Irma E. Sandoval
La valentía, imaginación política y fraternidad de los miles de participantes en el movimiento del 15 de Mayo surgido en Madrid y otras capitales españolas, constituyen el más bello homenaje que pudo haberse organizado al 80 Aniversario de la República Española. Todos los discursos huecos preparados para la ocasión por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y los partidos y actores políticos tradicionales fueron rebasados por el entusiasmo y clarividencia de una juventud que sabe que "un mundo mejor es imperativo".
Una tendencia similar ocurre en nuestro país. Más allá de la indiferencia, desgano y posibles irregularidades que marcaron la organización por el gobierno federal de los festejos del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, cuyo costo ascendió a más de 45 millones de dólares, el verdadero homenaje a estas gestas históricas está siendo desplegado por el emergente movimiento por la paz con justicia y de repudio a la criminal guerra de exterminio del pueblo mexicano. Como en los tiempos de la Revolución mexicana, el norte del país se vuelve epicentro hoy de la transformación social y la consigna de "Todos somos Ciudad Juárez" adquiere una resonancia fundamental.
Así como en Madrid los jóvenes rechazan un bipartidismo que simula una aparente confrontación ideológica para esconder la total coincidencia en las decisiones fundamentales de sometimiento al poder del capital financiero, en México estamos ante la emergencia de un movimiento de nuevo signo y que rechaza a las tres principales fuerzas electorales. Tal y como en España se exigen nuevas instituciones y se desafían las absurdas prohibiciones de la Junta Electoral de Madrid a las manifestaciones, en México se despliegan acciones de resistencia civil de gran alcance como la marcha del 8 de mayo y las iniciativas convocadas por No + Sangre.
De la misma manera que del otro lado del Atlántico se busca combatir la manipulación mediática y la impunidad de los responsables de la actual crisis económica, en México la exigencia del fin de la corrupción, de la destitución de García Luna y del castigo a los responsables de los más de 40 mil muertos oficialmente reconocidos es una demanda que hoy nadie puede acallar. No es gratuito a este respecto las casi 10,000 firmas que en tan sólo un par de semanas ha concitado la petición de juicio a Calderón y sus más cercanos colaboradores ante la Corte Penal Internacional.
Sin embargo, a pesar de tantas coincidencias, también hay una gran diferencia entre el discurso anti-partidista de los jóvenes españoles y las tendencias anti-electorales de expresiones que dentro del movimiento mexicano han abogado por el llamado al voto nulo y las candidaturas ciudadanas. Mientras que para los primeros, se trata de avanzar hacia la verdadera democratización de la vida pública, el discurso y propuestas de los segundos podría llevarnos a preparar el terreno para la más abierta dominación de los poderes facticos de siempre.
En Madrid, antes que un rechazo existe una reivindicación de la política. El movimiento del 15 de Mayo busca concientizar a sus partícipes de la dominación de lo que ellos llaman la "mercadocracia" y aspiran a tomar el poder de forma autogestiva. En esta búsqueda, los jóvenes de Madrid subrayan la solidaridad con la clase obrera, los inmigrantes y los sindicalistas, mientras que para los "anulistas" mexicanos cualquier organización que tenga que ver con el Sindicato Mexicano de Electricistas o cualquier otra organización popular es mirada con resquemor y sospecha.
Los jóvenes españoles reclaman una "democracia real ya", y con tal consigna han puesto de manifiesto la naturaleza altamente defectuosa de la democracia realmente existente en España y en el resto de Europa. La contribución más importante de este nuevo movimiento ha sido demostrar que sin democracia en lo económico no es posible la democracia en lo político. Una manta en la Puerta del Sol reza: "Soy un joven sin casa, sin curro, sin pensión, sin futuro, pero sin miedo" y ello es precisamente la gran valía de esta nueva hora histórica en España, la alta concientización de estos jóvenes "sin futuro" que han logrado demostrar la falacia del binomio democracia y neoliberalismo.
La juventud española de hoy se revela como digna heredera de aquella otra generación de jóvenes de 1931. Solidaricémonos con esta digna lucha y aprendamos de ella para imprimir un sentido crítico, político y de movilización juvenil a nuestro propio movimiento emergente por una democracia verdadera.
*La autora es investigadora del IIS-UNAM
Una tendencia similar ocurre en nuestro país. Más allá de la indiferencia, desgano y posibles irregularidades que marcaron la organización por el gobierno federal de los festejos del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, cuyo costo ascendió a más de 45 millones de dólares, el verdadero homenaje a estas gestas históricas está siendo desplegado por el emergente movimiento por la paz con justicia y de repudio a la criminal guerra de exterminio del pueblo mexicano. Como en los tiempos de la Revolución mexicana, el norte del país se vuelve epicentro hoy de la transformación social y la consigna de "Todos somos Ciudad Juárez" adquiere una resonancia fundamental.
Así como en Madrid los jóvenes rechazan un bipartidismo que simula una aparente confrontación ideológica para esconder la total coincidencia en las decisiones fundamentales de sometimiento al poder del capital financiero, en México estamos ante la emergencia de un movimiento de nuevo signo y que rechaza a las tres principales fuerzas electorales. Tal y como en España se exigen nuevas instituciones y se desafían las absurdas prohibiciones de la Junta Electoral de Madrid a las manifestaciones, en México se despliegan acciones de resistencia civil de gran alcance como la marcha del 8 de mayo y las iniciativas convocadas por No + Sangre.
De la misma manera que del otro lado del Atlántico se busca combatir la manipulación mediática y la impunidad de los responsables de la actual crisis económica, en México la exigencia del fin de la corrupción, de la destitución de García Luna y del castigo a los responsables de los más de 40 mil muertos oficialmente reconocidos es una demanda que hoy nadie puede acallar. No es gratuito a este respecto las casi 10,000 firmas que en tan sólo un par de semanas ha concitado la petición de juicio a Calderón y sus más cercanos colaboradores ante la Corte Penal Internacional.
Sin embargo, a pesar de tantas coincidencias, también hay una gran diferencia entre el discurso anti-partidista de los jóvenes españoles y las tendencias anti-electorales de expresiones que dentro del movimiento mexicano han abogado por el llamado al voto nulo y las candidaturas ciudadanas. Mientras que para los primeros, se trata de avanzar hacia la verdadera democratización de la vida pública, el discurso y propuestas de los segundos podría llevarnos a preparar el terreno para la más abierta dominación de los poderes facticos de siempre.
En Madrid, antes que un rechazo existe una reivindicación de la política. El movimiento del 15 de Mayo busca concientizar a sus partícipes de la dominación de lo que ellos llaman la "mercadocracia" y aspiran a tomar el poder de forma autogestiva. En esta búsqueda, los jóvenes de Madrid subrayan la solidaridad con la clase obrera, los inmigrantes y los sindicalistas, mientras que para los "anulistas" mexicanos cualquier organización que tenga que ver con el Sindicato Mexicano de Electricistas o cualquier otra organización popular es mirada con resquemor y sospecha.
Los jóvenes españoles reclaman una "democracia real ya", y con tal consigna han puesto de manifiesto la naturaleza altamente defectuosa de la democracia realmente existente en España y en el resto de Europa. La contribución más importante de este nuevo movimiento ha sido demostrar que sin democracia en lo económico no es posible la democracia en lo político. Una manta en la Puerta del Sol reza: "Soy un joven sin casa, sin curro, sin pensión, sin futuro, pero sin miedo" y ello es precisamente la gran valía de esta nueva hora histórica en España, la alta concientización de estos jóvenes "sin futuro" que han logrado demostrar la falacia del binomio democracia y neoliberalismo.
La juventud española de hoy se revela como digna heredera de aquella otra generación de jóvenes de 1931. Solidaricémonos con esta digna lucha y aprendamos de ella para imprimir un sentido crítico, político y de movilización juvenil a nuestro propio movimiento emergente por una democracia verdadera.
*La autora es investigadora del IIS-UNAM
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