10/26/2012

Faltan medidas efectivas para atender a niñas migrantes

LA OTRA RUTA MIGRATORIA
La Otra Ruta Migratoria
   Crece número de ellas que viajan solas; corren más riesgos

CIMACFoto | César Martínez López
Por: Guadalupe Cruz Jaimes
Cimacnoticias | México, DF.- 

Aunque aumentó la migración irregular de niñas, niños y adolescentes que trabajan en México o transitan por el país rumbo a Estados Unidos, las autoridades no han implementado mecanismos efectivos de protección a sus derechos humanos (DH), los cuales son “altamente” violentados.

Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración (Imumi), criticó que hasta ahora sólo se implementó la estrategia de “oficiales de protección a la infancia”, que intervienen cuando las y los menores de edad son detenidos.

En entrevista, Kuhner indicó que hacen falta medidas concretas para salvaguardar a esta población, algunas de ellas son el trámite de su estancia o tránsito regular en México y un lugar seguro donde permanecer.

Lo anterior es fundamental ya que por su edad, las niñas, niños y adolescentes son “más vulnerables que el resto de las personas migrantes”, sobre todo la niñez que viaja sin sus padres o familiares.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración (INM), entre enero y julio de este año llegaron a México 2 mil 424 menores de edad “no acompañados”, lo que significó un incremento de 51 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado.

En 2011 el número de menores de edad detenidos por la autoridad migratoria fue de 4 mil 160, de los cuales mil 19 eran niñas. De ellas, 679 tenían entre 12 y 17 años de edad, y 340 de cero a 11 años.

Las menores de 11 años acompañadas eran 262, mientras que 78 niñas detenidas por agentes del INM viajaron solas, según información oficial recabada en el informe “Los Derechos Humanos de Niños, Niñas y Adolescentes Migrantes en la Frontera México-Guatemala”.

El documento elaborado por el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova y el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Lanús (con sede en Argentina), refiere que una de las principales razones por las que las niñas, niños y adolescentes “no acompañados” salen de sus países, es la reunificación familiar.

En el informe, publicado recientemente, los centros de DH denuncian que la problemática de estas personas que viajan solas “no ha recibido, al menos hasta el momento, toda la atención necesaria y adecuada”.

El desinterés en la niñez migrante se refleja en la ausencia de mecanismos (operativos y normativos) que protejan sus derechos, a pesar de que esta población “se encuentra en circunstancias que los tornan altamente vulnerables, aun cuando estén junto a sus padres”.

Un ejemplo de la violación a los DH de esa población son las condiciones en las que se ocupan en México. Las y los niños que trabajan en plantaciones de café, plátano, piña, cacao y caña en Chiapas son tratados como personas adultas y no tienen oportunidad de regularizar su estancia.

Las niñas y adolescentes migrantes laboran sobre todo como trabajadoras del hogar. Según un estudio realizado por el Fray Matías con 124 mujeres de Centroamérica empleadas en esta actividad, casi la mitad (58) tenía entre 13 y 17 años.

De las menores de edad entrevistadas, sólo dos tenían documento migratorio de estancia legal en México. Y sus condiciones laborales eran pésimas: ninguna tenía seguridad social, ni contrato escrito, y en promedio percibían 2 mil pesos al mes.

Para obtener ese salario estaban obligadas a trabajar largas jornadas durante los siete días de la semana. Además, tenían que soportar maltrato físico y verbal, así como acoso y abuso sexual.

Las niñas y adolescentes ni siquiera consideran la posibilidad de denunciar la violencia en su contra, porque sus patrones las amenazan con entregarlas a las autoridades migratorias “por ser ‘indocumentadas’”.

Los centros de DH acusan en el documento que las medidas para hacer frente a esta situación, como la creación del Centro de Día para niños, niñas y adolescentes migrantes en Tapachula, Chiapas, han sido insuficientes para proteger sus derechos, pues “no cuentan con programas que vayan más allá de la asistencia temporal”.

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