En 2015 México mejoró en el Índice de Presupuesto Abierto, pero la labor que hace el Congreso para vigilar que haya un buen gasto fue calificada de débil. También se considera que el gobierno limita la participación de la sociedad civil.
El Congreso mexicano realiza una vigilancia débil sobre el gasto público.
Su labor se enfoca exclusivamente en aprobar una propuesta de
presupuesto en la que no participa y tampoco da seguimiento al
ejercicio de los recursos o a los cambios que realiza el Ejecutivo,
quien tiene camino libre para quitar dinero a un programa y dárselo a
otro sin justificación.
En la implementación del ciclo presupuestario —el ejercicio del gasto público— el Congreso obtuvo un puntaje de 20 de 100 puntos posibles, informó este miércoles Fundar. Centro de Análisis e Investigación, tras presentar los resultados del Índice de Presupuesto Abierto 2015 (OBI, Open Budget Index).
“La legislatura brinda vigilancia débil durante la fase de implementación del ciclo presupuestario. No
se lleva a cabo un debate previo al presupuesto en la legislatura, de
modo que la opinión de las y los legisladores no está reflejada en la
Propuesta de presupuesto del ejecutivo. El Ejecutivo tampoco
recibe aprobación previa por parte de la legislatura antes de
implementar un presupuesto suplementario. La legislatura no es
consultada, ni en materia legal ni en la práctica, antes de la
transferencia de fondos del Presupuesto aprobado o antes del gasto de
ingresos no anticipados”, detalla Fundar sobre la calificación de
Vigilancia del presupuesto.
En México es común que a lo largo del año se realicen ajustes presupuestarios que implican remover recursos de un programa para dárselos a otro, estos cambios ocurren incluso entre secretarías de Estado.
Aunque el Congreso está a cargo de la aprobación de recursos para cada instancia de gobierno, no se necesita la autorización de los legisladores para hacer modificaciones presupuestales.
Cuando
se realiza una consulta al Congreso, en realidad ésta ocurre después de
que los cambios ya se hicieron y es sólo para informar sobre los mismos.
Fundar
—el centro de estudios de sociedad civil encargado de realizar la
Encuesta de Presupuesto Abierto utilizada para calcular el Índice, a
cargo del International Budget Partnership (IBP)— alerta sobre la
importancia de que el Centro de Estudio de las Finanzas Públicas de la
Cámara de Diputados sea independiente de los partidos políticos y
realice, de forma autónoma, el análisis presupuestario para los
legisladores.
Límites en la participación de la sociedad civil
También se calificó la participación ciudadana como parte fundamental de transparencia.
Para
su evaluación, se tomaron en cuenta las posibilidades que tienen los
ciudadanos de participar en el proceso presupuestario con el Ejecutivo,
el Poder Legislativo y la entidad fiscalizadora, que en este caso es la
Auditoría Superior de la Federación (ASF).
La calificación final de México fue de 44 puntos sobre 100, pues se ofrecen “oportunidades limitadas al público para participar en el proceso presupuestario”.
El
puntaje más bajo para esa calificación final fue del Ejecutivo que sólo
tuvo 14 puntos de 100; con posibilidades “débiles” para abrir el
proceso de planificación del presupuesto a la ciudadanía.
El Congreso alcanzó 60 puntos y la Auditoría Superior de la Federación, 75.
“Es una participación de manera informal. No se informa por qué no fueron tomadas en cuenta las opiniones de los expertos,
todavía depende de las decisiones de las personas que están en el
gobierno si hay participación o no hay participación ciudadana”, dijo
Liliana Ruiz, investigadora de Fundar a cargo de completar la Encuesta
de Presupuesto Abierto.
Presupuesto Abierto
En cuanto a la transparencia del presupuesto, México obtuvo 66 puntos de 100 en el Índice de Presupuesto Abierto, avanzando de los 61 puntos que logró en el 2012.
Esa calificación implica que el país entrega “información considerable”. El promedio global es de 44 puntos, por lo que México se ubica en el puesto 17 de los 102 que participan en el Índice.
Lo que todavía falla es que no se elabora un informe de medio año que permita reflexionar cómo van las metas y objetivos del gasto y así corregir el rumbo, detectar la necesidad de reasignaciones o qué tan adecuadas son las políticas fiscales en el contexto económico vigente.
México tampoco entrega información detallada respecto a ingresos —el pago de impuestos diferenciado entre personas y empresas— ni sobre cuánto se gasta por partida especifica.
“Hay
tres pilares para que un presupuesto sea eficiente, eficaz y
responsable: un pilar es la transparencia presupuestaria. El otro es la
vigilancia del presupuesto, su planeación y su ejecución y ahí el
Congreso y la Auditoría (Superior de la Federación) son actores
relevantes no nada más en México, si no en todo el mundo. Y el tercer
Pilar es la participación ciudadana: espacios formales para que
académicos, expertos, organizaciones de la sociedad civil, público en
general puedan participar en las diferentes etapas del ciclo
presupuestario, durante el ejercicio de recursos, durante la
fiscalización y la evaluación”, dijo Liliana Ruiz de Fundar.
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