Víctor M. Toledo
Hoy resulta imposible aislar los
procesos nacionales de los aconteceres globales. Como nunca antes el
mundo está interconectado. Las enormes expectativas que ha despertado el
cambio de régimen, hacen que la experiencia mexicana esté en los ojos
atentos del resto del planeta. Por ello mismo, resulta conveniente
examinar qué tanto la idea de una Cuarta Transformación (4T) se mantiene
contemplando las problemáticas planetarias. Sería absurdo que los
cambios que se busca realizar a escala nacional no tomaran en cuenta el
contexto global, más aún cuando ambas han sido provocadas por décadas de
políticas sustentadas en los mitos, los dogmas y las fantasías
neoliberales. Dicho de manera directa: no se pueden visualizar separadas
las crisis nacionales de las globales. En México el nuevo gobierno se
apresta a atacar la tremenda injusticia social, la inseguridad y la
corrupción, en una perspectiva que rescata al Estado de la situación
subordinada en la que la tenía el neoliberalismo. Examinemos cinco de
los mayores desafíos a los que hoy se enfrenta la humanidad y su entorno
planetario. Las crisis climática, energética, alimentaria, urbana y la
pérdida de biodiversidad. Estas crisis, y otras más, como la histórica
concentración de capital, la pobreza y el anacronismo de muchas
instituciones, tenderán a agravarse en los próximos años y décadas, y
este círculo vicioso y las sinergias que desencadenen, aumentarán las
posibilidades de un colapso de la civilización industrial.
Crisis climática: el agravamiento del calentamiento global y su gran
cadena de impactos, fue señalado en un reporte de los científicos hace
apenas unas semanas. Ello llevó de inmediato a organismos como el Club
de Roma a lanzar un “plan de emergencia climática”
el pasado 4 de diciembre. La 4T debe contemplar al menos dos temas
nodales: el paso a una sociedad pospetrolera y el cambio inmediato de
una agricultura industrializada por una de índole agro-ecológica. Ambas
medidas contribuirán a reducir las dos mayores causas del calentamiento
planetario. Pero además, México es uno de los cinco países más
vulnerables al cambio climático, afectable por cuatro frentes: el
incremento en el número y la potencia de los huracanes, las sequías más
largas e intensas que ocurren en la mitad norte del territorio, el
aumento del nivel del mar que afectará a numerosas ciudades costeras, y
su ubicación entre dos mares (Golfo de México y océano Pacífico), cuyas
alteraciones climáticas combinadas amplifican los efectos. Crisis
energética: la humanidad en conjunto ya sobrepasó el llamado
pico del petróleo(y les siguen los otros combustibles fósiles) entre 2008 y 2012, y ya sólo quedan la mitad de las reservas, que en la mayoría de las naciones se agotan hacia 2050. En México el petróleo se acaba (o no es costeable extraerlo) en el actual sexenio o quizás antes. Por ello debe implementarse una urgente política de transición hacia energías renovables (solar, eólica, biomasa, geotérmica, hidráulica), de pequeña escala y bajo control ciudadano, no de las empresas o del Estado.
Crisis alimentaria: afortunadamente, la 4T ha tomado como una de sus
mayores estrategias la recuperación de la soberanía alimentaria. Ello
significa no sólo dejar de importar los alimentos básicos, sino
generarlos bajo esquemas que no dañen la salud del ambiente ni de los
seres humanos (agroecología) y bajo cadenas de producción y consumo lo
más cortas posibles, y con esquemas de consumo responsables. Un tema
nodal es, además, la recuperación de las gastronomías y dietas
tradicionales, de carácter regional y no industrializadas. Crisis
biológica: los ritmos de desaparición de especies de flora y fauna a
escala mundial siguen en aumento. Ello se debe a la pérdida de hábitats
por deforestación, contaminación, expansión urbana y cambio climático
(los arrecifes).
El mayor logro de la política ambiental en México ha sido la creación
y mantenimiento de un sistema de áreas naturales protegidas que hoy
alcanza casi 15 por ciento del territorio. Ahora procede extenderlo a la
protección biocultural, pues en nuestro país es imposible separar
cultura de naturaleza. Ello obliga a la coparticipación de las
comunidades indígenas (conservación comunitaria) y a la multiplicación
de reservas bioculturales. Crisis urbana: la tendencia mundial es la del
aumento y concentración de la población en conglomerados urbanos.
Estos, sin embargo, enfrentan múltiples problemas bajo el modelo
dominante de la globalización. El número de automotores desquicia ya a
las mayores urbes y, además, es la principal causa de la contaminación
del aire. A ello se agrega la especulación inmobiliaria, que deja
urbanizaciones subutilizadas o vacías (en China hay
ciudades fantasmaconstruidas para un millón de habitantes), el abasto del agua y los cinturones de miseria que resultan de la inequidad social.
La Cuarta Transformación debe buscar la moratoria de los automóviles,
generar formas más eficientes de captación, circulación y consumo de
agua, políticas sociales de integración, agricultura urbana y suburbana y
muchos más espacios públicos para la cultura, el deporte y el
esparcimiento.
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