La filiación artística. Del pintor
japonés del siglo XIX Katsushika Hokusai se conoce la destreza de
dibujar sus obras lo mismo en lienzos enormes (120 tatamis, esteras
unidas entre sí en sentido vertical u horizontal) que en superficies tan
minúsculas como un grano de arroz. Su obra más célebre y emblemática es
el cuadro titulado La gran ola de Kanagawa, evocación del poder de la naturaleza y del asombro casi místico que ésta suscitaba en el artista,
un terror religioso del océano abrumador rodeando por completo su país(Edmond de Goncourt).
Pero lejos de proponer Miss Hokusai, cinta de animación
japonesa de Keichi Hara, una exploración convencional de la vida y obra
de ese artista, su estrategia narrativa resulta más interesante. A
Hokusai y a su trabajo los aborda de manera oblicua, a partir del
retrato de la más dotada de sus cuatro hijas, O-Ei, la señorita Hokusai
del título, joven voluntariosa, de espíritu independiente y rebelde, que
habiendo sido aprendiz muy precoz del oficio de su padre, termina
emulándolo con un virtuosismo tal que confunde a conocedores y críticos
de la obra de Hokusai, quienes identifican el trabajo del patriarca con
los dibujos y pinturas de su hija.
A partir de un guión de Miho Maruo, inspirado en Sarusuberi,
manga popular de Hanako Sugiura, la fina animación de Keichi Hara
restituye las atmósferas de la ciudad de Edo (nombre original de la
actual Tokio) en 1814, con su aspecto todavía rural y las usanzas
tradicionales que la joven O-Ei sacude con sus referencias al erotismo y
a estados alucinados que trasladan a un ámbito intimista algo de lo que
Hokusai capta en sus paisajes (Treinta y seis vistas del monte Fuji) y en sus marinas tempestuosas (Océanos de sabiduría y El sueño de la esposa del pescador).
La fuerza expresiva de la cinta de animación de Keichi Hara no reside
tanto en un guión por momentos caótico y disperso (retrato de una
época, biopic de un gran artista, estudio de las relaciones
filiales) como en la idea más fecunda de una transición de captar una
naturaleza impetuosa y desbordada, hacia el registro de las pulsaciones
eróticas en la sociedad todavía feudal en que vive y sobresale la
señorita Hokusai, hija y cómplice de un gran artista.
Se exhibe en la sala 2 de la Cineteca Nacional, a las 15:30 y 20:30 horas.
Twitter: @Carlos.Bonfil
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