De mal en peor, la economía mexicana cerraría 2018 con un crecimiento
no mayor a 2.14 por ciento, con lo que –por si alguien aún dudara– el
sexenio de Enrique Peña Nieto resultó ser, simple y llanamente, más de
lo mismo en 36 años de política neoliberal, pues a duras penas
promediaría un avance anual de 2 por ciento.
Así, en materia de crecimiento el gobierno que prometió
mover a Méxicose llevaría la medalla de bronce (la de oro la conserva el sexenio de Miguel de la Madrid, con un crecimiento de 0.34 por ciento, y la de plata corresponde al calderonato, el de
vivir mejor, con 1.8).
De por sí el balance resulta ingrato, pero el panorama empeora, pues
la perspectiva para los dos primeros años del gobierno de López Obrador
no son nada alentadoras. De acuerdo con los resultados de la última
encuesta del año sobre las expectativas de los especialistas en economía
del sector privado (levantada por el Banco de México entre 32 grupos de
análisis y consultoría nacionales y foráneos), la inercia heredada se
mantiene y el crecimiento económico en 2019 apenas sería de 1.89 por ciento y en 2020 de 1.96.
Dependerá de la estrategia económica de la nueva administración que
el panorama mejore, pero en vía de mientras en su más reciente análisis
–del que se toman los siguiente pasajes– el Centro de Investigación en
Economía y Negocios, del Tecnológico de Monterrey, campus estado de
México, advierte que una de las razones por las que han ocurrido ajustes
a la baja en las expectativas de crecimiento económico en nuestro país
es por la moderación que ha sufrido la actividad industrial a lo largo
del año en curso, situación que ha dejado a las actividades terciarias
como el principal motor de la economía.
El panorama de la industria mexicana luce complicado, ya que no se
vislumbra una recuperación importante, al menos en lo que resta de este
año y principios del siguiente. Lo anterior, al considerar el desempeño
de la producción industrial de las entidades federativas,
particularmente de aquellas que tienen una participación importante en
el total de las actividades secundarias de nuestro país.
La debilidad observada a lo largo de 2018 es reflejo de los
resultados poco favorables exhibidos por las actividades secundarias en
la mayoría de las entidades federativas. Si bien las cifras de agosto
mostraron que 16 estados del país registraron una tasa de crecimiento
positiva en su producción industrial en términos anuales, sólo 12
consiguieron una variación por encima de uno por ciento.
Adicionalmente, la mayoría de las entidades que se ubicaron en
terreno positivo tienen una aportación poco significativa a la actividad
industrial nacional, en tanto que los estados que cuentan con una
ponderación más cuantiosa presentaron tasas de crecimiento negativas.
Campeche, Nuevo León, estado de México, Jalisco, Tabasco, Coahuila,
Ciudad de México y Guanajuato son las entidades que en conjunto generan
más de 50 por ciento de la producción industrial del país. Sin embargo,
de enero a agosto acumularon una tasa negativa de 0.1 por ciento en
términos anuales.
Así, es de esperar, en el mejor de los casos, que la mayoría de los
estados con mayor participación en la industria nacional mantengan una
evolución moderada, afectando con ello el desempeño total de las
actividades secundarias.
Una alternativa para impulsar el ritmo de crecimiento de la actividad
industrial es mediante la inversión productiva, la cual no sólo
incrementa los niveles productivos, sino genera plazas laborales bien
remuneradas dentro del sector formal de la economía.
Las rebanadas del pastel
Va un fuerte abrazo para el querido Carlos Payán por la
medalla Belisario Domínguez, conferida por el Senado de la República.
Cierto es que
nuestro tiempo no se puede comprender sin el espíritu crítico(Sasil de León dixit)del director fundador de nuestra casa editorial, y tampoco el periodismo mexicano sin la decisiva presencia cotidiana de La Jornada. ¡Salud!
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