Antonio Gershenson
Hasta
los empresarios están en el momento de más bajo índice de confianza. Ya
no digamos trabajadores, campesinos, estudiantes, profesionistas…
Pero estos sectores están lejos de pensar, ya no digamos de actuar,
unificadamente. Las pasadas elecciones fueron una muestra de una gran
división.
Hay que volver a decirlo: con todas las unificaciones y divisiones
que hemos vivido en lo que ampliamente podríamos llamar oposición real,
las tres últimas elecciones presidenciales se repartieron en dos, que
actualmente podemos calificar como derechistas a ambos: PRI y PAN. Los
tres gobernantes, por ejemplo, entregaron actividades importantes de
Pemex, y propiedades, a trasnacionales, aunque el actual gobierno
priísta lo está haciendo en la mayor escala.
Todos los movimientos, movilizaciones, discusiones, y demás acciones
de lo que ampliamente podríamos llamar izquierda, les permitieron a
varios, tal vez muchos, puestos de diputados, senadores, presidentes
municipales, algunos gobernadores y más. Pero el poder, que reside en
la Presidencia, lo tiene la derecha, tal vez ahora la posición más
derechista desde la Revolución.
El gobierno se debilita en varios sentidos. Pero no se ve un proceso
que apunte a la formación de una amplia alternativa. No sólo hay
partidos y organismos políticos en esta alternativa, hay organizaciones
sindicales más o menos independientes, organismos campesinos y
ejidales, populares y vecinales, y tal vez otros más.
Y hay, como vimos al principio, desconfianza incluso en empresarios.
Sería muy saludable que se abriera un proceso de comunicación, como
primer paso, entre todos ellos o por lo menos entre algunos.
Habría que definir objetivos comunes en cada caso. Y que esos
objetivos vayan apuntando al cambio. Ya ha habido acciones que pueden
apuntar en este sentido, movimientos, organizaciones y demás.
Primero, queremos recordar que ya hemos tenido momentos de cambio
importantes dentro del régimen presidencial. Los principales fueron:
A partir de 1936, y sobre todo 1938, el gobierno de Cárdenas que
entre sus principales cambios fueron la expropiación petrolera y el
desarrollo de la industria estatal de servicio eléctrico, derechos de
los obreros y campesinos, profundización de la reforma agraria e
impulso a los ejidos, y otros.
Especialmente
a partir de 1960, el gobierno de López Mateos nacionalizó la industria
de servicio eléctrico y prohibió el contratismo en Pemex, ambos en el
artículo 27 de la Constitución.
Algunos objetivos comunes pueden ser:
Hay un programa general: defensa de la independencia de México, en
especial ahora la del petróleo y la de la industria eléctrica. Además
de devolverse a la nación todo lo que se le ha robado, es preciso
respetarle al sector sus recursos para que cumpla sus funciones, y que
pueda administrar, con personal calificado y honesto, las operaciones y
el funcionamiento en general.
Otro planteamiento general: persecución de la corrupción, cualquier
funcionario que la cometa no sólo debe ser despedido, sino que debe ser
encarcelado. La corrupción en gran escala debe ser castigada con las
penas más severas.
Restitución de la integridad de las empresas públicas. Pemex empresa
única. No debe ser un medio de reparto de huesos entre los cuates, ni
un medio de debilitamiento ante las trasnacionales, que ellas no se
autofraccionan.
No se debe expropiar la tierra ni el agua de campesinos, ejidos o
pueblo en general, en beneficio de trasnacionales para sacar petróleo o
gas. En general, este método de saqueo debe ser prohibido, como ya lo
está en regiones y países civilizados.
Debe aumentarse la producción nacional de petróleo y gas, para
eliminar las importaciones. También debe sustituirse la producción de
gas con la que usa agua, viento y geotermia, en los lugares que lo
permiten.
Estímulos al empleo, sobre todo al productivo.
Regresar a una educación completa, general, veraz y civilizada.
Restablecer condiciones de trabajo sano, productivo y colectivo. Democracia sindical y campesina.
Preferencia a las formas colectiva y campesina de cultivo, sobre el uso del suelo por trasnacionales.
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