Monedero
Por: Carmen R. Ponce Meléndez*
Se
han dado a conocer los principales resultados de la Encuesta Nacional
sobre Discriminación 2017 (Enadis). Regularmente las mujeres obtienen
los primeros lugares en discriminación o bien sus efectos son más graves
en ellas. El primero a destacar es el referido a la división sexual del
trabajo, aquí se observa que sigue siendo muy alto el porcentaje de la
población que considera a las mujeres como las personas en la que deben
recaer todos los quehaceres del hogar, sin participación masculina.
En pleno Siglo XXI prevalecen los estereotipos: el hombre proveedor y
la mujer a la casa, pese a que en los hechos las mujeres han compartido
el “rol” de proveedoras y es indispensable construir nuevas
masculinidades.
En estados como Campeche, Michoacán, Tabasco y Chiapas, más del 30
por ciento de la población considera que el papel principal de la mujer
es dedicarse a los quehaceres domésticos. ¿Dónde quedó la liberación
femenina?
En Chiapas alcanza 42.8 por ciento, ahí la mujer realiza trabajos en
el campo y también en la casa; lo mismo la que cuenta con un empleo
asalariado en la ciudad; en ambos casos sin contar con la colaboración
masculina, ya sea la pareja o los hijos. Así es prácticamente todo el
panorama nacional; en la Ciudad de México el índice baja a 11.6 por
ciento.
Indica que todavía hay mucho trabajo a realizar para lograr una
verdadera participación de todos los miembros del la familia en los
quehaceres domésticos, que incluyen: limpieza del hogar; alimentación;
compras de víveres; limpieza de ropa y calzado; cuidados de niñez,
enfermos, discapacitados y ancianos.
Aquí es fundamental el apoyo que se debe proporcionar en los medios
masivos de comunicación y en las escuelas. Mientras se sigan difundiendo
esos estereotipos de “mujer-ama de casa” será más difícil avanzar. En
tanto los efectos económicos son varios e importantes.
Limitan el acceso de las mujeres a un empleo asalariado; en caso de
contar con un empleo tienen que aceptar jornadas cortas y de salarios
más bajos; realizar trabajos en casa como el “free lance”, éste conlleva
bajo salarios y cero derechos laborales; interrumpir su vida laboral y
con ello afectar su jubilación. Y sobre todo, cargar con extensas
jornadas de trabajo: en el hogar y en sus empleos, ya sea en la ciudad o
en el campo.
También dificultan el ascenso de las mujeres a puestos de mayor
responsabilidad o de dirección, por la carga de género tan fuerte que
tienen. Esto no sólo sucede en el ambiente laboral sino también en el
político o sindical.
Desde luego no es la única forma de discriminación de que son objetos
las mujeres, pero esta es muy importante, trasciende a otros ámbitos
por los efectos socioeconómicos que provoca. Y como dicen “para muestra
un botón.”
Los objetivos de la Enadis son reconocer la prevalencia de la
discriminación y sus manifestaciones; captar actitudes, prejuicios y
opiniones hacia distintos grupos de la población discriminados por
motivos étnicos, etarios, de orientación sexual, entre otros.
Identificar las experiencias de discriminación en los distintos
ámbitos de la vida social; conocer la discriminación y desigualdad que
enfrenta la población indígena, con discapacidad, por su religión,
las niñas y niños, personas mayores, adolescentes y jóvenes, y
mujeres y por último, identificar el reconocimiento que tienen sobre el
respeto a sus derechos y sus principales problemáticas percibidas, son
otros de sus objetivos.
* Economista especializada en temas de género
Twitter: @ramonaponce
CIMACFoto: Gabriela Mendoza Vázquez
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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