La propuesta de gasto para 2019 incluye un incremento
para atender el pago de pensiones y jubilaciones de 6.4 por ciento
respecto de 2018, casi el doble de la inflación prevista para el año
próximo, con lo cual se convierte en uno de los renglones del
Presupuesto de Egresos de la Federación que mayor presión continuará
ejerciendo en las finanzas públicas.
De esta manera, el monto que se canalizará para pensiones y
jubilaciones asciende a 877 mil 464.1 millones de pesos, es decir, 53
mil 94.1 millones adicionales a los 824 mil 370 millones canalizados
para ese concepto en 2018.
Esa cantidad es ligeramente superior a lo recaudado por el impuesto
al valor agregados (IVA) programado para todo este año: 876 mil 936
millones de pesos.
El gasto que debe asumir el Estado para financiar el costo de las
pensiones aumenta a un ritmo de 7 por ciento real anual, con base en
estudios actuariales disponibles y el comportamiento observado.
Las pensiones y jubilaciones ascienden a 877.4 mil millones de pesos y
absorben 21 por ciento del gasto programable total, que el próximo año
está previsto en 4 billones 86 mil millones, según el Proyecto de
Presupuesto de Egresos de la Federación 2019, remitido el sábado
anterior por el Ejecutivo al Congreso.
Lo anterior muestra la necesidad de replantear el sistema, porque ese pago va a seguir creciendo año tras año.
En general, un esquema pensionario de cuentas individuales resuelve
el problema de solvencia y sostenibilidad fiscal del sistema originados
por los cambios demográficos, ya que los beneficios pagados dependen
directamente del ahorro acumulado durante la vida laboral de cada
trabajador.
De acuerdo con estudios de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro
para el Retiro (Consar), se ha presentado una tendencia mundial de
implementar cada vez más esquemas de cuentas individuales, obligatorias o
voluntarias.
Sin embargo, en los sistemas de contribución definida también se
presentan desafíos. Por ejemplo, los cambios demográficos continúan
siendo relevantes, ya que, en caso de que los pensionados vivan más años
de lo esperado, la pensión puede resultar insuficiente para financiar
dignamente los gastos durante la vejez.
Esto se conoce como riesgo de longevidad, el cual se define como el
peligro potencial asociado con el aumento de la esperanza de vida de los
pensionados.
Adicionalmente existen otros riesgos: de mercado, asociados con la
rentabilidad y volatilidad de los mercados financieros durante el tiempo
de cotización del ahorrador; de baja contribución, que ocurre cuando
las personas ahorran menos de lo que debieran y, por tanto, acumulan
fondos que resultan insuficientes para financiar una pensión, y de baja
densidad de cotización, que ocurre cuando un trabajador no cotiza
suficiente tiempo en el sistema, lo cual limita no sólo el monto de su
ahorro, sino la posibilidad incluso de acceder a una pensión
garantizada.
Israel Rodríguez J.
Periódico La Jornada
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