4/02/2009

“Candidato fantástico”


Utopía

Eduardo Ibarra Aguirre

México es un “candidato fantástico”, festinaron Dominique Strauss-Khan y John Lipsky, presidente y primer subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional, respectivamente. Están contentos porque el mexicano será el primer gobierno en utilizar el esquema de línea de crédito flexible, acordado por el FMI hace 10 días.

Se entiende que los señores estén felices desde antes de aprobar el préstamo solicitado por el gobierno de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, pues se usen o no los recursos más cuantiosos solicitados por México en los 65 años de historia del FMI, de entrada significará pagar 127 millones de dólares por “derecho de apartado” de la línea de crédito por 47 mil millones de dólares. El costo de usarla en su totalidad implicará el pago de anualidades de mil 334.8 millones de dólares, durante tres a cinco años, lo que significa un interés de 2.84 por ciento.

El uso total de los recursos crediticios del organismo dirigido desde la perspectiva y los intereses de Washington y que desde hace 27 años dicta las políticas económicas y financieras a cinco presidentes de la República --incluso a Calderón Hinojosa le capacitó al secretario de Hacienda Agustín Carstens Carstens--, implicaría que la deuda pública externa mexicana de 38 mil 330 millones de dólares, a febrero de 2009, sería más que duplicada.

Más aún: La deuda neta del gobierno federal cuantificada al cierre del primer bimestre de 2009 en 242 mil 973.1 millones de dólares, lo que significa en términos comparativos que cada habitante del país arrastra una deuda de 31 mil 560 pesos, incrementaría la carga en 719 dólares por habitante con la línea crediticia del FMI y los 30 mil millones de dólares puestos a disposición del Banco de México por el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos.

Pero más allá del gigantesco endeudamiento y la perspectiva de incrementarlo, el mensaje que envía el economista y abogado es completamente opuesto a lo que pregona el discurso oficial.

Calderón pasó del frívolo anuncio del “gusto que me provocan los grandes retos”, dibujados claramente por la crisis financiera y económica estadunidense, a una “simple gripe”, traducida magistralmente por Carstens como “catarrito”. Enseguida al “Nos hace lo que el viento a Juárez”. Finalmente se instaló en “¡Para vivir mejor¡”, el disco rallado que pareciera burla obsesiva frente a las crecientes carencias de muchos. El principal eslogan del gobierno federal, copia del “¡Bienestar para la familia¡” de Ernesto Zedillo Ponce de León, tiene sus equivalentes económico y financiero: solidez, estabilidad, fortaleza, confianza, blindaje y los que se acumulen, hasta la retahíla propagandística “la crisis que viene de fuera”, como si los resultados en materia de pérdida del poder adquisitivo, desempleo, inseguridad pública y carestía de la vida no fueran los mismos.

El michoacano se desenvolvió en Londres con sonrisas reiteradas, como es raro observar en tierras aztecas, acaso porque los agobios que padecen sus ingratos gobernados no se lo permiten. En el Consejo Británico hasta mencionó a su antecesor para adornarse como secretario de Energía, entonces, y titular del Ejecutivo, ahora, que puja contra el cambio climático.

Sólo que las imágenes, bellas y felices, son completamente insuficientes para alterar la triste realidad de que el grupo gobernante actuó de manera abúlica ante una crisis que para Guillermo Ortiz Martínez: “Nadie previó en sus verdaderos alcances”, que en “unas cuantas semanas modificó las cosas que marchaban muy bien”, llevó a la gente a perder empleo, ingreso, casa y que explican, dijo a Carmen Aristegui Flores, la reacción airada de los ingleses en las calles.

Mas el discurso del optimismo gubernamental se vuelve a repetir, ahora para justificar líneas crediticias que, de usarse, se destinarán a rescatar a los grandes corporativos endeudados en dólares.

Acuse de recibo

En torno a Plataforma y candidatos (1-IV-09), Javier Andrade Torres agrega: “Para el pueblo mexicano, la verdad histórica y la realidad concreta, el reo Luis Echeverría Álvarez y todos sus secuaces de obra y omisión son culpables de genocidio, sus conductas delictivas y criminales no sólo son en el 2 de octubre. Hay una serie de hechos como la desaparición de poderes en los estados de Guerrero e Hidalgo, la guerra sucia, el asunto del diario Excélsior, los desaparecidos, las torturas, asesinatos y la ruina económica de la nación por las que se le debe reclamar (…)”. A propósito de la represión generalizada de Adolfo López Mateos contra la huelga ferrocarrilera, el 28 de marzo de 1959, registrada aquí el 30, Fernando Lenin Carmona Bolaños plantea: “Esas situaciones deberían de ser ciclos de acción que el proletariado tendría y tiene la obligación de realizar. El México actual es posible debido a acciones que se realizaron hace ya 50 años, pero que por el canibalismo y el entreguismo de algunos sectores de la izquierda, no fructificaron sino en provecho de la inútil y buena para poco, derecha del PAN”.

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