Londres, 04 may. 16. AmecoPress.- Una
habitación acogedora, dos sillas y una mesa. Portátil, teléfono y
calculadora como únicas armas para desafiar la economía.
Dos
mujeres, mano a mano, comienzan la batalla. Una de ellas trabaja para
The Haven Wolverhampton, una organización sin ánimo de lucro que ayuda a
mujeres y menores víctimas de violencia de género desde 1973. Forma
parte del servicio Financial Empowerment (Empoderamiento económico). La
otra tuvo que escapar de su casa y la violencia económica sufrida la
dejó en una difícil situaciónllena de deudas. Dos mujeres, un objetivo:
mejorar las cosas.
Imagina que
vives con una pareja que te maltrata física, psicológica, emocional y
sexualmente. Tu vida es una pesadilla. Quieres escapar. Tienes miedo
porque amenaza con matarte si te vas. Aún así decides huir. Pero, ¿a
dónde? Hace años te obligó a dejar tu trabajo, gestiona todo tu dinero y
solo te concede pequeñas limosnas tras largos interrogatorios. ¿Cómo te
vas a permitir irte? ¿Dónde vas a dormir? ¿Cómo vas a comer? ¿Tú qué
elegirías: violencia o indigencia?
La violencia de
género es la principal causa de indigencia entre las mujeres de
Inglaterra, según el estudio de la organización Crisis. La violencia
económica es una herramienta de control adicional usada por los
maltratadores para ganar poder. Aunque el Ministerio del Interior de
Gran Bretaña la reconoce como una forma de violencia de género, es
todavía hoy una problemática oculta, con muy pocos datos al respecto.
El estudio de
Nicola Sharp, titulado ‘Lo que es tuyo es mío’, descubrió que el 89% de
las encuestadas denunciaba violencia económica como parte de su
experiencia de maltrato. También lo confirma el 74% de las mujeres
atendidas en The Haven Wolverhampton. Sharp concluye que las
dificultades económicas que padece una mujer víctima de violencia de
género son una consecuencia directa de la violencia vivida y dice que
“los maltratadores bien mantienen pobres a las mujeres o directamente
las convierten en pobres”. ¿Cómo?
“Él abrió su
propio negocio y puso mi nombre en los libros como secretaria de la
compañía, aunque nunca saqué dinero de ello. Lo siguiente que sé es que
empezaron a llegar tarjetas de crédito a mi nombre. Me las quitó y
acumuló una deuda de £3.000” “Controlaba todo lo que hacía, todo lo que
hacían los niños. Nunca tuve voz en las decisiones, simplemente hacíamos
todo lo que mandaba, incluso controlaba todo el dinero y decía que él
era el cabeza de familia y tenía derecho a hacerlo”“Amenazaba con
enviarme de vuelta a Jamaica si no hacía las cosas a su manera porque él
tenía un permiso de trabajo y mi derecho a trabajar aquí era solo como
su esposa así que si nos separábamos yo tendría que volver. Me hacía
pagar muchas cosas, volvía de trabajar lleno de excusas como ” Son las palabras de supervivientes de violencia de género que fueron atendidas en The Haven Wolverhampton.
Una
forma muy común de violencia económica consiste en el maltratador
interfiriendo con la educación o el trabajo de la mujer. La consecuencia
directa es la privación de una independencia económica. Los
maltratadores también se quedan con los sueldos de sus víctimas y
controlan todos sus recursos económicos. Muchas mujeres no tienen acceso
a su propia cuenta bancaria, su tarjeta, sus ahorros o sus ayudas.
Normalmente no las permiten tener suficiente dinero para comprar cosas
esenciales, pero ellos lo gastan en sí mismos. En algunos casos, los
maltratadores se niegan a contribuir económicamente y a menudo causan
gastos con su comportamiento: destruyen pertenencias, piden préstamos,
tarjetas de crédito, descubiertos bancarios, etc. Algunas supervivientes
de violencia de género descubren, una vez que están a salvo, que están
enterradas en deudas enormes.
La violencia económica tiene consecuencias muy severas y prolongadas en
el tiempo: pobreza, enfermedad física y psicológica, aislamiento,
inhabilidad para abandonar la relación de maltrato, deudas, ausencia de
confianza y habilidades para gestionar las finanzas y vivir
independientemente, etc. “Me puso papeles delante de la cara y me exigió
que firmara aceptando un préstamo personal de £30.000. Mi marido dejó
de pagarlo y dijo que no pagaría a no ser que volviera con él. Yo no
tenía nada, había incurrido en una deuda de £35.000 y no tenía dónde
vivir”, narra una superviviente.
Servicio de empoderamiento económico The Haven Wolverhampton
“Disfruto
pudiendo ayudar a estas mujeres. A veces es duro escuchar todo por lo
que han pasado sin ayuda en su entorno”, dice Anita Kumari, especialista
financiera del servicio. Este proyecto proporciona ayuda a las mujeres
supervivientes de violencia de género con sus deudas, subvenciones y
ayudas disponibles, maximización de ingresos, búsqueda de empleo
(currículum, entrevista), conocimientos sobre finanzas y crédito, etc.
Kumariexplica
que “el primer encuentro trata de dibujar un escenario completo de la
situación. Después normalmente tienes que lidiar con deudas, hablar con
mucha gente, llegar a acuerdos con bancos...” Asegura que a la mayoría
de las mujeres les va bien tras pocos encuentros, aunque a veces hay
casos más complejos que requieren más tiempo. “¿Qué prefieres? ¿Te
parece bien? ¿Te importa si hago una fotocopia? ¿Te parece bien si hago
otra llamada? ¿Te encuentras bien para continuar?” Estas sesiones tratan
de la vida de la ‘clienta’ y es ella, y solo ella, quien decide. Todo
depende de ella, cada paso es consultado. Sin juicios, sin
condescendencia, sin decir qué tiene que tener.
Pura
información, opciones. Las dos mujeres pasan dos horas luchando para
obtener soluciones. Tienen una lista de acreedores y llaman uno por uno
intentando negociar el mejor plan posible para devolver la deuda. En sus
circunstancias, esto significa £1-£2 al mes. “¿Es mucho para ti? ¿Crees
que puedes permitírtelo? ¿Cómo te gustaría pagarlo?” Cuando la
especialista percibe que la clienta no entiende algo de lo que dice, no
espera, lo explica directamente. No importa si hay alguien esperando al
otro lado del teléfono, no hay ninguna prisa, sin presión. Es su vida y
necesita tomar sus propias decisiones basadas en un completo
entendimiento de la situación y las opciones. “Tienes que tener cuidado
con el tono que usas porque algunas de ellas no saben absolutamente nada
sobre lidiar con temas financieros, pero les da vergüenza que tú lo
sepas así que tienes que prestar mucha atención y descifrar si entienden
lo que estás diciendo”, cuenta Kumari.
Cansada
pero decidida, al final de la batalla, la valiente clienta recomienda a
otras luchadoras: “Acude a The Haven, te ayudarán. Las mujeres pueden
recibir ayuda de calidad aquí. Eso es lo más importante” Y las dos
mujeres fijan la fecha para el siguiente asalto.
Foto: Archivo AmecoPress.
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