9/08/2012

Viuda de migrante enfrenta trabas para liberar hipoteca de su casa

LA OTRA RUTA MIGRATORIA

Infonavit condona deuda pero Notaría no admite acta de defunción



Por Elizabeth Muñoz Vásquez, corresponsal

Apizaco, 7 sep 12 (CIMAC).- Desde hace seis años Alejandra Vázquez Muñoz quedó viuda y no ha podido liberar la hipoteca de su casa debido a que la Notaría Pública número 1 del estado de Tlaxcala no le acepta el acta de defunción de su marido Valentino Lemus Sánchez, quien murió en Estados Unidos, “porque está escrita en inglés y no viene apostillada”.

Cansada de tantos trámites y con la necesidad de trabajar para mantener a sus dos hijas de 14 y 13 años –Vannesa y Victoria– y a Brandon de 8 años, Alejandra dejó su caso en manos de un abogado desde hace dos años y nada le ha podido resolver, no obstante que el crédito ya fue condonado por el Instituto del Fondo de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit).

En entrevista con Cimacnoticias, Alejandra relata que el próximo 18 de septiembre Valentino cumplirá 6 años de haber fallecido en Falfurrias, Condado de Brooks -a 90 millas de Laredo, Texas- durante su segundo intento por llegar a Texas a donde se dirigía con la intención de obtener el suficiente dinero para celebrarle la fiesta de 15 años a sus hijas  y mejorar la economía de su familia.

“Nunca imaginé que 5 días después de irse de nuestra casa él perdería la vida, se marchó el miércoles 13 de septiembre a la una de la tarde y el miércoles 20  a las 11 de la mañana estaba yo recibiendo el féretro con su cuerpo”, recuerda con dolor esta mujer de 39 años de edad.

Valentino partió de la ciudad de Apizaco, Tlaxcala, rumbo a Tamaulipas y de ahí pasaría  a Texas acompañado de su hermana mayor. Su objetivo era alcanzar a su mamá quien ya tenía una año viviendo en ese estado americano.

En un mes arregló sus documentos, relata Alejandra, nunca me dijo cuánto le cobraba el “pollero” por pasarlo, “vendió el estereo, los videojuegos de mis hijas y de él, y  me dejó ese dinero para lo que hiciera falta en la casa, quién pensaría que lo iba a utilizar para su funeral”, comenta sorprendida.

Alejandra afirma que la noticia de la muerte de su esposo le ha representado una carga emocional dolorosa y de la que rápida y forzosamente  tuvo que salir porque la presión económica la estaba agobiando.

Explica que tres meses después de fallecer su marido, personal de diversos bancos la empezó a buscar  ofreciéndole ayuda para tramitar la cancelación de la deuda de la casa, “no entendía de lo que me hablaban y hasta ese momento comprendí que tenía que enfrentar sola muchas responsabilidades”.

Acudió al Infonavit sin llevar documento alguno, ahí le pidieron presentar el acta de defunción de Valentino, para iniciar el trámite de condonación del crédito.

Ante esta situación solicitó el apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores en Tlaxcala y  un mes después recibió “un acta de defunción previa”, redactada en inglés y firmada por las autoridades de Brooks, Texas, en la que no se señalaba la causa de la muerte y sólo decía “desconocida, pendiente de investigación”.

Meses después recibió una segunda acta de defunción redactada nuevamente en inglés, pero esta vez si tenía causa de muerte: “golpe de calor”. Con este documento Infonavit  autorizó la condonación del crédito e informó a la Notaria Pública del mismo.

Sin embargo el acta fue rechazada bajo el argumento de que estaba escrita en inglés y no iba apostillada, por lo que le pidieron una expedida por autoridades mexicanas y en español.

Ante ello acudió a las oficinas centrales de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ubicadas en el Distrito Federal, en donde la apoyaron para solicitar nuevamente el acta de defunción traducida al español.

La tercer acta fue expedida ya por las autoridades consulares de McAllen Texas el 3 de agosto de 2007 -prácticamente 11 meses después de la muerte de Valentino  y firmada por el Cónsul Luis Manuel López Moreno, señalando como causa de muerte “deshidratación e insolación”.

Con este nuevo documento, Alejandra fue otra vez a la Notaría Pública donde se la devolvieron porque “que el acta no venía en papel azul como la anterior, no había sido apostillada y le faltaban  firmas de las autoridades”.

Al pedir una explicación en la SRE le dijeron que el acta está apostillada dos veces, tiene el sello del Consulado de Texas por el frente y el reverso y está firmada por autoridades del Servicio  Exterior de McAllen, además le aseguraron que no puede expedirse otra acta en español porque se duplicaría el documento y se incurriría en una ilegalidad.

Pero Alejandra no quedó conforme con esta explicación, por lo que acudió a las oficinas del Registro Civil del municipio de Yauhquemehcan, para solicitar el acta defunción escrita en español, pero ahí le dijeron que no podían duplicar un documento oficial “y como no sabemos  traducirla, no queremos equivocarnos”, le  aseguraron.

“POR BUSCAR TRABAJO ABANDONÓ EL TRÁMITE DE LAS ESCRITURAS”

Para Alejandra el año que intentó conseguir el acta de defunción le implicó fuertes gastos, tenía que sufragar la alimentación, escuela, medicinas, ropa y calzado de sus hijos, por lo que se vio obligada a vender los pocos aparatos electrodomésticos que poseía, incluso pidió dinero prestado.

En los últimos 5 años solicitó créditos en instituciones financieras  “que apoyan a mujeres”. Vendió alimentos afuera de las escuelas de su comunidad, los fines de semana nieves y helados en las unidades deportivas y se integró a equipos de campañas políticas con la esperanza de que le ayudaran a conseguir un empleo mejor remunerado, pero sin éxito.

Trabajó como secretaria en un despacho en donde le pagaban –si había dinero- 50 pesos al día.

“Yo me he quedado sin comer, pero mis hijos jamás, he hecho hasta lo imposible para sacarlos adelante. Lamento que Vannesa, mi hija mayor haya tenido que desempeñar un rol que no le correspondía y hacerse  responsable de cuidar a sus hermanos mientras yo me voy a trabajar todo el día, pero no tengo otra alternativa”.

Reconoce que por buscar trabajo dejó por unos meses el trámite de las escrituras. En sus constantes visitas a las dependencias conoció al “abogado” Juan Carlos Cabrera Sánchez, a quien le confió su situación y éste le aseguró que en tres meses liberaba las escrituras, lo que le costaría 11 mil pesos, pero a la fecha nada ha resuelto.

Alejandra teme perder los documentos originales que le entregó al abogado. Requiere que la Notaria Pública le entregue las escrituras de la casa para que las presente ante el Registro Público de la Propiedad y se libere la hipoteca, toda vez que al no contar con éstas, jamás podrá demostrar que la casa donde vive con sus hijas e hijo es de su propiedad y su único patrimonio, después de que su marido murió en el intento por trabajar en Estados Unidos.

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