La semana pasada "vimos un presidente que le habla al teleprompter pero no a la ciudadanía, alguien que cierra los ojos, evade responsabilidades, desvía la mirada o distribuye un decálogo más”, indicó Denise Dresser.
Cuando Enrique Peña Nieto comenzó su sexenio, una parte de la población se había hecho a la idea de que el PRI sabía cómo hacerlo, de que era corrupto se daba por sentado, pero que era eficaz; ahora, al paso de 2 años, la conclusión es que lo corrupto no se le ha quitado, pero eso de eficaz ya probó que no es el caso, sostuvo Lorenzo Meyer.
En la Mesa Política de MVS, el historiador señaló que antes de que ocurriera la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, la eficacia del gobierno podía medirse en lo económico, con un mediocre crecimiento.
“La idea de que con Enrique Peña Nieto y el PRI quizá iba a volver, si no la honradez, por lo menos la eficacia, eso ya no se dio”, agregó.
Comentó que el Presidente viene de un sistema político del Estado de México, desde donde no supo dar el “salto” y no tenía la experiencia para semejante reto.
Por ello, apuntó, manejó el mismo estilo como Presidente, “como si estuviera en el Estado de México”.
Respecto a por qué no ha pedido la renuncia de alguno de los integrantes de su gabinete –pese a la exigencia ciudadana- consideró que es “porque probablemente él se siente a gusto con esa fórmula, uno gobierna con los muy, muy cercanos, que conoce hasta cómo respiran, pero no está funcionando”.
“Hay un problema de que simplemente no tiene la experiencia y no tiene la sensibilidad”, subrayó.
En el Estado de México, señaló, no se les educó para “hacerle frente a problemas más complejos”.
Además, indicó, la sociedad sí ha cambiado, y se volvió más exigente.
En el tema de la “casa blanca”, mencionó que si esto se hubiera conocido cuando fue gobernador del Estado de México, “quizá no hubiera pasado nada”, primero porque los medios locales no lo hubieran publicado.
“Una vez que se da el salto y se pasa al México general, un tema como este es particularmente duro para una sociedad que ya está harta, ya lleva siglos de corrupción, y que puede contrastarse con otras sociedades donde esos actos de corrupción se pagan y aquí sigue como si nada”, dijo Meyer.
En cuanto a lo que ocurre en Guerrero, comentó que “se ve que allí no tenían proyecto”, pues a lo que le había puesto todas las luces es a las reformas que impulsó al inicio del sexenio.
Lo que le faltó al decálogo
Sobre las acciones anunciadas la semana pasada por el Presidente, Denise Dresser aseveró que el gobierno no sabe cómo reaccionar a la crisis que se le presenta y es incompetente para enfrentar los problemas.
Los 10 puntos que dio a conocer Peña Nieto, es un “decálogo soso, descolorido, insignificante, en el cual faltó lo que todos esperábamos: falta un reconocimiento de la crisis que atraviesa, falta reconocer errores, falta la renuncia del procurador Jesús Murillo Karam por no haber atendido oportunamente las acusaciones sobre el comportamiento del alcalde de Iguala…”.
“Esperamos la renuncia exigida del secretario Gerardo Ruiz Esparza por haber avalado licitación amañada del tren México-Querétaro… falta una referencia al conflicto de interés. Faltó el anuncio de una investigación a fondo sobre el grupo Higa y un anuncio de prohibir a Grupo Higa de que participe en licitaciones”, agregó.
“Faltó una disculpa pública sobre el tema de la casa blanca. Falta entregar declaraciones patrimoniales y fiscales de Angélica Rivera, para saber si los recursos con los que pagó la casa son de procedencia lícita. Y si se va a anunciar un compromiso contra la corrupción, que empiece por limpiar su propia casa, la casa blanca y la casa priista”, señaló.
Que comience con los impunes en su propio partido, pidió la doctora. Que comience atendiendo la orden de aprehensión internacional contra Arturo Montiel, por la retención ilegal de los hijos que procreó con Maude Versini.
También faltó el anuncio de una estrategia para combatir la inseguridad, que tome en cuenta lo que Edgardo Buscaglia ha recomendado, añadió Dresser.
EPN “centraliza a la policía pero no explica ¿cómo va a atender su ineptitud? Nos dan un anuncio del número de emergencia para hablarle a la policía de la que se desconfía”.
Faltó también una referencia al caso Tlatlaya y las irregularidades del Ejército.
El gobierno, finalizó la politóloga, no entiende la dimensión de la desconfianza ciudadana, la profundidad del enojo y el tamaño de crisis.
“Hubiéramos querido ver una pizca de empatía o humildad… vimos un presidente que le habla al teleprompter pero no a la ciudadanía, alguien que cierra los ojos, evade responsabilidades, desvía la mirada o distribuye un decálogo más”, concluyó.
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