La Otra Ruta Migratoria
Piden “favores sexuales” a mujeres a cambio de viajar en el tren
CIMACFoto | César Martínez López
Por: Guadalupe Cruz Jaimes, enviada
Cimacnoticias | Huehuetoca, Estado de México.-Las autoridades mexicanas deben supervisar al personal de las estaciones del tren conocidos como “garroteros”, pues se dedican a extorsionar a las personas migrantes y agreden sexualmente a las mujeres que suben a los ferrocarriles rumbo a la frontera norte.
Lo anterior lo señaló Maribel, migrante originaria del municipio hondureño de Progreso Yoro, entrevistada en el albergue San José del Hermano Migrante, ubicado en Huehuetoca, Estado de México.
La mujer de 41 años de edad tuvo que salir de su país porque fue despedida de su trabajo y nadie más la contrató. “A mi edad ya nadie nos emplea, sólo aceptan de 18 y 30 años”.
Ante la falta de recursos para mantener a sus tres hijos, tomó la decisión de migrar, aunque ello le implicara atravesar “un calvario” en su paso por México.
“Es duro, uno vive tantas injusticias, los ‘garroteros’ abusan de la mujer, creen que porque montan un tren tienen derecho de tener sexo con ella”.
A las mujeres, relató, les dicen que si quieren que las dejen subir a los ferrocarriles tienen que pagar y si no traen dinero las agreden sexualmente. “Si no les das para la soda, te piden otra cosa para montarte al tren”, mencionó.
Maribel refirió que la mayoría de las migrantes esta expuesta a ese tipo de violencia porque “vamos con el dinero contado para comer algo en el camino”.
La hondureña todavía tiene que subir a tres trenes para llegar a la frontera norte. Ella salió de su país con 3 mil lempiras (mil 980 pesos mexicanos), pero sólo le duraron hasta Tenosique, Tabasco.
Según la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, cada año ingresan al país 150 mil migrantes sin documentos, la mayoría provenientes de Centroamérica.
De acuerdo con organizaciones civiles de Derechos Humanos, esta cifra asciende a 400 mil, de los cuales cerca de 30 por ciento son mujeres, casi todas centroamericanas.
Las asociaciones defensoras de los derechos de las y los migrantes estiman que 6 de cada 10 de las mujeres que ingresan de forma irregular al país, son violadas sexualmente.
Ante esta situación, la centroamericana demanda la intervención de las autoridades mexicanas. “Necesitamos que supervisen a los garroteros que trabajan en las estaciones de los trenes, porque es injusto lo que hacen. Como mujeres, como seres humanos, merecemos respeto”, refirió categórica.
Maribel recordó que las y los migrantes “no salimos de nuestro país por gusto, salimos porque no tenemos de otra para sacar adelante a nuestra familia, para que nuestros hijos estudien”.
A diferencia de la gran mayoría de las migrantes, la hondureña no tiene como destino Estados Unidos, ella va a Saltillo, Coahuila, a trabajar con una señora que tiene una dulcería.
Esta es la segunda vez que migra, en el primer viaje conoció a la que ahora es su patrona en La Casa del Migrante de Saltillo y se quedó a laborar con ella “para no seguir padeciendo”.
Maribel gana 2 mil 600 pesos a la quincena, con ese ingreso mantiene los estudios de sus hijos, ésa es su meta, pues “en Honduras estamos llegando a una situación en la que el que no tiene título no halla trabajo”.
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