Tuxtla Gutiérrez, Chis. Estaba en su casa, trabajando en el telar de cintura, cuando la niña María Lucina Lunes Pérez de 13 años de edad recibió dos impactos de bala. Uno por el ojo y el otro en el hombro. Esto sucedió en la comunidad de Koko, municipio de Aldama, en Chiapas.
El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas informó lo sucedido el pasado viernes 17 de julio en el municipio de Aldama, en donde al menos unas 11 comunidades son atacadas de manera constante por paramilitares que operan en el municipio vecino de Chenalhó, y que ya han desplazado a otras familias.
Este mismo organismo de Derechos Humanos ha documentado y denunciado de manera pública los constantes ataques que reciben las comunidades de Aldama por parte de estos grupos armados.
Durante los días 15, 16 y 17 de julio se dieron al menos 28 agresiones armadas, de un total de 71 durante el mes de julio de 2020, y 307 en registro desde el mes de marzo de 2018 a la fecha.
“Hacemos responsable a los tres niveles del gobierno mexicano, por hechos que se susciten en estos momentos, daños de imposible reparación: Masacre como en Acteal, Chenalhó, en diciembre de 1997; asesinatos; y desplazamientos forzados en el municipio de Aldama, ante la omisión y permisibilidad en la actuación con impunidad de los grupos civiles armados de corte paramilitar de Chenalhó” señaló el “Frayba”.
La niña María Luciana Lunes Pérez se encuentra en el hospital de Las Culturas en San Cristóbal de las casas. La organización pidió que se garantice su derecho al acceso a la salud y también se implementen medidas para evitar más agresiones en estas comunidades.
En Chiapas cientos de niñas y mujeres indígenas viven en condición de desplazamiento o en lugares en conflicto lo que las ponen en una triple situación de vulnerabilidad para que sus derechos sean violados.
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