Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Casi todos los políticos sobredimensionan su papel en acontecimientos que les tocó protagonizar. Y Federico Döring no tenía por qué ser la excepción al cumplirse una década de los videos del escándalo, los que involucraron a René Bejarano y Carlos Ahumada, pero con Andrés Manuel López Obrador como destinatario, justamente para afectarlo en las preferencias para la elección de julio de 2006.
Pero resulta una desproporción del hoy coordinador de los asambleístas de Acción Nacional presentarse en El Universal, con Elena Michel, como uno de los arquitectos del operativo político y mediático, a través del consorcio de Emilio Azcárraga y una docena más de los dueños de México, pero diseñado por Carlos Salinas y operado por Diego Fernández, su principal aliado desde la dirigencia panista cuando despachó como presidente (tras una impugnada elección) durante 1988-94, y al queretano le apodaban La Ardilla “porque no salía de Los Pinos”.
Una década después Döring Casar dice: “Estoy convencido de que si yo no lo hubiera hecho, López Obrador hubiera sido nuestro presidente. Y eso me da una satisfacción absoluta, me da paz interior. Cualquier desgaste que yo haya sufrido valió la pena para llevar a Felipe Calderón Hinojosa a la Presidencia”.
Dos años antes asistí a la cena de cumpleaños de Francisco Solís Peón y al calor de los tragos registré con claridad que a Döring se le ubicaba como un asambleísta vinculado a Martha Sahagún y específicamente en tareas de mensajería política, llevar y traer delicadas decisiones que la “primera dama” no podía tratar por teléfono. Eran tiempos en que el “presidente del cambio” se metía a la cama a las 21 horas y la señora empezaba a operar como presidenta desde la residencia oficial. Aparte está que, como lo reconoció Vicente Fox, “le encargaba el changarro” mientras viajaba por el país.
Realizar una importante labor de mensajería política, como llevar un video a Víctor Trujillo (3-III-04) para que éste realizara una entrevista y celada a Bejarano para exhibirlo como El Señor de las Ligas, apodo del que aún no se libra y hasta Héctor Aguilar usa sin inmutarse, es una cosa, pero muy distinta a presentarse como artífice en la construcción de “una patria ordenada y generosa” bajo la conducción Felipe Calderón, gracias a los poderes fácticos y órganos electorales bien estimulados por Fox Quesada.
Imposible no registrar que los videos del escándalo desembocaron, por otras vías, en el desafuero del jefe de Gobierno del Distrito Federal (7-IV-05), que el otrora alto ejecutivo de Coca Cola en Latinoamérica se vio precisado a recular (e “hizo el ridículo”, dice Döring) y tras reconocer su derrota en el desafuero de AMLO, presumió mucho más tarde “pero yo le gané la elección presidencial”, con lo que evidenció los términos de la disputa por el poder.
La desmesura del asambleísta llega a extremos hilarantes al compartir al común de los mortales su patriótico papel: “Pero me deja la convicción de que López Obrador antes de eso era la encarnación de un santo del siglo 21 y todo ese discurso se rompió ahí. Este asunto alteró la estabilidad emocional de AMLO de tal forma que logramos ver lo que en verdad es (...) y de eso yo no puedo renegar; estoy orgulloso”.
Mas el panista aporta nuevos elementos sobre “el fuego amigo” como origen de la batalla entre las elites perredistas de hace una década, y el hecho periodísticamente documentado es que en Michoacán, gobernado por Lázaro Cárdenas Batel, fue donde Ahumada recibió más y mejores contratos:
Acuse de recibo
“Soy Ileana Alamilla, periodista guatemalteca. Me alegro que Eduardo ya esté de nuevo compartiendo sus análisis. Soy su lectora. Lo extrañé pues tengo sumo interés en conocer su versión sobre lo que ocurre en mi amado México, además de compartir la utopía que nos ha iluminado el largo camino que hemos recorrido en busca de mejores condiciones de vida para nuestros pueblos. Saludos cordiales y ¡qué alegre volver a leerlo!”… Del lunes a las 10:15 horas al martes a las 9:45 horas tampoco pude utilizar el equipo de cómputo porque el daño que causó la frecuente variación de voltaje del abasto de la Comisión Federal de Electricidad obligó a respaldar la información del disco duro dañado, operación que ocupó 14 horas… Agrega María Cervantes: “En efecto, habiéndose vendido prácticamente la CFE a empresas privadas, los usuario quedamos en el desamparo en cuanto al suministro y al cobro. Esta ingenua defensora de los derechos humanos presentó queja ante la Profeco alegando que jamás celebró contrato con la empresa de clase mundial. Los defensores que quisimos actuar no sólo por los desempleados por el golpe a Luz y Fuerza, sino alarmados por los altos cobros de la CFE, nos encontramos con una deuda importante, y considerados dentro de una ‘ilegal ilegalidad’ por el anterior y el presente gobiernos, caras de la misma y corrupta moneda”.
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