5/07/2016

¿Cómo huir cuando no tienes a dónde ir?


Inglaterra
La violencia de género es la primera causa de indigencia entre las mujeres inglesas

Londres, 04 may. 16. AmecoPress.- Una habitación acogedora, dos sillas y una mesa. Portátil, teléfono y calculadora como únicas armas para desafiar la economía.

Dos mujeres, mano a mano, comienzan la batalla. Una de ellas trabaja para The Haven Wolverhampton, una organización sin ánimo de lucro que ayuda a mujeres y menores víctimas de violencia de género desde 1973. Forma parte del servicio Financial Empowerment (Empoderamiento económico). La otra tuvo que escapar de su casa y la violencia económica sufrida la dejó en una difícil situaciónllena de deudas. Dos mujeres, un objetivo: mejorar las cosas.
Imagina que vives con una pareja que te maltrata física, psicológica, emocional y sexualmente. Tu vida es una pesadilla. Quieres escapar. Tienes miedo porque amenaza con matarte si te vas. Aún así decides huir. Pero, ¿a dónde? Hace años te obligó a dejar tu trabajo, gestiona todo tu dinero y solo te concede pequeñas limosnas tras largos interrogatorios. ¿Cómo te vas a permitir irte? ¿Dónde vas a dormir? ¿Cómo vas a comer? ¿Tú qué elegirías: violencia o indigencia?

La violencia de género es la principal causa de indigencia entre las mujeres de Inglaterra, según el estudio de la organización Crisis. La violencia económica es una herramienta de control adicional usada por los maltratadores para ganar poder. Aunque el Ministerio del Interior de Gran Bretaña la reconoce como una forma de violencia de género, es todavía hoy una problemática oculta, con muy pocos datos al respecto.

El estudio de Nicola Sharp, titulado ‘Lo que es tuyo es mío’, descubrió que el 89% de las encuestadas denunciaba violencia económica como parte de su experiencia de maltrato. También lo confirma el 74% de las mujeres atendidas en The Haven Wolverhampton. Sharp concluye que las dificultades económicas que padece una mujer víctima de violencia de género son una consecuencia directa de la violencia vivida y dice que “los maltratadores bien mantienen pobres a las mujeres o directamente las convierten en pobres”. ¿Cómo?

“Él abrió su propio negocio y puso mi nombre en los libros como secretaria de la compañía, aunque nunca saqué dinero de ello. Lo siguiente que sé es que empezaron a llegar tarjetas de crédito a mi nombre. Me las quitó y acumuló una deuda de £3.000” “Controlaba todo lo que hacía, todo lo que hacían los niños. Nunca tuve voz en las decisiones, simplemente hacíamos todo lo que mandaba, incluso controlaba todo el dinero y decía que él era el cabeza de familia y tenía derecho a hacerlo”“Amenazaba con enviarme de vuelta a Jamaica si no hacía las cosas a su manera porque él tenía un permiso de trabajo y mi derecho a trabajar aquí era solo como su esposa así que si nos separábamos yo tendría que volver. Me hacía pagar muchas cosas, volvía de trabajar lleno de excusas como ” Son las palabras de supervivientes de violencia de género que fueron atendidas en The Haven Wolverhampton.

Una forma muy común de violencia económica consiste en el maltratador interfiriendo con la educación o el trabajo de la mujer. La consecuencia directa es la privación de una independencia económica. Los maltratadores también se quedan con los sueldos de sus víctimas y controlan todos sus recursos económicos. Muchas mujeres no tienen acceso a su propia cuenta bancaria, su tarjeta, sus ahorros o sus ayudas. Normalmente no las permiten tener suficiente dinero para comprar cosas esenciales, pero ellos lo gastan en sí mismos. En algunos casos, los maltratadores se niegan a contribuir económicamente y a menudo causan gastos con su comportamiento: destruyen pertenencias, piden préstamos, tarjetas de crédito, descubiertos bancarios, etc. Algunas supervivientes de violencia de género descubren, una vez que están a salvo, que están enterradas en deudas enormes.

La violencia económica tiene consecuencias muy severas y prolongadas en el tiempo: pobreza, enfermedad física y psicológica, aislamiento, inhabilidad para abandonar la relación de maltrato, deudas, ausencia de confianza y habilidades para gestionar las finanzas y vivir independientemente, etc. “Me puso papeles delante de la cara y me exigió que firmara aceptando un préstamo personal de £30.000. Mi marido dejó de pagarlo y dijo que no pagaría a no ser que volviera con él. Yo no tenía nada, había incurrido en una deuda de £35.000 y no tenía dónde vivir”, narra una superviviente.

Servicio de empoderamiento económico The Haven Wolverhampton

“Disfruto pudiendo ayudar a estas mujeres. A veces es duro escuchar todo por lo que han pasado sin ayuda en su entorno”, dice Anita Kumari, especialista financiera del servicio. Este proyecto proporciona ayuda a las mujeres supervivientes de violencia de género con sus deudas, subvenciones y ayudas disponibles, maximización de ingresos, búsqueda de empleo (currículum, entrevista), conocimientos sobre finanzas y crédito, etc.

Kumariexplica que “el primer encuentro trata de dibujar un escenario completo de la situación. Después normalmente tienes que lidiar con deudas, hablar con mucha gente, llegar a acuerdos con bancos...” Asegura que a la mayoría de las mujeres les va bien tras pocos encuentros, aunque a veces hay casos más complejos que requieren más tiempo. “¿Qué prefieres? ¿Te parece bien? ¿Te importa si hago una fotocopia? ¿Te parece bien si hago otra llamada? ¿Te encuentras bien para continuar?” Estas sesiones tratan de la vida de la ‘clienta’ y es ella, y solo ella, quien decide. Todo depende de ella, cada paso es consultado. Sin juicios, sin condescendencia, sin decir qué tiene que tener.

Pura información, opciones. Las dos mujeres pasan dos horas luchando para obtener soluciones. Tienen una lista de acreedores y llaman uno por uno intentando negociar el mejor plan posible para devolver la deuda. En sus circunstancias, esto significa £1-£2 al mes. “¿Es mucho para ti? ¿Crees que puedes permitírtelo? ¿Cómo te gustaría pagarlo?” Cuando la especialista percibe que la clienta no entiende algo de lo que dice, no espera, lo explica directamente. No importa si hay alguien esperando al otro lado del teléfono, no hay ninguna prisa, sin presión. Es su vida y necesita tomar sus propias decisiones basadas en un completo entendimiento de la situación y las opciones. “Tienes que tener cuidado con el tono que usas porque algunas de ellas no saben absolutamente nada sobre lidiar con temas financieros, pero les da vergüenza que tú lo sepas así que tienes que prestar mucha atención y descifrar si entienden lo que estás diciendo”, cuenta Kumari.

Cansada pero decidida, al final de la batalla, la valiente clienta recomienda a otras luchadoras: “Acude a The Haven, te ayudarán. Las mujeres pueden recibir ayuda de calidad aquí. Eso es lo más importante” Y las dos mujeres fijan la fecha para el siguiente asalto.
Foto: Archivo AmecoPress.

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