Con un pellizquito de
más, respecto de la propuesta del Ejecutivo, ayer fue aprobada la Ley
de Ingresos 2019, la cual ampara una bolsa de poco más de 5 billones 838
mil millones de pesos. Sólo falta la ratificación del Senado de la
República, y el gobierno de López Obrador tendrá con qué operar sus
programas, aunque 50 centavos de cada uno de esos pesos obligadamente se
destinarán a nómina burocrática, pensiones y jubilaciones, e intereses
de la deuda pública.
Es de suponer que la mayoría morenista en el Senado avalará lo
dispuesto por la Cámara de Diputados, con lo que esa instancia
legislativa concluirá su participación en el primer paquete económico
del nuevo gobierno, toda vez que en materia presupuestal solo
intervienen los inquilinos de San Lázaro, quienes, a partir del próximo
sábado, definirán hacia dónde y en qué proporción se gastarán los
dineros de la Nación.
Cocinado y planchado, pues, pero como bien lo advierte el Instituto
para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), las
cifras que dejó el gobierno peñanietista
reflejan retos como incremento en la inflación, altos niveles de endeudamiento, elevada incidencia en la informalidad del empleo, así como bajos salarios y escaso crecimiento.
En su más reciente análisis, el citado instituto detalla que en
términos inflacionarios los precios han mostrado un alza significativa,
con lo cual no se espera alcanzar la meta planteada por Banco de México
hasta 2020, presionando una economía que ha perdido poder adquisitivo,
en particular por el incremento en los precios de los energéticos,
impactando negativamente a las familias y a las empresas; con lo cual la
tasa de interés además se ubica en niveles tan elevados como las
reflejadas en 2009, cuando el país enfrentaba la crisis internacional.
Por el lado del endeudamiento, su incremento sustancial en el sexenio
de Peña Nieto, sin olvidar el registrado durante el calderonato, deja
poco margen a las autoridades entrantes, pues limita una avenida de
recursos para el gobierno.
En términos de empleo, la tasa de desocupación está en un nivel
inferior al de administraciones previas, pero aún con desafíos
estructurales sobre la calidad de este: desplazamiento hacia salarios
menores y alta incidencia en la informalidad.
Por lo que toca al crecimiento de la economía, el nuevo gobierno
asume el reto del cambio estructural para pasar del promedio anual de
2.5 por ciento en el periodo neoliberal a otro superior a 4 por ciento
y, sobre todo lograr que este avance sea inclusivo y con mayor
desarrollo para todas las regiones del país.
La consigna de AMLO (
por el bien de todos, primero los pobres) es congruente con la lucha social durante su vida política; no obstante, se debe garantizar que al mismo tiempo no se descuide a otros segmentos de la población, en particular a aquellos sectores que impulsan empleos de calidad y bien remunerados. Por ello, la obsesión por el crecimiento y la inversión debe ser eje fundamental de su gobierno.
Las rebanadas del pastel
Dice el clásico que con dinero baila el perro… y las
marranas también. ¿Dónde quedó el azucarado trato, el dulce discurso, la
permanente genuflexión y las toneladas de miel que derramaba Carlos
Pavón al hablar de su otrora
jefe, líder y amigo, Napoleón Gómez Urrutia? Ahora solo despotrica, por lo que sería más productivo que La Marrana –como este personaje es conocido en el ambiente minero– explique por qué, en diciembre de 2008, lo enchiqueraron en el Centro de Readaptación Social de Monclova, Coahuila, acusado de fraude y malversación por más de 18 millones de pesos a la empresa Altos Hornos de México, propiedad de Alonso Ancira, y por qué nunca regresó la fianza que por 5.6 millones de pesos pagó el sindicato que dirige Gómez Urrutia para que lo liberaran. Meses atrás en este espacio se comentó el
casualcambio de actitud y discurso de Pavón. Por si les interesa.
Twitter: @cafevega
No hay comentarios.:
Publicar un comentario