10/11/2018

México SA : Carlos Fernández-Vega


TLCAN, fracaso para el país
Avance raquítico en 25 años


Desde su campaña presidencial el salvaje Trump dejó en claro que el único destino del Tratado de Libre Comercio de América del Norte sería el basurero, por ser, según dijo, el peor acuerdo comercial de la historia de su país. México y Canadá soslayaron la amenaza e hicieron un intento modernizador, pero lo único que lograron fue el sepelio del TLCAN y el nacimiento de algo que han denominado Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (Usmca, por sus siglas en inglés).
Lo anterior resume un año de negociaciones tripartitas: Trump se impuso, Peña Nieto se dobló a la primera y Trudeau trató de sacar la casta, pero al final entregó la plaza. Pero ¿qué significa para México? El Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico nos ofrece un paseo temático: El fin del TLCAN. Va, pues.
Durante más de 25 años el gobierno mexicano alineó sus instituciones y política económica a lo acordado en el citado tratado. El régimen salinista (y los sucesivos) modificó la política económica para satisfacer la visión de instituciones y funcionarios que consideraban al Estado como una entidad que no debería intervenir en la economía. El tratado fue la parte medular de la apertura económica, y por ello su terminación no es irrelevante. ¿Representa el Usmca un sustituto que no implicará modificaciones a la estrategia de política económica de México? La respuesta es no.
El fin del TLCAN no debe tomarse a la ligera. Durante las pasadas tres décadas, México construyó su política económica y las instituciones respectivas alrededor de un marco de libre comercio, en donde el tratado fue la columna vertebral. Con ello se renunció a la política industrial y al fomento de las empresas nacionales, pues el crecimiento llegaría vía el comercio internacional, particularmente con Estados Unidos. Pero no sucedió.
El resultado en los pasados 25 años es concluyente: el aumento del PIB no supera 2.5 por ciento anual, donde 23 por ciento del total es generado por la economía informal.Lo anterior se vincula con un mercado laboral predominantemente informal: 57 por ciento de la población ocupada se encuentra en dicha situación.
En el periodo 2013-2018 se perdieron más de 420 mil empleos en el rango superior a 10 salarios mínimos. En pocas palabras, con el TLCAN no hay más empleo mejor pagado.Aplicar una nueva política industrial implica romper el error del modelo de apertura económica mexicano. Representa un cambio de fondo. Para transformar ese modelo el país debe fortalecer su aparato productivo e incrementar su generación de valor agregado, con empresas nacionales altamente competitivas a escala global.
Más allá del mensaje mediático y político, se deberá revisar con lupa el Usmca presentado al Congreso mexicano para responder ¿cuál es el beneficio económico y social que se espera del nuevo acuerdo?, particularmente cuando es notorio que el proceso de renegociación fue ríspido y con metas divergentes. No se avanzó hacia una mayor integración, la agenda del presidente Trump era privilegiar hacer a América grande, otra vez.
En los próximos años México deberá superar los rezagos estructurales que han limitado el desarrollo del país. Nuestro país ha firmado múltiples acuerdos comerciales, pero la mayor parte de las exportaciones están vinculadas a Estados Unidos. La renegociación del TLCAN refrendó lo anterior.
El Usmca conservará la columna vertebral de libre comercio que el TLCAN original tenía; un análisis más detallado permitirá observar si los cambios fueron más allá de las siglas. No obstante, se puede afirmar lo siguiente: si el nuevo acuerdo conserva la lógica del tratado, los resultados de productividad, competitividad y crecimiento económico de México no serán diferentes a los obtenidos hasta hoy.
Las rebanadas del pastel
Tiemblen, mexicanos ilusos: ayer el tipo de cambio bailó flamenco y el billete verde se vendió hasta en 19.59 pesillos. ¡Ole!
Twitter: @cafevega

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