Luis Hernández Navarro
El doctor José
Manuel Cruz Castellanos es un personaje peculiar. Parecería sacado de
una película de humor de Monty Python. Cuando le preguntaron si la
llegada del polvo del Sahara podría afectar la salud de los chiapanecos,
o hacerlos susceptibles a contagiarse de Covid-19, respondió:
La llegada de ningún extranjero, de ningún mexicano, de ninguno de los que viene a Chiapas, está vulnerado ni puede vulnerar a Chiapas porque tenemos el gran filtro del aeropuerto.
Ante el desvarío, los periodistas le precisaron que se referían a la nube de arena que entraría a México.
“Sin ningún problema –contestó encarrerado el médico–, todo lo que
llega es sujeto de vigilancia epidemiológica y de estudios de
laboratorio, de manera tal que tenemos un contexto para proteger a la
población. Los filtros sanitarios se establecieron para eso.”
El dislate no tendría importancia, salvo por una cuestión. Cruz Castellanos es el secretario de Salud de Chiapas.
Sus desvaríos dan para escribir un libro. Cuando la periodista
Lizbeth Jiménez lo cuestionó sobre las irregularidades en las cifras de
pacientes con coronavirus registradas en la entidad, él le espetó:
Interpretar cuesta cuando no tiene uno su mente muy clarita en lo que está uno haciendo, como veo en tu caso que no te quedó claro. Grábalo para que no vengas con cuestionamientos absurdos. Nada más que anda con mucha precaución, no te vaya a agarrar por ahí y no queremos eso. Eres muy guapa, muy elegante para que te vaya a pasar algo.
El señalamiento de la reportera era correcto. El secretario de Salud
de Chiapas es un mago de las cifras. Desde el pasado l8 de junio, hizo
disminuir, literalmente de un día para otro, el número de contagios. Y
como buen ilusionista, mantuvo la cifra por debajo de los 100 casos
diarios. Un manejo conveniente para que el estado transitara a semáforo
naranja.
La danza de los números de Cruz Castellanos ha sido cuestionada por
multitud de voces. Una es la del delegado estatal de la Cruz Roja,
Francisco Alvarado Nazar –él mismo contagiado de coronavirus–. El
delegado informó que el 23 de junio recibieron
una llamada de emergencia por hora de personas con problemas de Covid-19, que en 40 por ciento de los casos, la situación de los posibles infectados era crítica y que de urgencia se necesitaba cortar la cadena de contagios en Tuxtla Gutiérrez.
La respuesta del secretario fue flamígera. Acusó al delegado de la
Cruz Roja de no tener la información correcta y de que los pacientes que
se recuperan (como Alvarado)
quedan medio chafiretes. Añadió que las críticas a su gestión se le
resbalan, porque
todas las mañanas me pongo aceitito y se me resbala todo.
Cruz Castellanos es una figura muy cercana políticamente a la
tabasqueña Rosalinda López Hernández, administradora general de la
Auditoría Fiscal del SAT y esposa de Rutilio Escandón, gobernador de
Chiapas. Saltó del PRI, al PRD y al PVEM hasta su incorporación a
Morena. En 2015 compitió por el Verde, para ser diputado por el sexto
distrito. Construyó allí una alianza con Rosalinda, quien fue candidata
por ese mismo partido a la alcaldía de Villahermosa. Ambos fueron
derrotados.
El secretario de Salud chiapaneco hizo carrera política en el sector
sanitario tabasqueño, durante la gubernatura de Manuel Andrade Díaz
(2002-06). La diputada local Olvita Palomeque acusó al funcionario de
cometer graves irregularidades en su gestión chiapaneca, beneficiando
con obras y contratos por adjudicación directa a tres empresas de
Tabasco.
La gestión gubernamental de la pandemia en Chiapas ha sido una
calamidad. Cientos de personas han denunciado contagios y muerte de sus
familiares, sin atención médica y sin pruebas, cuyos decesos no se
cuentan (https://bit.ly/2Wwccg2). Según el magisterio democrático de la seccion 7,
los datos que las entidades de salud proporcionan distan mucho de la información que se conoce. No todos los casos sospechosos, confirmados ni las defunciones han sido tomadas en cuenta para el registro estadístico. A diario conocemos historias de personas que resultaron positivas o que tuvieron un tortuoso peregrinar para recibir atención hasta encontrarse con la muerte.
Ignorando la enorme confusión propiciada desde las redes sociales (https://bit.ly/3fR3yjS),
las autoridades locales informaron sobre la enfermedad en lenguas
indígenas hasta junio, no obstante ser el tercer estado del país con
mayor proporción de población hablante de ellas (https://bit.ly/2CQnwMT).
El personal de la Secretaría de Salud estatal trabaja sin equipo de
protección, con graves riesgos de contraer el mal: 42 han fallecido y
751 han contraído el virus. Los trabajadores de la sección 50 del Sntsa,
han denunciado desde hace años la corrupción, el desmantelamiento y la
falta de equipos en los hospitales en la entidad.
Los desfiguros del doctor José Manuel Cruz no son accidentales. Son
parte sustancial del estilo de hacer política de los cacicazgos que
controlan el poder político en Chiapas, amparados desde hace años por
una política contrainsurgente. Hoy, esos cacicazgos visten los ropajes
de la 4T.
El pésimo manejo de la crisis sanitaria en Chiapas es un espejo en el
que el resto del país debe verse. El daño sufrido por la población ha
sido catastrófico. La decisión del gobierno federal de ocultar ese
desastre las agravará aún más.
Twitter: @lhan55
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