El filósofo duda que el magnate sea sometido a un proceso de destitución
Lamenta que los problemas pueden empeorar, debido a la ausencia de una oposición viable
Noam Chomsky recomienda volver a analizar la manera tradicional de organizarnos en comunidad, como estrategia para enfrentar el capitalismo actualFoto Marco Pelaéz
Un meteorólogo teórico y un geólogo que asesoró a Barack Obama hablan sobre lo que puede hacerse frente al cambio climático a pesar de Donald Trump. La dimensión global del problema es más grande que cualquier presidente, van diciendo, cuando Noam Chomsky aparece por el bello jardín de la casona en el sur de la ciudad. Sus pequeños pasos, que contrastan con su lucidez, recuerdan que está por llegar a los 89 años.
Poco después, Chomsky (Filadelfia, 1928) toma la palabra ante un pequeño grupo de reporteros. Se le pregunta, claro, sobre la presidencia de Donald Trump y el filósofo despliega pesimismo. No aparece en el horizonte, dice, la posibilidad de que el magnate sea sometido a un proceso de destitución e incluso es probable que pudiese alcanzar la relección.
Los republicanos, sostiene, tienen la mayoría, y muchos de ellos considerarían aceptable incluso que Trump retrasara las siguientes elecciones.
Del otro lado, el profesor Chomsky mira un desastre en la oposición demócrata, que ha enfocado sus baterías en el tema de la presunta intervención rusa en las elecciones y no en los problemas reales de la agenda estadunidense. “A menos que haya una oposición que sea una alternativa viable, esto puede empeorar.
Salvo campañas como la de Bernie Sanders, Elizabeth Warren y unos cuantos movimientos populares, el sistema político no está abordando los peligros reales.
Al lado de Chomsky se halla –coloridos traje y corbata, sombrero y zapatos rojo chillante– el cosmólogo y físico teórico Lawrence Krauss, una de las eminencias que anima este encuentro y que seguramente ha dado la bienvenida al lingüista en su nueva casa, la Universidad Estatal de Arizona.
Krauss es fundador del Origins Project, una iniciativa que reúne a las mentes más brillantes del planeta para explorar muchos de los problemas científicos y sociales más urgentes de nuestro tiempo, en vías de encontrar nuevas direcciones de investigación, desde la ciencia, las preguntas más fundamentales en torno al origen de la humanidad.
Como Chomsky, Krauss es un creyente en el poder de la gente. Si el lingüista llegó a ser una eminencia en Estados Unidos, dice, fue por su participación en la ola popular que se opuso a la guerra de Vietnam.
Se explica: Si hablamos del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, por ejemplo, sí fue (Richard) Nixon quien lo firmó, pero no por pacifista, sino por la presión de la gente. Esa fuerza que viene de atrás es la que presiona a los políticos.
Los políticos, sigue Krauss, toman decisiones a partir de realidades empíricas, pero un público bien informado puede orillarlos a tomar buenas decisiones. Los movimientos son realmente los que han podido incidir.
Chomsky está flanqueado también por Alicia Bárcena, bióloga mexicana que actualmente ocupa la secretaría ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)
Es decir, hasta aquí, han hablado un geólogo, un físico, un meteorólogo y una bióloga que, cada uno a su manera, le dan la razón al filósofo, como resume Bárcena: El cambio climático es la mayor falla del mercado en toda la historia. No reconoce muros ni fronteras y por lo tanto su solución necesita de la acción colectiva, y sobre todo de quienes han causado este problema, las corporaciones, los más ricos, los que se han desarrollado a partir de la economía de la energía fósil, imponiendo sobre el resto de la humanidad consecuencias que pueden ser irreversibles.
Richard Somerville, profesor emérito de la Universidad de California, lo había dicho poco antes de otro modo: Hablamos del cambio climático como un asunto de ciencia y tecnología, pero realmente tiene que ver con la moral y con la ética, es por eso que el Papa y el Dalai Lama hablan sobre el cambio climático.
Al final, además, la razón por la que todas estas mentes brillantes comparten micrófonos en México es el coloquio Los acosos a la civilización: de muro a muro, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad de Guadalajara y por vez primera vez en colaboración con las anteriores, por la Universidad de Arizona.
El tema es, en resumidas cuentas, que la inteligencia del mundo se une en torno a la necesaria agenda para enfrentar el capitalismo del fin del mundo –Armando Bartra dixit– que, como dice Bárcena, ya nos da muestras continuas de su poderío, como vimos en los desastres recientes en el Caribe, que pertenece a una región que sólo genera 12 por ciento de los gases de efecto invernadero.
La charla transita, naturalmente, a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Un tema, dice Bárcena, que obliga a los mexicanos a replantear el proyecto de país.
En este punto, Chomsky plantea que la crisis migratoria vivida por México fue obviamente ocasionada por el TLCAN, (porque) estaba orientado para que los agronegocios de EU dejaran sin posibilidad de cultivar a los campesinos mexicanos. Y no migraron porque quisieran estar en EU, sino porque ya era imposible cultivar sus tierras en México.
El lingüista plantea, además, que tanto México como Canadá deberían tener claro que Trump busca desmantelar el TLCAN y poner en la mesa los temas que realmente beneficiarían a las poblaciones de los tres países, aunque estos temas no van a salir en CNN.
Y en CNN también habrá poco espacio para las resistencias que, dice Chomsky, han acompañado la historia del capitalismo, un sistema que ha sido impuesto siempre. A nivel estructural, (el capitalismo) no tiene alma, es por eso que atenta contra la sobrevivencia y la salud humanas.
–¿Qué hacer contra el capitalismo desalmado?
Habla Chomsky: Volver a analizar la manera tradicional de organizarnos en comunidad, de cómo relacionarnos con la naturaleza y cómo entendemos el trabajo. Y estas preguntas obviamente van más allá de las cuestiones tecnológicas.
Gracias a su edad, Chomsky se permite recordar que en los años 30 del siglo pasado hubo figuras que encarnaron el enojocomo ahora lo ha hecho Trump. Pone la distancia histórica debida, pero añade: Hay resonancias que asustan.
Cuando Krauss le pide una nota optimista, Chomsky vuelve a la campaña de Bernie Sanders: “La primera vez en 100 años en que un candidato casi logra ganar las elecciones sin ningún tipo de apoyo financiero ni apoyo de los medios… un candidato que logró utilizar en campaña términos inutilizables, por los menos en Estados Unidos, como socialista. Pudo ganar de no ser por las maquinaciones de quienes manejan el partido” (demócrata), pero no ha logrado estar en los medios porque para el poder es mejor tener un pueblo indefenso que decide lanzarse contra los mexicanos.
Arturo Cano
Periódico La Jornada
Jueves 16 de noviembre de 2017, p. 8
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