para la oposición hay una encrucijada. A principios de enero parecía que se había logrado una candidatura de consenso en torno a Alejandro Encinas, que tiene las mejores credenciales para competir por la gubernatura mexiquense. Sin embargo, el tamaño del adversario, que ahora sabemos que será Eruviel Ávila, ex alcalde de Ecatepec, el municipio más poblado del país, y la maquinaria de Peña Nieto, que tiene el mayor presupuesto gubernamental volcado a la campaña electoral, como lo pudimos ver en el video del Valle de Chalco, llevan a pensar que la única posibilidad de ganarle al PRI sería con una alianza con el PAN. Entre otras cosas, porque ese estado tiene dos bastiones de competencia electoral complementarios: en el norte la pugna es entre PAN y PRI y en el oriente es entre PRD y PRI, por eso una alianza los vuelve muy competitivos. La mejor carta de una alianza es Alejandro Encinas, que ya se registró como precandidato del PRD, pero el problema es que sólo está dispuesto a competir con una coalición con PT y Convergencia, pero no quiere ir con el PAN. ¿Quiere realmente Encinas ser gobernador?

Los argumentos y el razonamiento de los dos lados del conflicto perredista son: los que están a favor de una alianza consideran que la única forma de ganar es ir juntos, que se puede tener una plataforma de consenso en la mayor parte de los tem
as de gobierno y que un triunfo de la alianza modificaría completamente el escenario del 2012, porque una derrota de Peña Nieto en su propio estado lo debilitaría de forma importante. Los que no quieren la alianza, López Obrador y su grupo, simplemente dicen que no pueden ir con el partido que les robó la presidencia en 2006, que es el partido de un gobierno usurpador, que son sus adversarios y, además, consideran que pueden ganar solitos.
La cons
ulta ciudadana que se realizó el domingo pasado deja un dato interesante: con el 85% de las mesas computadas el resultado por el sí a la alianza es de 76% y los que están en contra quedan en 19%. Este ejercicio fue muy positivo por su carácter ciudadano, por haberse realizado sin violencia, ni incidentes mayores y por haber dado un resultado muy claro. Con estos datos, el PAN y el PRD tendrán que decidir cómo llegarán a la contienda mexiquense. Cuando se tiene una encrucijada por delante, quizá lo mejor es hacer una estrategia de emergencia, es decir, en caso de que no se logré concretar la alianza, quizá la salida sería hacer algo similar a lo que sucedió en Guerrero, pero con un candidato de izquierda: que el panismo le baje el perfil a su candidato y se fortalezca a Encinas. Veremos cómo enfrentan la encrucijada el PAN y el PRD en los próximos días…

Investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS)

Alejandro Encinas Rodríguez

Unificar las izquierdas en el Estado de México

Uno de los rasgos característicos de la política y de los políticos mexicanos, es que nadie dice realmente lo que piensa, y cuando lo dice, nadie lo cree o cuando menos se pone en duda. No es mi caso. Desde un principio he sido claro en los propósitos y objetivos que me he propuse cuando decidí participar en la selección del candidato del Partido de la Revolución Democrática para gobernador en el Estado de México: Evitar la división del PRD; favorecer la construcción de un frente electoral de las izquierdas para competir por la gubernatura; e impedir el inicio de un camino sin retorno que llevaría a la izquierda a participar dividida, con dos candidatos en la elección presidencial del 2012.

Estoy convencido de que ese es el papel que me corresponde cumplir en este proceso, por lo que seguiré trabajando por la unidad del PRD, la unidad de las izqui
erdas y por participar con un solo candidato, un proyecto plenamente diferenciado del PRI y del PAN en el Estado de México y en la elección Presidencial. Por lo que, desde un principio, señalé sin zigzagueos ni ambigüedades, que no seré el candidato de una coalición entre el Partido de Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, lo cual ratifico: No seré candidato de una coalición entre el PAN y el PRD y seguiré trabajando por la unidad de las izquierdas.

Declaré t
ambién que me sujetaría, al igual que cualquier militante de mi partido, a las normas y disposiciones estatutarias, lo que he cumplido puntualmente al registrarme como precandidato de acuerdo con la convocatoria emitida por el Consejo Estatal, y si bien el fin de semana se realizó una consulta convocada y promovida por las dirigencias del PAN y del PRD, faltan aún diversas etapas para decidir cómo participará el PRD en las elecciones en el Estado de México y quién será su candidato. Y estas definiciones tienen un calendario puntual que pasa por el Consejo Nacional, convocado para el próximo 2 de abril, y la aprobación de la coalición y la elección del candidato que resolverá el PRD en el Estado de México el 10 de abril.

Ante ello, el próximo jueves 31 de marzo, solicitaré licencia como Diputado Federal, para dar el debate y la
pelea, insistiendo que el Consejo Estatal del PRD apruebe la conformación de un frente electoral de las izquierdas.

Las próximas semanas son de gran importancia para el devenir de la izquierda. Aspiro a ser el candidato de mi partido, pero también del Partido del Trabajo, del Partido Convergencia y del Movimiento Regeneración Nacional. Estoy convencido que la unidad nos genera condiciones para ganar la elección, por lo que convoco
a los dirigentes y a la militancia del PRD en el Estado de México, a dar este debate privilegiando nuestra unidad y la construcción de un proyecto desde la izquierda y las fuerzas progresistas, que derrote al pasado autoritario y conservador que representa el priísmo mexiquense; construya el Proyecto de Nación que requiere México, y gane la Presidencia de la República en el 2012.

alejandro.encinas@congreso.gob.mx
Coordinador de los Diputados Federales del PRD

José Antonio Crespo
PRI, el lujo de ser el mismo

El destape del candidato priísta a la gubernatura del Estado de México es una réplica del modelo utilizado por ese partido en su época de oro. Hubo varios aspirantes que hasta el final eludían mostrar su interés en competir. Lo único que podían hacer los analistas era futurismo, es decir, hacer cálculos e interpretar las señales emanadas por el gran elector, en este caso el gobernador Enrique Peña Nieto, para adivinar quién sería el bueno. En este caso, desde tiempo atrás se perfilaron dos principales “tapados”: Eruviel Ávila y Alfredo del Mazo. Eruviel surgió de abajo, tiene arrastre popular y representa la cultura del mérito. Del Mazo es el junior de una antigua e influyente dinastía política. Lo novedoso fue, desde luego, el cambio de candidato de último momento.

Del Mazo era el bueno, sin duda. Incluso había preparada propaganda a su nombre. La versión más probable de ese viraje se debió a la posibilidad de que Eruviel, pese a sus declaraciones, podría irse como candidato de la coalición PAN-PRD. Al menos eso podía entreverse cuando, contrariando el desdén de Peña Nieto por la eventual coalición, señaló: “Una posible alianza entre el PAN y el PRD no la podemos subestimar” (5/mar/11). Algunos vimos en ello una advertencia velada. Todo sugiere que Eruviel jugó bien esa carta hasta el final. Pese a ese cambio, el gran elector siguió siendo el jefe nato del partido, en este caso el gobernador (un despistado radioescucha preguntaba el viernes dónde estarían ubicadas las casillas para votar por el candidato priísta). Pero Eruviel insiste en que su designación fue democrática. Igual decían los destapados en los sesentas.

Desde luego, a nivel nacional, al haber perdido su árbitro supremo, el PRI ha tenido que aprender a negociar horizontalmente entre sus diversos líderes. Pero en las entidades donde aún gobierna en general ha mantenido las viejas prácticas y formatos de toma de decisiones; de manera vertical y unilateral con la pasividad y obediencia de los diversos grupos, sectores, corrientes y dirigentes. Lo llamativo de este caso es que justo ahí es donde más claramente se ha dado el cambio generacional dentro del partido, ahí gobiernan los jóvenes que presuntamente provocarían una nueva forma de hacer política, que dirigirían una renovación política del partido. Peña Nieto, Del Mazo y Ávila son prototipo de esa nueva generación que ha relevado a la vieja clase priísta, pero sin modificar sus usos y costumbres. Son éstos los jóvenes de quienes Vicente Fox asegura: “Qué bueno que nos deshicimos de aquel (viejo) PRI. Si (el PRI) ha de regresar a gobernar, pues que sea con una nueva generación, que tenga una nueva forma de pensar y, sobre todo, con convicción de libertad de democracia, transparencia y de rendición de cuentas y de buen gobierno” (1/jul/10). ¿De qué habla Fox? Jamás entendió lo que ocurría en su entorno.

Por otro lado, se podría pensar que un partido ex hegemónico que pretende regresar al poder en contienda democrática haría el esfuerzo por mostrar nuevas prácticas, una nueva legitimidad, nuevos hábitos más compatibles con la democracia. Pero no siente esa necesidad, pues los priístas se han percatado de que los ciudadanos están dispuestos a votar de nuevo por ellos a pesar de la ausencia de renovación. Y eso, por el desastre que representan las otras opciones: un PAN ineficaz que traicionó su propio ideario e historia, y un PRD rijoso y dividido, que se alza como el mayor enemigo de sí mismo.

Por eso, el PRI se puede dar el lujo de ser el de siempre y aspirar seriamente a retornar a Los Pinos. Mientras, Alejandro Encinas rechaza la posibilidad de gobernar el Estado de México. De haber aceptado la candidatura aliancista, con los votos que el PAN está dispuesto a darle, no se hubiera transformado en un panista, como no lo ha hecho, ni lo hará, el ganador de la elección a gobernador en Oaxaca, Gabino Cué. Pero su rechazo no es por fidelidad a principios, como se afirma, sino por razones estratégicas en la pugna de Andrés Manuel López Obrador por la candidatura presidencial. Algo muy distinto. Cuando los obradoristas aplaudían con fuerza la decisión de Encinas, en su fuero interno los priístas lo hacían con mayor sonoridad. La izquierda vuelve dar la espalda a un posible y crucial triunfo. Por eso el PRI se puede dar el lujo de ser el mismo de siempre.

cres5501@hotmail.com
Investigador del CIDE

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