Guía de manejo antirretroviral de personas con virus
Por Guadalupe Cruz Jaimes
México, DF. 25 nov. 10 (CIMAC).- La Guía de manejo antirretroviral de las personas con Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), que este mes presentó el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/SIDA (Censida), actualiza los lineamientos que el personal de salud debe seguir en la atención de mujeres embarazadas para evitar la transmisión perinatal del virus.
En el capítulo cuatro, la Guía plantea que es de vital importancia llevar a cabo estrategias de salud “pertinentes y enfocadas” a reducir la transmisión de la infección de la madre al bebé, por lo que es indispensable que personal médico gineco-obstetra realice el control prenatal con asesoría en el manejo de los antirretrovirales.
Además, la evaluación clínica debe hacerla personal médico experto en VIH, ya que el embarazo en una mujer con el virus es de alto riesgo porque aumenta la enfermedad perinatal. La atención a las mujeres embarazadas con VIH debe partir de la conformación de un historial clínico detallado de los antecedentes gineco-obstétricos, como el uso de anticonceptivos y la realización del papanicolaou, así como exploración física, en búsqueda de síntomas de tuberculosis. “Idealmente”, se debe realizar una prueba de VIH a todas las embarazadas durante el primer trimestre, o tan pronto como sea posible, por el personal médico en todos los niveles de atención. Un resultado positivo y su confirmación deben seguirse con consejería, detalla la quinta edición de la Guía.
En pacientes de alto riesgo, es decir, quienes son usuarias de drogas, tienen tatuajes, múltiples parejas sexuales o infecciones de transmisión sexual (ITS) actuales o previas, y tienen un resultado negativo de VIH inicial, deben monitorearse con otras pruebas a las 12 y 36 semanas. Las mujeres que estén en labor de parto y con estatus de VIH deben someterse a una prueba rápida de detección. Todos los resultados positivos o en los que existan dudas, tendrán que canalizarse a un centro especializado. Las embarazadas, en general, y las que viven con el virus, durante el primer trimestre tienen que practicarse un ultrasonido para confirmar la edad de gestación, durante el primer trimestre, y de segundo nivel para revisión estructural fetal entre la semana 18 y 23 de gestación.
También deben realizarse estudios de laboratorio, los indicados para todas las embarazadas que siguen control prenatal y algunos específicos para las pacientes con VIH.
TRATAMIENTO ARV
En las pacientes de diagnóstico de VIH reciente se tiene que determinar la carga viral, antes de iniciar el tratamiento antirretroviral (ARV). La carga viral se debe definir seis semanas después de que inició el tratamiento y luego cada mes, hasta que la carga sea indetectable. “Toda mujer embarazada debe recibir tratamiento antirretroviral independientemente de los criterios para iniciar tratamiento en adultos con la intención de disminuir la transmisión materna fetal de la infección”, indica la Guía de manejo antirretroviral de las personas con VIH.
Las pacientes que no han recibido tratamiento, pueden tener varios escenarios y alternativas de tratamiento, el documento detalla los lineamientos que debe seguir el personal de salud cuando el virus se detecta antes de la semana 36 de gestación, y después de ese periodo. Cuando el virus se detecta durante el parto, circunstancia que debe evitarse a toda costa mediante la detección oportuna, la posibilidad de evitar la transmisión se reduce considerablemente, por lo que es urgente iniciar un tratamiento que disminuya la carga viral y evitar que el nacimiento sea vaginal. La Guía también define diversas alternativas de tratamiento antirretroviral para las embarazadas con antecedentes de tratamiento antirretroviral.
El documento de Censida indica también los cuidados que deben recibir las mujeres en estado de gravidez serodiscordantes, es decir, quienes no tienen VIH, pero su pareja sí. Ellas, como a todas las pacientes embarazadas, deben ser informadas acerca de la necesidad de hacerse una prueba de detección cuando acuden a consulta. Antes de la semana 36 de gestación se le debe realizar una segunda prueba para VIH. Si el personal médico sospecha que la paciente está en periodo de seroconversión, por ejemplo, si presenta síntomas de síndrome retroviral agudo está indicado realizar determinación de carga viral y prueba de anticuerpos, las cuales se repetirán después de 4 a 6 semanas.
Si las pruebas de VIH son negativas, se debe llevar a cabo consejería especializada junto con la pareja de forma regular con respecto al riesgo de transmisión del VIH. Por último, el documento indica que en todos los casos las parejas deben ser informadas sobre el uso consistente y adecuado del preservativo.
México, DF. 25 nov. 10 (CIMAC).- La Guía de manejo antirretroviral de las personas con Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), que este mes presentó el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/SIDA (Censida), actualiza los lineamientos que el personal de salud debe seguir en la atención de mujeres embarazadas para evitar la transmisión perinatal del virus.
En el capítulo cuatro, la Guía plantea que es de vital importancia llevar a cabo estrategias de salud “pertinentes y enfocadas” a reducir la transmisión de la infección de la madre al bebé, por lo que es indispensable que personal médico gineco-obstetra realice el control prenatal con asesoría en el manejo de los antirretrovirales.
Además, la evaluación clínica debe hacerla personal médico experto en VIH, ya que el embarazo en una mujer con el virus es de alto riesgo porque aumenta la enfermedad perinatal. La atención a las mujeres embarazadas con VIH debe partir de la conformación de un historial clínico detallado de los antecedentes gineco-obstétricos, como el uso de anticonceptivos y la realización del papanicolaou, así como exploración física, en búsqueda de síntomas de tuberculosis. “Idealmente”, se debe realizar una prueba de VIH a todas las embarazadas durante el primer trimestre, o tan pronto como sea posible, por el personal médico en todos los niveles de atención. Un resultado positivo y su confirmación deben seguirse con consejería, detalla la quinta edición de la Guía.
En pacientes de alto riesgo, es decir, quienes son usuarias de drogas, tienen tatuajes, múltiples parejas sexuales o infecciones de transmisión sexual (ITS) actuales o previas, y tienen un resultado negativo de VIH inicial, deben monitorearse con otras pruebas a las 12 y 36 semanas. Las mujeres que estén en labor de parto y con estatus de VIH deben someterse a una prueba rápida de detección. Todos los resultados positivos o en los que existan dudas, tendrán que canalizarse a un centro especializado. Las embarazadas, en general, y las que viven con el virus, durante el primer trimestre tienen que practicarse un ultrasonido para confirmar la edad de gestación, durante el primer trimestre, y de segundo nivel para revisión estructural fetal entre la semana 18 y 23 de gestación.
También deben realizarse estudios de laboratorio, los indicados para todas las embarazadas que siguen control prenatal y algunos específicos para las pacientes con VIH.
TRATAMIENTO ARV
En las pacientes de diagnóstico de VIH reciente se tiene que determinar la carga viral, antes de iniciar el tratamiento antirretroviral (ARV). La carga viral se debe definir seis semanas después de que inició el tratamiento y luego cada mes, hasta que la carga sea indetectable. “Toda mujer embarazada debe recibir tratamiento antirretroviral independientemente de los criterios para iniciar tratamiento en adultos con la intención de disminuir la transmisión materna fetal de la infección”, indica la Guía de manejo antirretroviral de las personas con VIH.
Las pacientes que no han recibido tratamiento, pueden tener varios escenarios y alternativas de tratamiento, el documento detalla los lineamientos que debe seguir el personal de salud cuando el virus se detecta antes de la semana 36 de gestación, y después de ese periodo. Cuando el virus se detecta durante el parto, circunstancia que debe evitarse a toda costa mediante la detección oportuna, la posibilidad de evitar la transmisión se reduce considerablemente, por lo que es urgente iniciar un tratamiento que disminuya la carga viral y evitar que el nacimiento sea vaginal. La Guía también define diversas alternativas de tratamiento antirretroviral para las embarazadas con antecedentes de tratamiento antirretroviral.
El documento de Censida indica también los cuidados que deben recibir las mujeres en estado de gravidez serodiscordantes, es decir, quienes no tienen VIH, pero su pareja sí. Ellas, como a todas las pacientes embarazadas, deben ser informadas acerca de la necesidad de hacerse una prueba de detección cuando acuden a consulta. Antes de la semana 36 de gestación se le debe realizar una segunda prueba para VIH. Si el personal médico sospecha que la paciente está en periodo de seroconversión, por ejemplo, si presenta síntomas de síndrome retroviral agudo está indicado realizar determinación de carga viral y prueba de anticuerpos, las cuales se repetirán después de 4 a 6 semanas.
Si las pruebas de VIH son negativas, se debe llevar a cabo consejería especializada junto con la pareja de forma regular con respecto al riesgo de transmisión del VIH. Por último, el documento indica que en todos los casos las parejas deben ser informadas sobre el uso consistente y adecuado del preservativo.
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