5/23/2011

La lengua maya en grave peligro

La desaparición de la diversidad lingüística disminuye nuestra capacidad de comprender el entorno, pues cada lengua encierra en sí un cosmos...
Yazmín Y. Novelo Montejo | Prensa Indígena

De acuerdo al modelo de vitalidad de las lenguas de la UNESCO. No es una noticia, tampoco un informe, más bien es la crónica de una muerte anunciada que llegará a cabo si por una parte quienes se consideran mayas no le dan un vuelco al corazón y a la historia.
Y por otra, las autoridades no facilitan el camino de una verdadera revitalización; no hablemos de rescate, no hablemos de preservación, revitalización es la palabra, es darle vida en acción a una lengua que ha ido perdiendo espacios públicos y, relegada al ámbito doméstico puede llegar al terrible fin que apocalípticamente describo al inicio.
En 2003 la UNESCO publicó el documento “Vitalidad y peligro de desaparición de las lenguas” en el que bajo un modelo ampliamente estudiado por lingüistas, sociólogos y con base en experiencias de lenguas que estuvieron en grave situación de peligro y que resurgieron (como el Maorí o el hebreo) facilita el diagnóstico, o sitúa el grado de vitalidad o peligro que enfrenta una lengua.
Bajo este esquema la lengua maya, por increíble, fantasioso o morboso que suene, se encuentra en el nivel que ostenta el título: Gravemente en peligro, me explico: De acuerdo al último censo del INEGI, el número de maya hablantes asciende a 786 113 cuando en 2000 este número era mayor con 800 291, un ligero descenso que estadísticamente nos dice poco.
Pero si leemos entre números, podemos llegar a conocer lo que silenciosamente sucede con la pérdida de la lengua maya peninsular. La nuevas generaciones no la van aprendiendo (y es que, ¿qué ganan con aprenderlo cuando no la pueden utilizar más allá de lo familiar?).
Está perdiendo espacios públicos sin encontrar nuevos usos (los medios de comunicación tienen algunos escasos 15 minutos en esta lengua porque discretamente, pareciera que no merece mayor tiempo) esta relegándose a ser una lengua de uso familiar y cuando una lengua pierde fuerza social, empieza el camino al fin.
Actualmente, no basta que una lengua haya sobrevivido miles de años, tampoco basta el número de hablantes que tiene cuando se enfrenta a un panorama en el que su uso va haciéndose menos importante, y no por el valor intrínseco de la lengua, sino por el predominio de otra, en este caso, de lenguas económicas como el español y el inglés.
En estos tiempos ¿Puede un maya hablante desarrollarse de manera completa en su lengua, sin tener dificultades? Que amaneciendo pueda estudiar en maya, leer un periódico en su lengua, prender la televisión o la radio y poder tener una oferta programática en maya, ir al trabajo y en el camino hacer uso de las señalizaciones mayas, tener que hacer un trámite y estar seguro que donde vaya habrá personal que le atienda en lengua maya?
¿Es mucho pedir? ¿Es insensato? Exigir la garantía de lo anterior de ninguna manera puede considerarse capricho de un grupo social, mucho menos de un grupo étnico, es simplemente la exigencia de respetar un derecho humano, pues toda persona tiene derecho a vivir en su lengua y su cultura, y exigirle lo contrario a favor de otra lengua es simplemente falta de ética y de respeto a la diversidad en todas sus manifestaciones.
Hoy en día, puede leerse que las pérdidas de ecosistemas enteros va afectando la salud de nuestra madre la tierra, que la pérdida de especies va afectando el equilibrio natural que va afectando de la misma manera nuestra calidad de vida en todo aspecto, económico, social, cultural.
De la misma manera, la pérdida de una lengua debe interesar en mayor medida a los hablantes, y, de igual forma a los no hablantes pues contrario a lo que pudiera parecer a quienes abogan por una lengua universal, la desaparición de la diversidad lingüística disminuye nuestra capacidad de comprender el entorno, pues cada lengua encierra en sí un cosmos, el entendimiento científico, social y espiritual del mundo que le rodea.
Cada lengua no es solamente un vehículo de comunicación, es el código genético con el cual podemos descifrar conocimientos de males y maravillas, las lenguas son todas iguales en valor, todas son importantes y cumplen funciones que sólo ellas pueden realizar en sus contextos.
La pérdida de la lengua maya entonces debe interesar sobre todo a nosotros, los mayas, quienes venimos de abuelas y abuelos que nos contaron cómo y en qué tiempo son las cosas, debe interesar a quienes respetamos a los montes y pedimos permiso para sembrar y quemar, quienes agradecemos la lluvia, quienes sabemos que la lengua nos da poder.
Nos da fuerza y que cada estructura de ella es un universo simbólico que debemos transmitir a quien desconoce, porque más allá de la maravilla mundial de Chichén, la lengua es nuestro bien más preciado, el tesoro que nos puede enseñar astronomía, biología, historia, filosofía y medicina.
También debe interesar a quienes no conocen de ese mundo pero son congruentes con la ética ecológica y humana, con quienes respetan la vida, porque la lengua es vida y nos da vida, y quienes saben que históricamente el maya fue la lengua de esta tierra, y que si querer derribar a otras, es justo darle su espacio y su lugar, porque el equilibrio genera bien tanto para quien recupera su valor, como para quien cede el poder que ha adquirido.
Al final, generando equilibrio, ganamos todos. Hoy, es posible revertir la situación que analizando el modelo de la UNESCO ha diagnosticado un grave peligro de pérdida de nuestra lengua, pero, para que un pueblo pueda lograrlo primero tiene que tomar conciencia de que es necesario ser pueblo y querer se pueblo, aún estamos a tiempo, otras experiencias han demostrado que una lengua puede perderse en tres generaciones, o ganar espacios en las mismas
¿Qué harás tú gobernante o tú maya hablante, o tú ciudadano ético por ella
http://www.prensaindigena.org.mx/

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