Por CHRIS HAWLEY | AP
Unas cuantas camareras de hotel dicen que a menudo sienten cierta inquietud cuando deslizan la tarjeta para abrir la puerta y entrar a limpiar un cuarto. ¿Con qué se pueden encontrar?
Unas cuantas camareras de hotel dicen que a menudo sienten cierta inquietud cuando deslizan la tarjeta para abrir la puerta y entrar a limpiar un cuarto. ¿Con qué se pueden encontrar?
Argelia Rico se topó con un hombre desnudo que se masturbaba viéndola. Kimberly Phillips apenas abrió la puerta le saltaron encima dos perros que le mordieron una pierna.
Esta semana, el ex director del poderoso Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, fue acusado de agredir sexualmente a una camarera en su suite de 3.000 dólares la noche en el Hotel Sofitel en Nueva York.
Grupos de trabajadores y de camareras de hotel han reportado por lo menos otros 10 ataques en Estados Unidos en los últimos años, desde Gaithersburg en Maryland, un suburbio de la capital Washington, hasta la remota Grand Island, en Nebraska.
Los grupos laborales dicen que muchos más casos quedan sin reportar porque las víctimas son inmigrantes indocumentadas o porque los hoteles temen espantar a los clientes. Muchos hoteles despidieron a efectivos de seguridad durante la recesión, lo que deja aun más vulnerables a las trabajadoras, dijeron.
"Es un trabajo peligroso", afirmó Yazmin Vázquez, quien trabaja en un hotel en Chicago. "Estos clientes creen que pueden usarnos para todo lo que quieren porque no tenemos el poder que tienen ellos o su dinero".
Anthony Roman, un consultor con sede en Long Island, en el estado de Nueva York, que se ha pasado 30 años en tareas de seguridad para hoteles, dijo haber visto decenas de incidentes que involucraron a camareras, desde proposiciones de borrachos hasta violaciones.
"No son hechos infrecuentes", observó.
Roman dijo que mientras los hoteles tratan de asegurarse de que las camareras no estén solas durante todo su turno, "si hay un depredador sexual nato, todo puede pasar".
En el hotel de lujo en Toronto donde Andria Babbington trabajó durante 17 años, las mucamas odiaban sobre todo preparar las camas para la noche.
Algunos hombres colocaban dinero sobre la almohada, solicitaban favores sexuales y decían a las camareras que podían llevarse el dinero al salir, dijo Babbington.
Otros apelaban a un recurso menos directo: preguntaban a la camarera sobre su país de origen y cuántos familiares debía mantener. Y después de preguntarles lo que les pagaba el hotel, les hacían un ofrecimiento de dinero a cambio de sexo.
Un huésped le insistió a Babbington durante días que hicieran un trío con su esposa. Ella optó por ocultar la identificación con su nombre cuando limpiaba el cuarto del individuo. Si una camarera reaccionaba indignada, el huésped podía quejarse, dijo.
"Cuando ellos se quejaban, la gerencia les enviaba una canasta con frutas al cuarto y le ofrecían un descuento para su siguiente estadía", agregó. "Se convirtió en la norma, y nosotras no podíamos hacer nada".
Actualmente organizadora sindical, la mujer de 45 años dijo que oye historias similares de trabajadoras en otros hoteles.
Muchos hoteles han adoptado políticas destinadas a proteger a las camareras, como impedirles limpiar cuartos mientras están ocupados. Una práctica común es mantener la puerta abierta con el carrito donde llevan los enseres de limpieza.
Vázquez, de 40 años, dice que empezó a usar vestimenta extra debajo de su uniforme después que un huésped importante entró en un baño que estaba limpiando y dejó al aire sus genitales en agosto. También usa una chaqueta que le llega hasta el muslo.
"Todo sea para ocultar la figura", explicó.
Algunos hoteles solamente envían empleados varones a un cuarto tarde por la noche si las computadoras muestran que un huésped está mirando películas pornográficas, dijo Carl Boger, decano académico en la escuela de hotelería de la Universidad de Houston.
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