Situacion actual: derechos de la mujer en el mundo
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Nos hicieron creer que todo estaba conseguido cuando los derechos de la mujer (que son derechos humanos) son tan débiles que pasas a otra frontera y desaparecen. Tan solo basta con teclear en Internet sobre derechos de la mujer en el mundo, en teoría y práctica. |
América Latina,
En
El Salvador la legislación antiaborto es de las más estrictas del
mundo. Recuerden el caso de Evelyn Hernández, estudiante de 18 años
condenada a 30 años de cárcel por abortar de forma espontánea tras ver
violada por un pandillero. Nicaragua, Honduras, Surinam, Haití y
República Dominicana prohíben completamente el aborto,
independientemente de la circunstancia. Solo en Cuba, Uruguay y México
Distrito Federal las mujeres pueden abortar de forma gratuita y libre.
En
cambio, encontramos situaciones escandalosas donde se vulneró la
libertad sexual y reproductiva de las mujeres, sobre todo indígenas, en
Perú, cuando fueron sometidas a esterilizaciones forzosas entre 1990 y
el 2000 bajo el Gobierno de Fujimori. Estas mujeres siguen reclamando
justicia y, en esta ocasión, los provida nunca se manifestaron en contra
del Gobierno.
En otro orden, los países Latinoamericanos son una fuente de captación
de víctimas de trata destinadas a la prostitución, fuera y dentro de sus
propias comunidades. >Puebla-Tlaxcala, en México, es el núcleo más
representativo de la explotación y de la prostitución.
A
ellos, añadan la captación de indígenas para grabar vídeos
pornográficos. También la explotación de mujeres de Bolivia o Panamá.
El derecho a la educación, aunque está contemplado, está muy limitado en
las comunidades indígenas, sobre todo en las niñas, que son retiradas
de las escuelas para quedarse en el hogar trabajando y cuidando. Haití,
Guatemala, Honduras y Brasil representan las mayores tasas de abandono.
Asia y Oriente Medio,
No
pueden abortar las mujeres de Filipinas, Palaos y Laos; y en otros
países el derecho queda entre comillas. Por ello, leemos noticias como
que “Da a luz una niña de 10 años violada por su tío a la que se le negó
el aborto en India”.
En Filipinas, que acabamos de nombrar, las mujeres siguen luchando para
que se les apruebe el derecho al divorcio. Especial eco también han
tenido los matrimonios forzosos con menores en Yemen, el sometimiento de
las mujeres en Arabia Saudí y vulneración de sus derechos, o las
pruebas de virginidad que de forma sigilosa se hacen en diversos
países.
En
Afganistán las mujeres sometidas al mandato de los talibanes tienen una
anulación de sus derechos, en teoría o práctica, donde los casos de
violencia machista apenas llegan a los tribunales, sin escolarización de
las menores, donde el derecho al divorcio está supeditado por la gran
dependencia de la mujer y sus hijos a los varones, y donde la violación
es considerada un crimen moral con culpa hacia la mujer, como fue el
caso de Gulnaz, violada por su primo y condenada a 12 años de prisión.
Solo tras el eco de su caso fue liberada. Recuerden también los casos de
lapidación en el país, como Rokhshana, joven condenada a morir a
predradas bajo la acusación de adulterio.
En
Nepal y en la India las mujeres de algunas comunidades son enviadas a
chozas menstruales cuando tienen la regla porque las consideran
“impuras”. En ocasiones, ni siquiera les llevan comida y mueren. En
cambio, administran hormonas a niñas en burdeles para que parezcan
mayores y ser así sometidas a explotación sexual.
Otro caso es el de Kirguistán donde la mayoría de las mujeres están
casadas con los hombres que las secuestraron.
El
rapto de novias está considerado un crimen por el código penal de
Kirguistán, pero la ley no se aplica.
Lo mismo que en Latinoamerica respecto a la educación ocurre con las
mujeres de la comunidad Baltí en Pakistán, derecho al que apenas acceden
para dedicarse a la familia y al cuidado en condiciones extremas. Sin
olvidar, a las niñas y niños sirios sin escolarización huyendo de la
guerra. Así como a las mujeres refugiadas que son también obligadas a la
explotación sexual en grabaciones pornográficas.
África,
Egipto,
Gabón, Guinea-Bisáu, Madagascar, Mauritania, República Democrática del
Congo (RDC) y Senegal prohíben el aborto. La creencia en ritos y
fórmulas mágicas en algunas comunidades para conseguirlo lleva a morir a
muchas mujeres en abortos clandestinos.
El derecho a la educación tiene un agravante de género brutal en el
continente. Según datos de la UNESCO, Sudán del Sur es el peor país,
seguido por Níger (con solo un 17% de mujeres escolarizadas),
Afganistán, Chad o Congo. Países donde la guerra y las escuelas
destruidas dificultan el acceso a este derecho, en especial a las
mujeres, relegadas al ámbito doméstico.
De África, proceden también una gran parte de las mujeres de trata para
ser prostituidas, en especial de Nigeria.
Las
hacen contraer la deuda y en la frontera con Marruecos las violan para
que se vayan preparando al horror que van a vivir en los prostíbulos de
España o Europa.
En zonas como Níger, Chad, la República Centroafricana, Mali y Somalía,
se caracterizan por altos números de esposas niñas en matrimonios
forzosos. Sin olvidar la brutalidad de la ablación genital femenina o el
planchazo de pechos (Camerún, sobre todo), unido a pedir permiso para
casarse o cómo los bienes matrimoniales, la propiedad de la tierra o las
sucesiones quedan en manos de varones.
En Estados Unidos,
que
ha exportado su imagen como cuna de las libertades, tenemos a Iowa que
adoptó la ley más restrictiva del país. Prohíbe el aborto desde el
momento en que se detectan los latidos del corazón, es decir, a partir
de la sexta semana del embarazo. Capítulo aparte merecen otras fórmulas
bajo las que opera el neomachismo en las mujeres. País, por cierto,
donde hay más de 13.000 matrimonios forzosos al año, donde casarse con
menores y violarlas es legal.
En Europa,
donde
nos creemos tan avanzados, encontramos que el aborto es ilegal en la
provincia de Irlanda del Norte (Ulster), incluso en caso de violación,
incesto o malformación grave del feto. De lo contrario la mujer puede
ser condenada a cadena perpetua. También vemos que en países avanzados,
donde está aprobado el matrimonio homosexual, como Malta, no existe el
derecho al aborto para las mujeres. País, por cierto, donde el año
pasado ya hubo una fuerte polémica por la legalización de la pastilla
poscoital.
En
Andorra las mujeres tampoco pueden abortar. Y países tan admirados como
Suiza tienen una mentalidad muy machista, con un retraso en el
aprobación del derecho al voto en comparación con el resto de Europa o
con una ignorancia brutal hacia el maltrato de género, donde ni siquiera
hay estadísticas que recojan los asesinatos de mujeres. Y sin
estadísticas, ya sabemos, no hay problema.
Por eso en Europa, aunque tengamos derechos reconocidos en teoría, la
práctica y el espacio público (calle) y privado (hogar) sigue siendo un
riesgo. Por eso nos siguen siguen asesinando, violando o acosando.
En España,
ya
sabemos lo que tenemos, incluidas las advertencias de Pablo Casado de
volver a la ley del aborto de 1985 porque, para él, el aborto no es un
derecho. Pero, al margen de lo que denunciamos de forma constante,
quiero hacer una mención expresa a la lucha laboral de las mujeres, a
las Kellys, a las espartanas de Coca-Cola, a las mariscadoras de
Cedeira, a las amas de casa, a las limpiadoras, a las cuidadoras… porque
de ellas parte la voz para reflejar cómo la desigualdad laboral se
sigue manifestando con pasmosa evidencia.
La palma de todo se lo lleva, cómo no, Vaticano. Ya no sólo, como es
fácil de suponer, sin derechos como el aborto o el divorcio, sino donde
las mujeres ni siquiera pueden votar.
Este
artículo es injusto porque es incompleto. Es solo un rápido repaso a lo
que más conocemos o nos llega y que podéis seguir completando. Una
conclusión: junto a esta opresión, las mujeres de población indígenas y
las mujeres más pobres siempre, siempre, siempre tendrán menos
oportunidades y derechos.
Queda mucha lucha feminista porque lo que el feminismo ha conseguido es
solo la punta del iceberg.
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