La Jornada
De acuerdo con el
presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro
(Consar), Carlos Ramírez Fuentes, los esquemas de pensiones del país
deben reformarse de manera integral para evitar un futuro de pobreza a
los trabajadores que comiencen a jubilarse a partir de 2021. Estos
ajustes tendrían que darse pese a los resultados espectaculares que el
funcionario atribuyó recientemente al Sistema de Pensiones de Cuentas
Individuales, vigente desde hace 16 años.
Entre las medidas que Ramírez Fuentes promueve para atajar una
situación en que los jubilados contarían con ingresos equivalentes a
sólo un tercio de su último salario, se encuentran un incremento de más
de cinco años en la edad mínima de retiro y la duplicación de los montos
aportados por los trabajadores. Esta segunda disposición implicaría una
merma generalizada de alrededor de 7 por ciento en el ingreso de los
sectores asalariados.
Si es cierto que no se cuenta con alternativas a las mencionadas, lo
que se evidencia es el pésimo diseño de un sistema que hace dos décadas
se anunció como la solución óptima al peligro de colapso de los fondos
de retiro solidarios. Cabe recordar que el actual Sistema de Ahorro para
el Retiro (Sar), las Afores y la propia Consar fueron implementados con
el argumento de que la privatización y fragmentación en cuentas
individuales eran el camino para asegurar el retiro digno a los
trabajadores que entonces cotizaban en esquemas que aseguraban un
ingreso mínimo.
Según la explicación del funcionario, el plan de
endurecimiento de las condiciones laborales propuesto responde
únicamente a cuestiones técnicas sustentadas en cifras y, por tanto,
ajenas al ámbito político. Sin embargo, ese aserto contrasta con la
dificultad para reconocer el rotundo fracaso del sistema que muestran
las mismas cifras: no puede interpretarse de otra forma una situación en
que el derecho a una vejez digna de 48 millones de personas se
encuentra en entredicho, pese a las cuantiosas utilidades percibidas por
afores y siefores (Sociedades de Inversión Especializada en Fondos para
el Retiro).
El hecho es que tanto el diagnóstico como la ruta de solución
comunicados por el encargado de vigilar los ahorros de los trabajadores
nacionales tienen un origen, una evolución y unas consecuencias
netamente políticas, ya que resulta improcedente suponer que quienes
diseñaron, implementaron y sostienen el sistema vigente desconocían el
engaño que éste representa para sus presuntos beneficiarios. En suma, el
modelo de pensiones impuesto durante el gobierno de Ernesto Zedillo se
revela, lustros más tarde, como fue descrito por numerosas voces
críticas en aquel entonces: como algo no muy distinto a una estafa a sus
supuestos beneficiarios, concebida no para garantizar el retiro digno
de los asalariados, sino para crear oportunidades de negocio adicional a
los consorcios financieros privados.
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