7/07/2014

Gobernación deficiente



Samuel Schmidt


Hay una postura a rechazar de entrada las iniciativas de Peña Nieto por dos razones:

1) El rechazo al PRI por parte de un grupo importante de gente pensante,

2) El rechazo a Peña Nieto por considerársele un personaje escaso de inteligencia y sofisticación para gobernar.

Si juzgamos a partir de lo que hizo en el Estado de México cómo gobernador, veremos que no presentó resultados espectaculares. Hizo obra pública aunque el PAN trató de demostrar que las promesas que se reportaron como cumplidas gozaron de gran simulación, la educación no mejoró sustancialmente, tampoco lo hizo el sistema de salud, la seguridad no solamente no fue superior al resto del país sino que se reportó la existencia de fuertes intereses del crimen autorizado, o sea, la integración entre criminales y funcionarios de diversos niveles y distintas áreas de gobierno; en el tema de igualdad de género, el Estado fue líder en feminicidios y agresión a la mujer. Este último es un tema que causa un gran escozor en el país, a partir de las censuras que se han recibido por la poca atención que los gobernantes le prestan a la protección de la mujer.

Este cuadro que parece ser y es muy malo, parece estar a tono y en el mismo nivel de lo que sucede en todo el país, y algunos interesados, podrán sostener que lo mismo sucede en muchas partes del mundo. En esto hay cierta dosis de verdad. 

La efectividad cómo gobernante de Peña y muchos gobernantes es pobre por decir lo menos, pero tienen las arcas abiertas para manejar a los medios de comunicación y no se tientan el corazón para corromper a los lectores de noticias, y por supuesto a los dueños de los medios. Dicho sea de paso, siempre me sorprendió ver que se ganen fortunas en los medios cuándo no hay abundancia de anuncios publicitarios. ¿Será que los fondos públicos aseguran éstas ganancias?

La pobreza gubernativa de Peña en efecto esta generalizada. Los gobernantes buscan riqueza personal y satisfacer ambiciones. Carecen de visión global y de futuro. No son capaces de vislumbrar un mundo distinto, son incapaces de pensar en opciones diferentes a los problemas existentes y a los que ellos producen.
Yehezkel Dror lo dijo desde 2002, estos políticos están atados a paradigmas obsoletos, toman decisiones sin analizar sus consecuencias, porque su vista es de corto plazo, no entienden las nuevas tecnologías para gobernar, estos políticos sufren de miopía política, y creen que siempre hay una sola opción, la que por cierto, se ajusta a sus intereses personales.

En 1994 se aprobó el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica y veinte años después estamos peor, porque nadie se puso a pensar en las posibles consecuencias del proceso que se echo a andar. Hoy se lanzan a cambiar el modelo energético, descartando de entrada todas las voces que alertan sobre posibles consecuencias negativas.

Yo me topo con frecuencia con la respuesta: ¿Entonces quieres volver al estado proteccionista? Y es que estamos acostumbrados a pensar que solamente hay blanco y negro. Ni una economía totalmente abierta, ni totalmente protegida, hay que proteger lo vulnerable y abrir lo que se beneficia con la competencia.

En lugar de descartar las críticas a los pasos que se está por dar, deberían ponerle mucha atención para no caer en los errores que se anuncian.

¿Por qué los políticos parecen autistas o sordos? No porque sean audaces y piensen que deben tener carta blanca para aplicar sus ideas, sino porque su tozudez oculta intenciones y eso es justo lo preocupante.

Operan paradigmáticamente con elementos que han demostrado su perversión, ven que las cosas han empeorado sensiblemente para el grueso de la población, pero la apuesta que juegan no es para mejorar el interés general, sino para satisfacer su egoísmo.

El mundo está cambiando a una velocidad sorprendente y este tipo de político nos hunde en lugar de adaptarnos para lo que viene.

No solamente se aplaza la solución a los viejos problemas, sino que no se toman previsiones para los problemas que vienen, cuya naturaleza e impacto pueden ser brutales. Considérese solamente, que un país con millones de desempleados y subempleados, sufrirá un severo revés con las nuevas tecnologías que provocan desempleo, y sumémosle, el hecho que la gente vive más años. 

Dentro de poco tendremos viejos sin empleo, sin pensión adecuada y con enfermedades que reclaman muchos recursos, y jóvenes sin empleo, sin educación, que reclamarán con razón, la inexistencia de oportunidades. Solamente este problema debería ocupar el grueso de la atención de los políticos, pero ellos están hundidos en la búsqueda de su propio futuro. Tal vez la síntesis de estos políticos la dio aquel que buscando su reelección dijo: Si robé, pero poquito.


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