Así lo destaca el periódico The New York Times (NYT) en su edición de
este lunes, donde se muestra particularmente severo con la capital
regiomontana al señalar que el actual gobernador con licencia, Jaime
Rodríguez Calderón, El Bronco, permitió que se colapsaran los
avances que se habían conseguido en materia de seguridad en la gestión
del priista Rodrigo Medina.
El artículo, que aparece anunciado en portada, refiere que el inicio
del cese de la violencia en esta ciudad ocurrió a propuesta de la
iniciativa privada, y precisa que fue José Antonio Fernández, jefe de la
poderosa empresa Femsa, quien dio el primer paso al comunicarse con el
entonces mandatario priista Rodrigo Medina.
En entrevista con el enviado del NYT, el asesor de seguridad Jorge
Tello refiere que el empresario externó su preocupación por un operativo
criminal ocurrido en 2010 en el exterior de un colegio particular al
que asisten los hijos de los magnates asentados en esta capital.
Luego de ese intento de secuestro, que terminó con dos escoltas
muertos, Medina se reunió con el Grupo de los 10, un núcleo que integra a
los principales hombres de negocios de la entidad, quienes propusieron
refundar la policía, financiándola, y para ello contrataron asesores de
seguridad que establecieron lineamientos para el trabajo de la nueva
corporación, Fuerza Civil, destaca el rotativo.
“En lugar de eliminar instituciones, la elite de negocios de
Monterrey se encargó de ellas, con la bendición de sus amigos y
compañeros de golf instalados en las oficinas del servicio público”.
El reporte sostiene que el crimen, luego de la tensión de años, bajó
notablemente en toda la capital, y hasta los líderes en áreas
empobrecidas señalaban que sus calles eran más seguras y que había
renovada confianza en la policía.
“La experiencia de Monterrey ofrece evidencia de que en México la
violencia es sólo un síntoma, que la verdadera enfermedad es el
gobierno. Los corporativos pusieron a las corporaciones en cuarentena,
pero sin tratamiento para la enfermedad, la cuarentena se rompió”,
precisa.
Sin embargo, pese al esfuerzo, este “progreso alguna vez notable se
está colapsando. El crimen regresa”, abunda la nota, centrándose en el
análisis de Tello, quien señala que quizás se ha perdido el control de
la ciudad y es tarde para recuperarlo.
Sin mencionarlo por su nombre, se explica que el nuevo gobernador,
que llegó al poder en 2015, dejó las reformas de seguridad suspendidas y
colocó a sus amigos en posiciones estratégicas.
“Ahora el crimen y reportes de brutalidad policiaca resurgen
particularmente en los suburbios de la clase trabajadora. Los líderes
empresariales, que viven en vecindarios exclusivos, permanecen seguros,
se han abstenido de presionar al nuevo mandatario”.
En entrevista para el periódico, el exprocurador y actual alcalde
Adrián de la Garza señala que cualquier ciudad del país está bajo la
supervisión de los niveles municipal, estatal y federal, y por
cualquiera de estas vías puede descarrilarse el progreso, sea por
corrupción, amiguismo o negligencia.
La nota del NYT también hace referencia l municipio michoacano de
Tancítaro, capital mundial del aguacate, a la que considera una isla de
seguridad y estabilidad en medio del mayor período de violencia en la
historia de México.
Sin embargo, apunta, la tranquilidad en ese sitio es tensa y puede
romperse en cualquier momento a causa de las milicias, que rinden
cuentas sólo a sus patrones.
Sobre el municipio de Nezahualcóyotl, en el Estado de México, resalta
que en algún tiempo hasta los policías eran asaltados por los
ciudadanos, pero ahora es un sitio más seguro pese a las dificultades.
La causa: un modelo policiaco que va a la inversa del usado en
Monterrey.
En el municipio mexiquense, puntualiza, en lugar de establecer un
modelo policiaco influido por la política, es el sistema político el que
influye en la policía, además de que hay una rotación constante de
personas, un escrutinio permanente, y se despide a los corruptos.
Sin embargo, añade, la tranquilidad se puede disolver fácilmente, en parte por los cambios de alcaldes en áreas cercanas.
Y, a manera de conclusión, el reportaje sostiene que la crisis de
violencia en el país ocurre por la debilidad y la corrupción del Estado
mexicano.
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