11/27/2016

La Muestra: Miss Hokusai



Carlos Bonfil
La filiación artística. Del pintor japonés del siglo XIX Katsushika Hokusai se conoce la destreza de dibujar sus obras lo mismo en lienzos enormes (120 tatamis, esteras unidas entre sí en sentido vertical u horizontal) que en superficies tan minúsculas como un grano de arroz. Su obra más célebre y emblemática es el cuadro titulado La gran ola de Kanagawa, evocación del poder de la naturaleza y del asombro casi místico que ésta suscitaba en el artista, un terror religioso del océano abrumador rodeando por completo su país (Edmond de Goncourt).
Pero lejos de proponer Miss Hokusai, cinta de animación japonesa de Keichi Hara, una exploración convencional de la vida y obra de ese artista, su estrategia narrativa resulta más interesante. A Hokusai y a su trabajo los aborda de manera oblicua, a partir del retrato de la más dotada de sus cuatro hijas, O-Ei, la señorita Hokusai del título, joven voluntariosa, de espíritu independiente y rebelde, que habiendo sido aprendiz muy precoz del oficio de su padre, termina emulándolo con un virtuosismo tal que confunde a conocedores y críticos de la obra de Hokusai, quienes identifican el trabajo del patriarca con los dibujos y pinturas de su hija.
A partir de un guión de Miho Maruo, inspirado en Sarusuberi, manga popular de Hanako Sugiura, la fina animación de Keichi Hara restituye las atmósferas de la ciudad de Edo (nombre original de la actual Tokio) en 1814, con su aspecto todavía rural y las usanzas tradicionales que la joven O-Ei sacude con sus referencias al erotismo y a estados alucinados que trasladan a un ámbito intimista algo de lo que Hokusai capta en sus paisajes (Treinta y seis vistas del monte Fuji) y en sus marinas tempestuosas (Océanos de sabiduría y El sueño de la esposa del pescador).
La fuerza expresiva de la cinta de animación de Keichi Hara no reside tanto en un guión por momentos caótico y disperso (retrato de una época, biopic de un gran artista, estudio de las relaciones filiales) como en la idea más fecunda de una transición de captar una naturaleza impetuosa y desbordada, hacia el registro de las pulsaciones eróticas en la sociedad todavía feudal en que vive y sobresale la señorita Hokusai, hija y cómplice de un gran artista.
Se exhibe en la sala 2 de la Cineteca Nacional, a las 15:30 y 20:30 horas.
Twitter: @Carlos.Bonfil

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