4/02/2009

Periodistas pal café.......


Estaba Elliot Ness región 4 (ENR4) de viaje por el extranjero cuando le soltaron una bomba yucateca: que en las oficinas de Carlos Mouriño Terrazo, en Campeche, el mismísimo director de la Lotería Nacional, Miguel Ángel Jiménez (uno de los recaudadores de rentas de la intocable Gordillo) había ofrecido tres millones de pesos a ejecutivos de publicidad de El Diario de Yucatán (D de Y) para que, facturando los servicios a la mencionada caja chica de Los Pinos y el SNTE, se cubriera la campaña de Mario Ávila Lizárraga (MAL), el caballerango designado por Mouriño Sucesores para ser candidato panista a la gubernatura y, luego, de ganar, administrador de la heredad familiar hispana denominada Campeche.
El habilidoso policía mexicano revisó de inmediato sus archivos y encontró que en el mencionado diario yucateco había iniciado su historia pública el maestro, tutor y compañero de andanzas públicas y privadas que tuvo y del que acabó agriamente distanciado, Carlos Castillo Peraza, y que otro de los elementos importantes del expediente criminal era el Campeche de Juan Camilo, el apasionante lugar donde él (ENR4) había vivido durante largo tiempo acompañando a Castillo Peraza para que éste hiciera despegar el proyecto del Diario de Yucatán de crear un periódico local con el que la derecha campechana enfrentara al priísmo desatado de aquellos tiempos. Campeche donde había conocido al joven Mouriño en circunstancias gastronómicas menores que abrieron paso al proyecto de encumbramiento felipista (el joven Juan Camilo había ido a una reunión que había organizado su padre con un líder panista apellidado Calderón, pero lo había hecho por cenar algo mejor que el sándwich que se habría preparado en solitario: allí el reclutador michoacano de talentos confrontó al joven desidioso y lo ganó para su causa).
¡Recórcholis!, exclamó el valiente y decidido agente R4 cuando al seguir las pistas disponibles vio que éstas le llevaban a él mismo. “Soborno electoral”, decía la cabeza principal de primera plana del documento confidencial que los lugareños llaman periódico (esta garganta profunda astillada está en condiciones de ofrecer a sus lectores la llave secreta que les permitirá conocer el reservadísimo texto:
www.yucatan.com.mx/noticias/20090401/imagenes/portada01.swf). Luego, como subtítulo: “La Lotería ofrece financiar propaganda política del PAN”. Y un sumario enigmático: “Megamedia recibe y rechaza la ilícita oferta en Campeche” (Megamedia es el grupo que edita el Diario de Yucatán y La i, en Campeche, según reportan a esta oficina de inteligencia astillada sus espías peninsulares).
Gracias al entrenamiento especial del que había sido dotado para enfrentar a las bandas delincuenciales del Chicago que chiquito queda frente al México convertido en calderón político y social, el incorruptible paladín justiciero leyó la historia que publicaba el diario yucateco: corría el jueves 26 de marzo del presente año cuando, a las 8:45 de la noche, iniciaba una junta de alto nivel en las Torres de Cristal de la ciudad de Campeche, es decir, en la sede del Grupo Energético del Sureste, donde despacha Carlos Mouriño Terrazo, hermano del difunto Juan Camilo e hijo del español al que por pago de marcha pretenden legar Campeche (En el nombre del hijo, se llamaría la película). Estaban presentes el mencionado Mouriño Terrazo y Jorge Luis Lavalle Maury, el coordinador de la campaña del caballerango MAL (Mario Ávila Lizárraga), además de “una persona que se identificó como Miguel Ángel, y un joven blanco de ojos claros”.

DOWNING STREET. El primer ministro de Gran Bretaña, Gordon Brown, y su esposa, Sarah (en los extremos), recibieron en la residencia oficial británica al presidente Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala, previo a la cumbre del Grupo de los 20 que empieza hoy en Londres">Foto Ap
El hermano Mouriño pidió a los representantes de El Diario de Yucatán que dijeran cuanto costaría un proyecto de publicidad en ese periódico y en La i, filial en Campeche, para cinco candidaturas panistas: la de gobernador, dos de diputados federales y las de alcaldes de Campeche y Ciudad del Carmen. Cuando se pronunció la cifra, “Miguel Ángel” dijo al gerente del D de Y: “Perfecto, factúralo a nombre de la Lotería Nacional”. El representante de Megamedia dijo que así no se podría facturar, y entonces “Miguel Ángel” intervino: “Soy el director general de la Lotería Nacional, y Juan Camilo era como mi hermano”. Enseguida entregó su tarjeta de presentación al representante comercial de Megamedia. Como seguía la reticencia de los vendedores de publicidad derecha, el director Jiménez buscó salidas: “Factúrales 500,000 (al PAN). Es más, no me hagas el piquito de descuento (que se le había ofrecido) y a nosotros sólo nos darás de vez en cuando un cintillo o los resultados de algún sorteo que caiga en Campeche. Eso ustedes manéjenlo. Nosotros no les vamos a pedir mucho”.
Ya con ánimo de cerrar trato, Jiménez ofreció firmar un contrato de publicidad con la Lotería Nacional “para sus periódicos, por tres años” (lo que significaría unos cuatro millones de pesos). “Al salir de las Torres de Cristal nuestros representantes –cierra la nota del D de Y– se disponía a entrar el gerente comercial de Novedades de Campeche”. El viernes 27, dos directivos de Megamedia fueron a la ciudad de México a presentar las denuncias del caso ante las oficinas de ERN4 (encubiertas bajo el nombre falso de Presidencia de la República), de Gobernación, y del comité nacional panista.
¡Santos cielos: ¿qué hará el implacable agente Felipelliot?! ¿Tocará a la intocable Elba Esther con el pétalo de exigirle la renuncia al sobornador Jiménez, y acaso procesarlo penalmente? ¿Ordenará que se abra una investigación contra la banda blanquiazul denominada PAN y el pendenciero Germán que ve la paja en el ojo priísta y no la viga en el caso Campeche? ¿Le revocará la virtual concesión de Campeche a los deudos Mouriño? ¡No se pierda las siguientes transas, perdón, entregas de esta novela de policías y ladrones o, más bien, de ladrones y ladrones!, y, mientras se van extinguiendo los dominios de la legalidad, ¡hasta mañana, en esta columna que se abre una línea de crédito a sí misma!
Fax: 5605-2099 •
juliohdz@jornada.com.mx

odavía no se decide quién, si el PAN o el PRI, ha protegido más al narcotráfico, cuando ya se abrió un nuevo concurso: ¿quién ha endeudado más al país? ¿Los gobiernos priístas o los panistas? Tal vez Felipe Calderón será recordado como el presidente que duplicó la deuda externa en un solo día. Hasta hace pocas horas, según datos que aparecen en el portal de Hacienda, el gobierno federal debía 40 mil millones de dólares. Era uno de los orgullos del panismo: la deuda externa había bajado a niveles manejables. Nunca mencionaba, sin embargo, un escondidito: los organismos y empresas paraestatales –Pemex, CFE– adeudan otros 40 mil millones. Con los dos nuevos financiamientos, del Fondo Monetario Internacional –47 mil millones– y de la Reserva Federal de Estados Unidos –30 mil millones–, y los infaltables piquitos, todo suma alrededor de 160 mil millones. En la crisis anterior, la que estalló en la Navidad de 1994 con Ernesto Zedillo, la deuda subió a 152 mil millones. O sea que Calderón, al parecer, ganó un primer lugar: ha llevado la deuda externa a su máximo histórico. Pero, en fin, que Beatriz Paredes y Germán Martínez Cázares usen el ábaco para darnos cifras exactas. En la competencia por el primer lugar en protección al narcotráfico inclusive cabe el empate, ya que no se cuenta con estadísticas, pero en materia de deuda no caben las inexactitudes.
Y sin embargo se mueve
La Inquisición sometió a Galileo Galilei a un proceso en el que se vio obligado a ponerse de rodillas y abjurar de sus teorías acerca del movimiento de la tierra. Según cuenta la tradición, al levantarse murmuró: “¡Eppur, si muove!” (“¡y sin embargo, se mueve!”), lo que demostraría que, a pesar de la confesión, seguía pensando del mismo modo. Ya tenemos en México una versión aproximada a Galileo. Ayer nuestros compañeros reporteros le preguntaron a Guillermo Ortiz Martínez sobre posibles movimientos del peso. “El tipo de cambio se va a mover, p’arriba o p’abajo, pero de que se va a mover… se va a mover”, contestó. Es una contribución extraordinaria a la teoría monetaria: el peso no se mueve de ladito. Coloca al ilustre banquero a la altura de Galileo y camino al Nobel de Economía.
Y lo que viene
¿Y ahora cómo vamos a pagar las deudas? La composición de la siguiente Cámara de Diputados es una clave. En la planilla priísta ya fueron incluidos la mencionada Beatriz y Oscar Levín Coppel. Son partidarios de que aumenten los precios de los alimentos y las medicinas mediante la aplicación del IVA. Hacienda levantaría dinero fresco para los abonos.
La crisis estilo Forbes
Finalmente la crisis golpeó a Forbes, la revista de los multimillonarios. El editor, Steve Forbes, envió un mensaje a sus empleados notificándoles que prescindirá de los servicios de algunos. Los ejecutivos que ganan más de 100 mil dólares van a sufrir una rebaja de 10%. Hay que aclarar este punto porque sirve para ilustrar que la crisis pega de distintos modos. La rebaja será exclusivamente sobre la cantidad que exceda de 100 mil dólares. Uno de sus periodistas, Kerry A. Dolan, acaba de ser invitado al palacio del príncipe Alwaleed Bin Talal, de Arabia Saudita, por una semana, a fin de que escriba un reportaje sobre su excéntrica vida. Va con los gastos pagados, pero ni modo que el colega llegue sin un dólar en la bolsa.

Felicidades!, mexicanos pagadores e incrédulos: que el del FMI no es un crédito, sino una línea de crédito”; que no fueron 30 o 40 mil millones (Calderón dixit), sino 47 mil millones de dólares (Carstens ídem); que tal vez se utilicen, aunque “no se necesitan”, pero que de cualquier forma ya los incorporaron al “blindaje” de una economía que ya estaba “blindada”, según el discurso oficial; que es gratis y sin condiciones, pero que de entrada hay que pagar 127 millones de billetes verdes “por derecho de apartado”; que oficialmente no se gastarán en lo que tradicionalmente se gastan, pero ya los especuladores y los grandes consorcios endeudados hasta la coronilla se frotan las manos, porque saben que cuentan con dólares suficientes para seguir con sus tropelías a costillas del erario; que el saldo de las reservas internacionales es histórico, pero que a todas luces no alcanza, y que por lo mismo se aceptan los 30 mil millones de dólares “ofrecidos” por la Reserva Federal de Estados Unidos; que tal “línea de crédito”, más la líneas swap de la Fed, no son más que un “reconocimiento a la solidez” de la economía mexicana, por mucho que ésta se encuentra al borde del colapso, sino es que ya, y que, en fin, así como dicen una cosa, dicen otra sin que se les altere la sonrisa.
¿Cómo leer los recientes anuncios y declaraciones de Calderón, Carstens y Ortiz? Bueno, la experiencia recomienda hacerlo en riguroso sentido contrario. Por ejemplo, cuando el inquilino de Los Pinos y su secretario de Hacienda se negaron a reconocer el estallido de la crisis, porque para México no significaba más allá de una “gripa” y un “catarrito”, la lectura correcta debió ser: sálvese quien pueda, porque será brutal el impacto del nuevo capítulo de la crisis en la economía y las finanzas nacionales.
Cuando Calderón presumía la “fortaleza” y “solidez” de una economía de “gran calado” perfectamente “blindada”, debió entenderse que la cosa estaba color de hormiga, que de tiempo atrás encalló el navío y que el “blindaje” era de saliva. De igual forma, cuando celebraba “cifras históricas” en generación de empleo, en realidad describía el horror laboral imperante en el país y que en su administración la tasa oficial de desempleo abierto alcanzaría niveles incluso no registrados en la gran crisis de 1995. Y también decía, en castellano simple, la crisis “nos hace lo que el viento a Juárez”, y ahora, abanico en mano, anda de ofrecido por todo el mundo. ¿Qué decir de su frase cajonera: “para vivir mejor”?
Lo mismo Carstens: juró que la nueva composición accionaria de Banamex “no viola ley mexicana”, aunque el gobierno estadunidense tenga el control del banco, que la legislación vigente es “antigua” y por ello no contempla “situaciones temporales”. Pues bien, en realidad lo que confirmaba es que al gobierno calderonista la ley le vale una soberana, que a los banqueros no los toca ni con malos pensamientos y que, en fin, háganle como quieran. Igual cuando dice que en 2009 la economía mexicana reportará “crecimiento positivo”; el dato correcto es: señores, nos vamos al hoyo. Es más, cuando se presumía con un “gran beisbolista”, el ex funcionario del FMI, rechifla aparte, ni siquiera logró que la pelota llegara a home.
Cuando Guillermo Ortiz, siendo secretario de Hacienda de Ernesto Zedillo (el que también ofrecía bienestar para la familia), aseguró que la participación del capital extranjero en el sistema financiero mexicano sería “momentánea” y sólo se permitiría la “recapitalización de los bancos pequeños”, en realidad anunciaba la extranjerización prácticamente total del sistema (ex) nacional de pagos. Y cuando cinco años atrás, ya como gobernador del Banco de México, se comprometió a reducir las salvajes tasas de interés que la banca cobra a sus usuarios, en los hechos notificaba a esa misma clientela que se rascara como pudiera, porque ni en sueños se alteraría el suculento negocio de los banqueros que vinieron a hacer la América.
En fin, sirva lo anterior para descifrar el mensaje londinense de Calderón: “estamos listos, cumplimos con todos los requisitos, tenemos nuestras finanzas públicas en orden y podemos tomar una línea de crédito del FMI… este dinero sería muy útil para enviar una señal de solidez de la economía mexicana y del Banco de México… El país se encuentra en mejor posición que antes para enfrentar la crisis, al tener un sistema bancario muy capitalizado… en 2009 tenemos una democracia y una economía con gran potencial”. Entonces, ¿para qué una “línea de crédito” de 47 mil millones de dólares, más 30 mil de la reserva federal, si todo va de maravilla?
(Lectura correcta: estamos fritos; no damos una; las finanzas públicas se desploman y los barones del capital dependen de nosotros para pagar sus voluminosas deudas; urge el crédito del FMI, sin importar condiciones; ese dinero es útil para lanzar un SOS, pues el Banco de México no deja de sacrificar reservas para alimentar a los especuladores; el país se encuentra peor que antes para enfrentar la crisis, al tener un sistema bancario que no tiene llenadera; en 2009 la democracia está de luto –¡hay que ver los candidatos de todos los partidos!– y la economía se asienta sobre una bomba de gran potencial a punto de estallar.)
Las rebanadas del pastel
Otra de banqueros: “hace un año Banamex me otorgó un crédito personal por 22 mil pesos. Pagué puntual hasta noviembre pasado, cuando ya no pude. Ante ello, el mentado banquito, amenazante, me llamó constantemente durante un mes. El 19 de enero, por fin, tuve que reestructurar, pero el débito había crecido a más de 40 mil pesos. En esa fecha hice un pago inicial, en espera del nuevo número de cuenta en el que abonaría. Sin embargo, en marzo me llaman de un despacho, ‘W abogados’, para exigir el pago total del adeudo, que ahora ascendía ¡a más de 63 mil pesos! En Banamex nadie tenía mi cuenta ni supo explicarme. Luego de cinco o seis ríspidas llamadas del ‘despacho de abogados’ ayer reestructuré, pero el adeudo ahora es de ¡118 mil pesos!, 536 por ciento más que el crédito original. Cinco años transcurrirán para que pueda liquidarlo. Y me pregunto ¿sirven los legisladores?, porque no ven por el interés de los mexicanos y dejan que opere una banca que no financia el desarrollo, carece de control, netamente especulativa, que cobra intereses mucho más altos que en otras partes del mundo y que sigue directrices de gobiernos extranjeros” (Ricardo García Ortega,
chispolito@prodigy.net.mx).
cfvmexico_sa@hotmail.commexicosa@infinitum.com.mx

ice Carlos Arriola en un libro indispensable que el PAN tiene miedo a gobernar”. Y tiene razón. Reflejo instintivo, corporal, antipolítico, digamos, tal temor es la marca inconfundible de su propio origen intelectual y moral. Surgido como reacción a la reforma cardenista, al nacimiento del partido confluyen en combinaciones discretas varias fuentes doctrinarias: las que provienen de la extenuante historia clasista de la derecha mexicana, frustrada una y otra vez en la fallida pretensión de elaborar un proyecto nacional genuino; la visión religiosa del mundo, interpretada a la luz de los experimentos falangistas de los años 30 y, finalmente, la asunción de la modernidad empresarial, como el paradigma de un cierto liberalismo conservador que se reclama democrático aunque rechaza a los políticos y los partidos. El nuevo partido (1939) pretende ser un actor alejado de la vieja clientela rural que, gracias al sinarquismo y la belicosidad eclesiástica, aún sueña con la utopía conservadora del Estado confesional; quiere menos comunidad “natural” y más individualismo; más empresa y menos Estado como fórmula para todo. Frente a la política social del gobierno reivindica las fórmulas de la caridad: aspira al bien común, pero defiende la propiedad privada y la democracia como si este binomio fuera un mandamiento religioso. No sin desgarraduras y fracturas internas, guerra fría de por medio, el viejo hispanismo católico se doblega ante la eficacia anticomunista de la democracia cristiana y toma nuevos aires del ejemplo bipartidista instalado en Estados Unidos. La ideología se encargará de transmutar la “economía mixta” y el autoritarismo de los gobiernos de la Revolución Mexicana en una suerte de socialismo involuntario, al que se le pueden extraer pingües concesiones bajo el imperio de una regla muy simple: atacar al sistema –y a los políticos– como la fuente de las mayores perversiones, pero sin cuestionar el poder arbitral del presidente, a menos que se trate de un juicio simbólico y acotado a la negociación posterior de los grupos de interés que lo animan. Abanderados de la lucha contra el presidencialismo, los panistas, llegado su turno, no saben con qué y cómo sustituirlo. Vamos, no están seguros de que sea necesario, más allá de la sustitución de personal y de valores, un cambio de régimen.
Pues bien, si me he permitido este largo circunloquio, estimulado por el ensayo de Arriola, es para recordar cómo el panismo sigue atado a esa suerte de melancolía “antipolítica” que es su sello de origen. No se entiende de otro modo el esfuerzo de su jefe nominal para reducir la contienda democrática a una terrible caricatura de la política sucia que se practica en otros países. La desnaturalización del adversario –su identificación con una amenaza a la sobrevivencia colectiva (“un peligro para México”)– no puede ser una arma legítima en ninguna democracia. Sin embargo, las recaídas en este juego, ahora a propósito de la guerra contra el narcotráfico, indican que estamos ante una estrategia electoral que, de tener éxito, acabará por romper los frágiles lazos que quedaban de la confianza ciudadana en el juego institucional, en la política. Y es que para el PAN de Vicente Fox y Felipe Calderón lo importante es ganar, aunque luego no sepan cómo o para qué gobernar.
Tales estrategias se corresponden a la visión que la derecha tiene de sí misma, como una corriente ajena al “mundo político”, donde los protagonistas son ciudadanos ilustres, puros, provenientes de la “sociedad civil” no contaminada, sin aspiraciones de poder. En Monterrey, el líder panista recordó, entre otros de aquellos ejemplos, a los que lanzaron “una ofensiva contra el libro de texto único”, pues, escribe, “esa batalla cívica de una educación libre (sic) fue el primer paso de un Nuevo León en libertad. Sin libertad de educación no hay libertad democrática, y sin libertad democrática no hay libre asociación, libre empresa, libre manifestación de ideas y, mucho menos, autoridad legítima”. Cualquiera diría que Germán terminaría planteando la reforma del tercero constitucional, la abolición del libro de texto gratuito o la incorporación de la enseñanza religiosa a las escuelas públicas o, al menos, respaldando el decálogo de pecados electorales reditado impunemente por el obispo morelense (que siguen siendo los temas de la derecha), pero no, el encendido fervorín tenía un objetivo más pichicato pero muy actual: denunciar al “amateur” aspirante priísta porque éste, siendo funcionario, incumplió con la tarea de reprimir a los “tapados” cuando éstos aparecieron en la urbe regiomontana, de lo cual el presidente del PAN deduce sin pruebas cierta complicidad de la autoridad política con el crimen organizado. “¿Exagero? ¿No es desgobierno que los delincuentes tomen las calles de Nuevo León en abierto desafío a la autoridad?”, se queja (sin advertir el autogol nacional), para criticar a continuación que el aspirante priísta hubiera intentado una alianza con el Partido del Trabajo, “un partido que quiere la nacionalización de las Afore, la renegociación del Tratado de Libre Comercio y la candidatura de López Obrador”. Vaya, el diablo en persona.
El máximo responsable del partido en el gobierno pretende que esa forma de actuar sea considerada como una expresión de la democracia, cuando, en rigor, es la negación de la política. No ve contradicción alguna con el Presidente de la República cuando pide unidad nacional. Y a su manera acierta: ese es el viejo ideal de un gobierno paternalista y familiar, educado en el respeto a Dios y la autoridad.

l PAN ya comenzó su guerra sucia, ahora contra el PRI. Si le dio resultados en 2006, ¿por qué no también en 2009? Los priístas están ligados al narcotráfico –dicen–; en cambio, Felipe Calderón, nuestro Elliot Ness michoacano, lucha encarnizadamente por acabarlo, aunque con su lucha haya provocado mayor inseguridad de la que ya teníamos, y una buena cantidad de muertos diariamente. Los priístas, por si fuera menor la anterior acusación, quieren regresar al poder, y el hecho de preguntarnos si “los vamos a dejar” implica que sería nuestro suicidio. Son, para los panistas, lo que fue López Obrador en 2006: un peligro para México. Habrá que cerrarles el paso, con lo que sea y con lo que el IFE permita (que es bastante, como ha sido demostrado).
Los panistas, que ya probaron las mieles del poder, no quieren dejarlo. Ya le encontraron el modo y sus ventajas, incluso personales, y los priístas ciertamente son una amenaza para ellos. Aunque en algunas encuestas han bajado su popularidad, los del tricolor siguen estando arriba. Habrá que inventarles todo lo que se pueda para desprestigiarlos, para ponerlos abajo. Del PRD no se ocupan, sus dirigentes y militantes sobresalientes se han encargado de hundir a su propio partido. No han necesitado que los traten de desacreditar; en esto son autosuficientes. Los únicos partidos que ganarán algo en este cochinero serán el PT y Convergencia, pero lo que obtengan de ventaja será relativo, pues son y por un tiempo seguirán siendo partidos pequeños o, si se prefiere, medianos (y no sólo en tamaño).
Jacqueline Peschard escribió en junio de 2006 que “el voto útil es en realidad un voto estratégico que implica sacrificar la opción con la que un elector se identifica por razones ideológicas, por lealtad partidaria o por simple simpatía hacia un candidato, en aras de impedir el triunfo de otro contendiente. Se trata de un voto reactivo, más en contra que a favor, que privilegia cierto objetivo electoral, por encima de la opción de preferencia”.
Estoy de acuerdo con ella. Y, como están las cosas, quizá la mejor opción sea recurrir otra vez al voto útil para impedir el triunfo del PAN, no sólo por reaccionario, que lo es, sino porque ha demostrado ingobernabilidad, impericia, intolerancia, desdén por el pueblo, vocación de enriquecimiento personal y desprecio por los valores nacionales en lo económico, en lo cultural, en lo político y hasta en lo militar (usando al Ejército para que las drogas no entren en Estados Unidos, principal consumidor de éstas en el mundo).
La alternativa que nos dejan los partidos para las próximas elecciones federales no es analizar sus programas electorales ni sus principios e ideologías, que en conjunto son mera fórmula hueca, sino votar selectivamente en cada estado de la República por el partido que tenga más probabilidades de restarle votos (y diputados) al PAN.
No es traicionar principios ni preferencias personales o partidarias. Es castigar en las urnas a un partido que nos ha llevado a la situación en que nos encontramos los mexicanos, nada promisoria. Si en México la Constitución permitiera la revocación del mandato, como sí la permite, pese a tantas críticas contra Chávez, la Constitución de Venezuela (artículos 6, 70 y 72), muchos mexicanos estaríamos intentando quitar a quienes fueron elegidos, incluso con malas artes, en coomicios pasados. Pero como este derecho no existe, el recurso del voto útil se vuelve una opción interesante, aunque de menor alcance que la revocación.
La alternativa que nos dejan los partidos, a partir de lo que leemos sobre ellos y la selección de sus candidatos en los periódicos, no es precisamente el voto ideológico o por identificación partidaria y política, sino por personas que nos parezcan, al menos, honestas, capaces, con una buena trayectoria y, desde luego, que no sean del PAN. ¿Esto es una regresión política y cultural? Sí, pero la culpa no la tenemos los ciudadanos ni quien esto escribe, sino los partidos que, además de parecerse entre sí en varios sentidos, no han sabido demostrarnos por qué unos serían mejores que otros.
Personalmente hubiera querido que el PRD fuera una organización sólida en términos político-ideológicos, con gente honesta en su dirección, con democracia interna, sobre todo para elegir a sus candidatos, que éstos fueran los mejores que pudiéramos imaginar, etcétera. Pero no es el caso, y muchos lo perciben así en su lamentable realidad, razón por la cual está tan abajo en las encuestas. ¿Qué es el PRD? ¿Su dirección? ¿Sus bases, a menudo entregadas sin que después las tomen en cuenta? ¿Sus tribus? Que nos lo diga, le estaríamos muy agradecidos.
El PRI tampoco es la mejor opción, pero lamentablemente es el único partido que, por ahora, podría derrotar al PAN, y este simple hecho milita en su favor. Dicho sea de paso, no sería un regreso, como malévolamente dicen los albiazules. Y no lo sería por la sencilla razón de que no podrá ser el mismo partido de hace 30 años, ya no lo era por lo menos desde Zedillo. Es otra cosa pese a que en él habitan todavía algunos dinosaurios que, por cierto, no son peores que los jóvenes, hijos de sus papás o esposas de sus esposos (y viceversa), que ahora quieren ser candidatos y candidatas (algo que pasa en todos los partidos, como si la habilidad política se heredara o se contagiara por ósmosis).
En resumen, no todo está podrido ni perdido. La abstención, pese a su atractivo frente a este patético panorama, no es la opción. Si la llevamos a cabo, el PAN, con los enormes recursos públicos y privados que tiene, ganaría y, entonces sí, agárrense, porque podría ganar otra vez, fraudes aparte, la Presidencia en 2012.

Abraham Nuncio: 145 y 145 bis rebobinados

uando no hay imaginación ni capacidad política para resolver los problemas se recurre a fórmulas que nada tienen que ver con su solución: campañas moralizadoras, funciones de simulación, leyes que agravan los problemas o acciones represivas en contra de aquellos que los padecen.
Desde hace décadas los mexicanos no conocemos fórmulas de solución real a los grandes problemas nacionales. Tampoco las comunidades y el grueso de las familias han experimentado mejora en sus condiciones de vida ni hoy abrigan esperanzas de que ello pueda ocurrir en un horizonte cercano. Al contrario.
En Monterrey aparecieron de repente unos grupos de jóvenes, mujeres y niños impidiendo el tráfico vehicular. Llevaban el rostro cubierto (quienes no lo llevamos empezamos a sentirnos desclasados) y demandaban que el Ejército se retirara de las calles a sus funciones institucionales. Iban en traza de acarreados y la prensa dejó saber que habían recibido un pago de 500 pesos por asistir a esas manifestaciones. Aunque hubo detenidos, no se llegó a saber con precisión quiénes habían sido los autores intelectuales. Se infería, por el tipo de demanda, que fueron individuos vinculados al crimen organizado.
Acto seguido, el candidato por el PRI al gobierno de Nuevo León en las elecciones de julio demandó una legislación para penalizar aquellas protestas callejeras que involucraran el impedimento total o parcial de la circulación automotriz. El gobernador y el Congreso se hicieron eco de tal demanda. Y se legisló en consecuencia a velocidad de the fastest gun. El nuevo artículo 177 bis 1 del Código Penal del Estado de Nuevo León reza así: “Comete el delito de obstrucción de la vía pública quien, mediante actos de protesta o manifestación, ataque los derechos de tercero, impidiendo total o parcialmente el libre tránsito de vehículos automotores”. El PRI y el PAN votaron conjuntamente, acompañados por el Panal y el PRD; no así el PT. Cabe señalar que el candidato panista al gobierno del estado mostró su desacuerdo con la medida.
Otra Marcha por la Paz o manifestaciones semejantes a las realizadas el año pasado por Iluminemos México, ¿no serán ya posibles? Ninguno de sus organizadores en Monterrey, por cierto, declaró nada en contra de la nueva legislación penal. En fin, si los ciudadanos protestan o se manifiestan impidiendo el tránsito vehicular, así sea parcialmente, se convertirán en delincuentes. ¿Ocurriría lo mismo con peregrinaciones religiosas, ciertas fiestas paganas y competencias deportivas? No. Lo que se castiga es el ejercicio de libertades constitucionales de contenido político.
Los organizadores de Iluminemos y conexos y el sector social en torno suyo saben que algunas leyes no están destinadas a ellos. Son decididos defensores de la vigencia del estado de derecho sólo cuando su infracción les afecta particularmente a ellos (del Consejo de Hombres de Negocios para abajo). Y cuando no, pues no. Así se explica que la sustitución inconstitucional de los cuerpos de seguridad civil por el Ejército no sólo no se vea como un hecho contrario a la salud pública y a la democracia, sino que se lo haga objeto de exaltaciones. El señor Alejandro Martí, padre del joven Fernando Martí, secuestrado y asesinado en el verano de 2008, calificó –con bastante ligereza– de heroicas a las fuerzas armadas de México. Hay que recordarle al señor Martí que quien las comanda no es el general Ignacio Zaragoza ni luchan en defensa de la patria.
Así también se explica que nadie de ese sector haya dicho nada sobre las agresiones sistemáticas a la libertad de expresión desde la propia PGR y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, agresiones que han descubierto una veta en las radioemisoras comunitarias. Un ejemplo entre varios: la radio comunitaria del barrio conocido como Tierra y Libertad fue atacada, la víspera del Día de la Libertad de Prensa de 2008, por 120 agentes de la Policía Federal Preventiva. Tenía muchos años de funcionar en el perímetro vecinal de ese barrio. Pero el gobierno de Calderón, que ya ha reprimido a diversos movimientos sociales (Oaxaca, Puebla, Guerrero, Chiapas, Atenco), ahora la emprende contra esa radio. A Héctor Camero, uno de los líderes históricos del movimiento de colonos Tierra y Libertad, las autoridades judiciales lo convirtieron de testigo en indiciado, y sobre él pende la amenaza de hacerle pagar con 12 años de cárcel y 15 millones de pesos la osadía de atenerse a la Constitución. Habrá que estar alertas. E izar la bandera del derecho a la difusión como uno de los derechos fundamentales de la humanidad en el proceso concentrador de los medios de comunicación en manos de unos pocos empresarios poderosos y sus cómplices en el gobierno.
La inseguridad se redobla cuando la población no sabe dónde están los delincuentes. Un día después de la visita protocolaria de la secretaria de Estado estadunidense, Hillary R. Clinton, a Monterrey, un grupo de familias se plantó frente al palacio de gobierno para exigir la presentación de sus familiares desaparecidos a manos de policías.
No soy el primero en señalarlo. El espíritu de los artículos 145 y 145 bis, que sirvieron de fachada legal a la represión gubernamental contra los movimientos populares a lo largo de tres décadas (fueron derogados en 1970, a raíz del movimiento democrático que culminó dos años atrás en la masacre del 2 de octubre) ha sido rebobinado y es hoy una arma dirigida contra la sociedad que se organiza para defender los derechos que le son conculcados por el régimen.

Adolfo Sánchez Rebolledo: El miedo a gobernar

ice Carlos Arriola en un libro indispensable que el PAN tiene miedo a gobernar”. Y tiene razón. Reflejo instintivo, corporal, antipolítico, digamos, tal temor es la marca inconfundible de su propio origen intelectual y moral. Surgido como reacción a la reforma cardenista, al nacimiento del partido confluyen en combinaciones discretas varias fuentes doctrinarias: las que provienen de la extenuante historia clasista de la derecha mexicana, frustrada una y otra vez en la fallida pretensión de elaborar un proyecto nacional genuino; la visión religiosa del mundo, interpretada a la luz de los experimentos falangistas de los años 30 y, finalmente, la asunción de la modernidad empresarial, como el paradigma de un cierto liberalismo conservador que se reclama democrático aunque rechaza a los políticos y los partidos. El nuevo partido (1939) pretende ser un actor alejado de la vieja clientela rural que, gracias al sinarquismo y la belicosidad eclesiástica, aún sueña con la utopía conservadora del Estado confesional; quiere menos comunidad “natural” y más individualismo; más empresa y menos Estado como fórmula para todo. Frente a la política social del gobierno reivindica las fórmulas de la caridad: aspira al bien común, pero defiende la propiedad privada y la democracia como si este binomio fuera un mandamiento religioso. No sin desgarraduras y fracturas internas, guerra fría de por medio, el viejo hispanismo católico se doblega ante la eficacia anticomunista de la democracia cristiana y toma nuevos aires del ejemplo bipartidista instalado en Estados Unidos. La ideología se encargará de transmutar la “economía mixta” y el autoritarismo de los gobiernos de la Revolución Mexicana en una suerte de socialismo involuntario, al que se le pueden extraer pingües concesiones bajo el imperio de una regla muy simple: atacar al sistema –y a los políticos– como la fuente de las mayores perversiones, pero sin cuestionar el poder arbitral del presidente, a menos que se trate de un juicio simbólico y acotado a la negociación posterior de los grupos de interés que lo animan. Abanderados de la lucha contra el presidencialismo, los panistas, llegado su turno, no saben con qué y cómo sustituirlo. Vamos, no están seguros de que sea necesario, más allá de la sustitución de personal y de valores, un cambio de régimen.
Pues bien, si me he permitido este largo circunloquio, estimulado por el ensayo de Arriola, es para recordar cómo el panismo sigue atado a esa suerte de melancolía “antipolítica” que es su sello de origen. No se entiende de otro modo el esfuerzo de su jefe nominal para reducir la contienda democrática a una terrible caricatura de la política sucia que se practica en otros países. La desnaturalización del adversario –su identificación con una amenaza a la sobrevivencia colectiva (“un peligro para México”)– no puede ser una arma legítima en ninguna democracia. Sin embargo, las recaídas en este juego, ahora a propósito de la guerra contra el narcotráfico, indican que estamos ante una estrategia electoral que, de tener éxito, acabará por romper los frágiles lazos que quedaban de la confianza ciudadana en el juego institucional, en la política. Y es que para el PAN de Vicente Fox y Felipe Calderón lo importante es ganar, aunque luego no sepan cómo o para qué gobernar.
Tales estrategias se corresponden a la visión que la derecha tiene de sí misma, como una corriente ajena al “mundo político”, donde los protagonistas son ciudadanos ilustres, puros, provenientes de la “sociedad civil” no contaminada, sin aspiraciones de poder. En Monterrey, el líder panista recordó, entre otros de aquellos ejemplos, a los que lanzaron “una ofensiva contra el libro de texto único”, pues, escribe, “esa batalla cívica de una educación libre (sic) fue el primer paso de un Nuevo León en libertad. Sin libertad de educación no hay libertad democrática, y sin libertad democrática no hay libre asociación, libre empresa, libre manifestación de ideas y, mucho menos, autoridad legítima”. Cualquiera diría que Germán terminaría planteando la reforma del tercero constitucional, la abolición del libro de texto gratuito o la incorporación de la enseñanza religiosa a las escuelas públicas o, al menos, respaldando el decálogo de pecados electorales reditado impunemente por el obispo morelense (que siguen siendo los temas de la derecha), pero no, el encendido fervorín tenía un objetivo más pichicato pero muy actual: denunciar al “amateur” aspirante priísta porque éste, siendo funcionario, incumplió con la tarea de reprimir a los “tapados” cuando éstos aparecieron en la urbe regiomontana, de lo cual el presidente del PAN deduce sin pruebas cierta complicidad de la autoridad política con el crimen organizado. “¿Exagero? ¿No es desgobierno que los delincuentes tomen las calles de Nuevo León en abierto desafío a la autoridad?”, se queja (sin advertir el autogol nacional), para criticar a continuación que el aspirante priísta hubiera intentado una alianza con el Partido del Trabajo, “un partido que quiere la nacionalización de las Afore, la renegociación del Tratado de Libre Comercio y la candidatura de López Obrador”. Vaya, el diablo en persona.
El máximo responsable del partido en el gobierno pretende que esa forma de actuar sea considerada como una expresión de la democracia, cuando, en rigor, es la negación de la política. No ve contradicción alguna con el Presidente de la República cuando pide unidad nacional. Y a su manera acierta: ese es el viejo ideal de un gobierno paternalista y familiar, educado en el respeto a Dios y la autoridad.

Orlando Delgado Selley: Dilemas del G-20

on expectativas diferentes arranca la reunión del Grupo de los 20. Aunque este conglomerado aporta 85 por ciento del PIB global, no representa el interés de decenas de países que no están presentes, como los africanos. El momento le da relevancia a la reunión: la crisis económica sigue su curso, pese a acciones concertadas entre bancos centrales y gobiernos de países desarrollados, entre ellas las acordadas en Washington hace cuatro meses. La OCDE, por ejemplo, acaba de publicar que estima una reducción del comercio mundial este año de 13.2 por ciento, que refleja un deterioro creciente de la economía mundial.
Los jefes de gobierno de los países del G-20 deben proponerse medidas para estabilizar los mercados financieros, restablecer el crecimiento económico, reformar el sistema financiero y ayudar a los países con desafíos sociales mayores. La tarea es compleja ya que hay dilemas centrales. El primero es entre estímulos económicos de corto plazo y sus consecuencias a largo plazo. El gobierno estadunidense de Barack Obama ha insistido en que debe comprometerse un apoyo equivalente a 2 por ciento del PIB de cada país para detener la crisis y recuperar la capacidad de crecimiento, pero para muchas naciones los riesgos del crecimiento de la deuda a largo plazo pudieran ser mayores, ya que podría generar inflación y aumento de las tasas de interés.
El segundo dilema está entre una reforma regulatoria, indispensable y urgente, que se contrapone con los requerimientos para revitalizar el sistema financiero. Un tercer punto de tensión está entre el predominio de políticas nacionales contra la pertinencia de que exista una coordinación mundial para detener la recesión. El tema es particularmente espinoso ya que los políticos responden a sus electores, quienes están interesados prioritariamente en que se recupere su economía, aunque la economía mundial siga postrada.
El cuarto punto enfrenta la reforma del sistema financiero y de los organismos multilaterales con el requerimiento de que esos organismos sean los que operen los programas de asistencia. Un quinto tema de discusión es la propuesta china de crear una moneda de reserva internacional diferente a la moneda de algún país, para evitar que los objetivos de esa nación se contrapongan con las necesidades de la economía mundial. El planteo implica que el dólar deje de ser la moneda de reserva internacional, lo que significaría que el mundo ya no financiaría el déficit fiscal y el déficit en la cuenta corriente de esa economía.
La atención, sin embargo, no podrá limitarse a aspectos económicos. El riesgo de que la crisis desencadene conflictos políticos y sociales derivados del cierre de cientos de fábricas, de que se detengan construcciones por todo el mundo, de que los sitios turísticos estén vacíos, implicará que se pierdan muchísimos empleos, generando problemas nacionales que ya se han vivido.
Lo nuevo es que también provocará que millones de trabajadores migrantes, tanto internacionales como locales, regresen a sus lugares de origen: 200 mil trabajadores dejarán Singapur, 100 mil indonesios serán expulsados de Malasia, miles de birmanos dejarán Tailandia, 500 mil indios regresarán a Kerala, decenas de miles de mexicanos, salvadoreños, guatemaltecos, ecuatorianos, filipinos, y muchos más, no sólo ya no enviarán remesas a sus familias, sino que demandarán servicios y empleos en sus propios países. El colapso parece inevitable ya que las redes de protección social en las naciones en desarrollo carecen de instrumentos y capacidad para distribuir beneficios contra el desempleo, garantizar la seguridad social y los servicios de salud.
El G-20 deberá enterarse de que los sentimientos anti-estadunidenses han crecido en todo el mundo, de un modo que recuerda los tiempos de los movimientos de liberación nacional de las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado. Tendrá que reconocer que las crisis de gobernabilidad que ya se han dado en algunas naciones europeas pueden aparecer no sólo en la periferia, sino en los grandes países centrales, que la criminalidad toca ya las puertas del imperio, que las presiones de las poblaciones en el mundo desarrollado pudieran revertir la globalización. El G-20 deberá aceptar que aunque no representen al mundo tienen que actuar en su favor.
Si los resultados de esta reunión son tan pobres como los de noviembre pasado, sabremos ya que la crisis se profundizará. Ello querrá decir que esta crisis no marcaría el final de una época, sino quizá el de la civilización.
o_selley2001@yahoo.com

Ángel Guerra Cabrera: Obama en cuenta regresiva
e aproxima la Cumbre de las Américas, a celebrarse del 17 al 19 de abril en Puerto España, Trinidad y Tobago, y crece la interrogante acerca de las propuestas que presentará Barack Obama a sus homólogos de América Latina y el Caribe que lo distancien claramente de su abominable antecesor.
Absorbido en los poco más de dos meses que lleva en el cargo por los demoledores efectos domésticos de la crisis económica internacional estallada en Wall Street y el pantano de dos guerras coloniales, el presidente estadunidense, que aunque es inteligente conoce poco el mundo, depende mucho en política exterior de sus colaboradores. Al sur de su frontera algunas posturas provocan dudas sobre la real voluntad de cambio de su administración. Son inquietantes los brulotes de Hillary Clinton contra Hugo Chávez y las actividades injerencistas de diplomáticos yanquis contra los gobiernos de Evo Morales y Rafael Correa, tres mandatarios muy respetados y populares en la región. También la insolente arremetida antimexicana.
Es un error fatal ilusionarse con que Obama pueda cambiar la esencia imperial del sistema pues aun si quisiera ni el enorme poder de su cargo se lo permitiría, pero cabría esperar que como al parecer intenta con Rusia e Irán, diseñe una proyección hacia sus vecinos a tono con la honda crisis de hegemonía de Estados Unidos y el nuevo clima político en su otrora traspatio, donde crece la conciencia política y la voluntad transformadora de los pueblos, numerosos gobiernos ya no le son incondicionales y se ha afianzado como nunca la unidad e integración. Washington parecería no comprender estos cambios, que Obama percibirá en la cumbre de Trinidad y Tobago. Así lo evidencian las declaraciones sobre Cuba de su vice Joseph Biden en la llamada Cumbre de Líderes Progresistas efectuada en Chile –extraño popurrí– como en la que sostuvo con presidentes y altos funcionarios de los gobiernos centroamericanos. Si de veras Obama quiere sostener un diálogo constructivo con sus homólogos del hemisferio, no basta que su administración intente una retórica más discreta en las formas que su belicosa antecesora si no los trata con el respeto que merecen los iguales.
Cuba no asistirá a la Cumbre de las Américas pues fue excluida en 1962 de la OEA, instrumento de la política imperial hasta hoy, que es su convocante. Pero ello no impedirá que allí se cuestione frontalmente su ausencia y la prolongación del criminal bloqueo, condenado reiteradamente por la abrumadora mayoría de los miembros de la ONU y, con especial énfasis, por la primera Cumbre de América Latina y el Caribe celebrada en Brasil en diciembre de 2008. La cálida acogida tributada entonces a Raúl Castro, incluyendo el ingreso de la isla en el Grupo de Río, dejó muy claro el sólido prestigio de que goza en el ámbito latino-caribeño. En lo que va de 2009 nueve jefes de Estado o gobierno de la región han visitado La Habana, mientras Costa Rica y El Salvador –éste en la voz de su presidente electo Mauricio Funes–, los únicos que no lo habían hecho, han anunciado que restablecerán relaciones diplomáticas con ella.
Más allá de su impacto en la relación bilateral con Cuba no hay nada que Estados Unidos pueda hacer para crear confianza en un cambio de política hacia América Latina y el Caribe que no sea el levantamiento del bloqueo. El Legislativo de Washington ya dio un modesto paso en esa dirección al derogar el presupuesto que permitía restringir los viajes y las remesas de los cubanoestadunidenses –una promesa de Obama en campaña– y ya se han presentado iniciativas bipartidistas en ambas cámaras que eliminarían la inconstitucional prohibición a los estadunidenses de visitar Cuba y relajarían las severas limitaciones a la venta de productos a la isla. Quedan muy lejos del fin del bloqueo pero, de aprobarse y recibir la sanción de Obama, serían un avance en la dirección correcta.
No obstante, es el presidente quien lleva la voz cantante en política exterior y Obama ha despertado esperanzas que explican la expectación existente sobre su presencia en Puerto España. Se acerca para él la hora de la verdad. Sólo si anunciara medidas importantes encaminadas a normalizar las relaciones con Cuba logrará mitigar la amarga herencia dejada por Bush y otros gobiernos anteriores al sur de la frontera y abrir un nuevo capítulo en los vínculos con los vecinos del sur. Le quedan dos semanas para decidirlo.
aguerra_123@yahoo.com.mx

Préstamos dudosos
El martes pasado el titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón Hinojosa, anunció en Londres que pediría al Fondo Monetario Internacional un crédito por entre 30 y 40 mil millones de dólares. Un día después –ayer– ese organismo internacional anunció, por boca de su director, Dominique Strauss-Kahn, que la línea de crédito flexible” solicitada es por 47 mil millones, ofreció gestionar su rápida aprobación y coincidió con el gobernante mexicano en que el préstamo está destinado a “alentar la confianza”. En un comunicado conjunto, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y el Banco de México (BdeM) aseguraron que el crédito “no está sujeto a condicionalidad alguna” en materia de política económica, pues su disponibilidad se basa “en un proceso de precalificación riguroso respecto de la solidez de las políticas fiscales, financieras y monetarias del país”.
Aunque ambas dependencias empiezan el boletín afirmando que el propósito de la contratación es “apoyar el empleo, el acceso de las empresas y hogares al crédito, la estabilidad económica y el crecimiento”, párrafos después afirman que “las autoridades financieras no tienen la intención de utilizar dichos recursos” y que “el financiamiento bajo esta línea de crédito podrá ser usado a discreción de las autoridades mexicanas, ya sea en su totalidad en una sola exhibición o bien en varios desembolsos, en caso de que llegara a necesitarse”. Advierten, asimismo, que la contratación del préstamo se realiza con fundamento en disposiciones contenidas en la Ley del Banco de México y que, “en virtud de que dicho financiamiento tiene como propósito el cumplimiento de los objetivos del BdeM, de acuerdo con los ordenamientos legales aplicables no computará para los montos de endeudamiento autorizados por el Congreso de la Unión en la Ley de Ingresos de la Federación”.
La intención explícita de las autoridades financieras consiste en sumar esos 47 mil millones a los 80 mil millones de las reservas internacionales y a otros 30 mil millones puestos a disposición de México por la Reserva Federal estadunidense para conformar un “blindaje” ante posibles contingencias derivadas de la crisis económica mundial, según dijo Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México
Mientras dirigentes de las cúpulas empresariales celebraban la noticia, legisladores del PRI, del PRD y de Convergencia criticaron que se haya solicitado el préstamo a unos días de que el gobierno asegurara que las reservas de divisas del país bastaban para hacer frente a la coyuntura; cuestionaron por qué no se han empleado los fondos de fideicomisos y Afore para empezar a reactivar la economía y expresaron sus sospechas de que el cuantioso dinero ajeno vaya a usarse para alimentar a los especuladores que han provocado la más reciente devaluación de la moneda nacional.
Debe admitirse que los argumentos oficiales son débiles: hasta la fecha se ha invertido más de 20 mil millones de dólares de las reservas en intentos inútiles de apuntalar el tipo de cambio, y por ese camino el BdeM podría entregar a los intereses de la especulación una suma similar, o el doble, o el cuádruple, y no lograr nada. Por otra parte, resulta cuando menos cuestionable que, por medio de un vericueto legal, como es pedir el préstamo a nombre del Banco de México, se vulnere un principio constitucional que exige la autorización legislativa para la contratación de deuda pública.
Por lo demás, del propio comunicado de la SHCP-BdeM se desprende que es falso que la línea de crédito en trámite carezca de condicionamientos; ocurre, simplemente, que tales condicionamientos –el sometimiento a las recetas neoliberales del FMI– han sido cumplidos con antelación.
Por último, pero no menos importante, preocupa que, en un entorno de opacidad administrativa como el que impera en las oficinas del Ejecutivo federal, y ante la “discrecionalidad” con que el gobierno podrá hacer uso de los recursos solicitados, éstos se prodiguen en un gasto corriente a todas luces desproporcionado y hasta ofensivo, en actos de contratismo dilapidador de los que abundan en los gobiernos panistas, y que a la postre el país termine obligado a pagar una deuda mayúscula sin que ello se haya traducido en un beneficio para la población, es decir, justo como ocurrió con la crisis de endeudamiento de la década antepasada y con el turbio rescate bancario operado por medio del Fobaproa-IPAB.

Lydia Cacho
Plan B
Erdely: secuestrar en nombre de Dios
El padre Marcial Maciel, ante las primeras acusaciones sobre pedofilia, aseguró que los infieles, movidos por el demonio, le difamaban para difamar a Dios y a los Legionarios de Cristo. Los 250 sacerdotes australianos acusados de pedofilia utilizaron los mismos argumentos, hasta que se les demostró su culpabilidad uno a uno. Jorge Erdely asegura que son sus enemigos de la Luz del Mundo y un puñado de zombis manipuladoras quienes lo difaman. Habla para confundir, es su especialidad.
Los principios de la Iglesia Cristiana Restaurada (ICR) parten de la premisa de que todas las personas son apóstatas y deben pasar por un proceso de arrepentimiento, confesión, adoctrinamiento, disciplina y restauración. Las reglas del gran pastor Erdely implican aislar a los restaurados y crear una gran iglesia mundial. Nada que no pretendan casi todas las religiones del mundo. El problema es que Erdely, Canavati y sus seguidores, desde México hasta Tailandia, están convencidos de que llevar niños y niñas robadas a vivir ilegalmente con familias restauradas es una obra de Dios, y no un delito.
Existen testimonios de familias que estuvieron en la ICR en Cancún y Mérida que narran cómo Casitas les entregaba en adopción cristiana a infantes. Lo que facilita este secuestro de menores para fines religiosos es el maltrato infantil, ya que la mayoría de criaturas terminaron en Casitas por haber sido víctimas de violencia intrafamiliar. Desde abandono y abuso sexual, hasta quemaduras con cigarro en el cuerpo, fracturas, golpes y violencia sicológica.
Bajo la premisa de que los maltratadores son apóstatas, Dios ilumina y autoriza por vía de su pastor que estos niños y niñas renazcan entre familias cristianas. El argumento de Erdely para su rebaño es el mismo de Martín Lutero: “La razón es la ramera del diablo, que no sabe hacer más que calumniar y perjudicar cualquier cosa que Dios diga o haga”.
Una niña que fue “adoptada para la restauración”, que conoció a Erdely, explica que por cada demérito les daban tres golpes en la espalda, por hablar de música no cristiana o ver televisión seis horas de encierro. Por cada reporte se les quitaba el derecho a los alimentos. “Mamá Paty” Seoane era la responsable de dar a estas niñas en adopción ilegal. Las familias que adoptan para la restauración deben asistir a los retiros con su gran pastor. Como Maciel y otros maltratadores de menores, Erdely alude a un liderazgo místico para evadir a la justicia. Sus seguidores están sujetos a la sumisión y la abyección del opio religioso, y bajo su manto sagrado cobijan el delito de secuestro.

Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
Soldados criminales… e impunes
“A mí me violaron los militares, luego me mataron a mi hermano y a mi esposo lo amenazaron de muerte. Vivo con miedo por mis hijos y por mí. No se qué más quiere el gobierno; nosotros lo único que hemos pedido es justicia”, dice Inés Fernández, que ha vivido un vía crucis desde que fue violada por los soldados en su casa de Ayutla de los Libres, Guerrero.
No muy lejos, Valentina Rosendo, muchacha bonita y recién casada, lavaba ropa en el arroyo cuando se le aparecieron 8 soldados preguntándole dónde andaban los encapuchados, a lo que Valentina contestó que no sabía. Luego de que si era de Barranca Bejuco y ella que no, que de Caxitepec. Así que pa’ pronto le metieron un culatazo que la dobló sobre las piedras. Allí a ras del agua le arrancaron la falda. Uno de ellos le abrió las piernas, se bajó el pantalón y la violó por unos 10 minutos; luego vino otro con lo mismo y los otros 6 nomás viendo. De aquello le quedó el virus del papiloma humano y el riesgo de la muerte, además de la humillación que no se olvida.
Los casos de Inés y Valentina están en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, porque aquí ni quién oiga sus demandas. Pero todavía peor: como han luchado por que se haga justicia, se han desatado las amenazas y los hostigamientos.
Tan sólo en 2008, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos recibió mil 230 quejas contra el Ejército. En ese mismo año 381 averiguaciones previas de delitos cometidos por militares contra civiles fueron turnadas a la Procuraduría General de Justicia Militar. Que sólo aceptó iniciar 110 procesos. De los cuales únicamente 11 —menos de 10%— derivaron en consignaciones.
Por su parte, diversas organizaciones civiles han documentado plenamente 120 casos durante el actual gobierno. Se incluyen 17 asesinatos, decenas de violaciones, allanamientos y torturas. Uno de estos casos puede ser histórico porque ya fue atraído por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y se refiere a los hechos de Santiago de los Caballeros, en Sinaloa, donde cuatro civiles fueron muertos por soldados. Aquí lo que la Corte ha de definir es si la actual extensión del fuero de guerra es compatible con nuestra Constitución y con los tratados internacionales que el gobierno mexicano ha firmado y ratificado. En pocas palabras, si es justo que en este país los militares que cometen delitos contra civiles sean juzgados por ellos mismos. Porque lo que ha ocurrido hasta ahora es que hay un permanente patrón de absoluta impunidad cuando las violaciones a derechos humanos de civiles son investigadas por las propias instituciones castrenses.
No se trata de abolir este fuero, sino de que se aplique para los asuntos internos del Ejército y no en agravio de civiles. Por cierto, no hay lucha antinarco alguna que justifique esta intolerable cadena de abusos de parte de un Ejército que sólo se desprestigia con la impunidad y cuyo comandante supremo es el propio Presidente.
P.D. Para mi nuevo y formidable amigo Eduardo Galeano, con mi admiración devota de siempre.

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