7/17/2015

Ahora resulta que Enrique Peña Nieto es un “patriota”


    
peñaperdio
Ahora resulta que Enrique Peña Nieto es un “patriota”, según el punto de vista que se tiene en Estados Unidos sobre lo que llaman “marginación” en la lucha contra el narcotráfico. Se le reclama que la cooperación bilateral en la materia no existe más, como fue en el pasado, de manera sobresaliente durante el sexenio de Felipe Calderón, quien permitió que incluso “drones” de la DEA sobrevolaran territorio mexicano. El diario The New York Times hace eco de tales opiniones y puntualiza que la colaboración entre los dos gobiernos en la lucha contra el flagelo, “se ha vuelto tensa y llena de obstáculos en el mandatario priísta, que ha preferido marginar a Washington del combate contra los cárteles”.

Es obvio que esto es una mentira colosal, un simple pretexto para evadir la responsabilidad que tiene la nación vecina en el crecimiento imparable del consumo de estupefacientes en su territorio, motor de la expansión del tráfico ilegal de todo tipo de drogas. Nada les impide meterse en suelo mexicano, incluso armados, como fue aprobado por el Congreso con la reforma que se hizo a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos. Adam Isacson, de la Oficina de Washington para América Latina, afirmó: “Los mexicanos creen que somos dominantes e imperialistas y nosotros creemos que ellos son corruptos”. Dice la verdad en ambos casos, lo incomprensible es que brindan todo su apoyo a personajes corruptos, lo que los convierte en cómplices del fenómeno.

Es preciso aclararle al funcionario estadounidense que no todos los mexicanos somos corruptos, sino sólo una minoría que se beneficia ampliamente con  prácticas que  lesionan gravemente el Estado de derecho, cada vez más cínicas y canallescas. Buen ejemplo de esto es la “fuga” de Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”. Al paso de los días surgen más evidencias de tal aserto, pues sólo así pudo escapar. Podría asegurarse incluso que de los preparativos estaban al tanto aquí en México como en Estados Unidos, por conducto de la DEA. De ahí que sea válido reiterar la hipótesis de que “El Chapo” es más útil afuera de un penal, sobre todo en las actuales circunstancias, cuando el gobierno federal perdió el control de los cárteles y con ello la posibilidad de participar activamente en los dividendos del tráfico de estupefacientes.

Es preciso partir de una verdad irrebatible: el narcotráfico no es un problema de hace unas cuantas décadas, sino que se complicó, eso sí, a partir de que los tecnócratas neoliberales tuvieron la absurda idea de poner a los capos a trabajar para la élite de la burocracia dorada. Esta situación inaceptable provocó la violencia que antes no se daba en el país. Asimismo, es necesario no ocultar el hecho objetivo de que existe un gran mercado que es imprescindible atender, como lo tiene bien claro la DEA, organización creada no para acabar con el flagelo, sino para garantizar su operatividad bajo estrictas reglas aceptadas por ambas partes: autoridades y capos del narcotráfico. Así ha venido sucediendo desde antes de que se creara la DEA.

Por su posición estratégica, nuestro país ha sido escogido como centro de acopio y de traslado a Estados Unidos de drogas provenientes de América del Sur. Asimismo, tradicionalmente ha sido un eficiente productor de mariguana y de goma para elaborar heroína y sus derivados, sembradíos que tuvieron su auge durante la Segunda Guerra Mundial y luego en la guerra de Vietnam. De ahí que no hubiera pobreza en las regiones que ahora sobreviven en la indigencia, razón por la cual hubo grandes muestras de alegría por la fuga de “El Chapo”.

Esto es lo que verdaderamente importa en el tema que hoy es viral en las redes sociales y en las notas principales de todos los medios de comunicación: el narcotráfico es un asunto que antes del golpe de Estado de la tecnocracia tuvo fuerte impacto social, y que en la actualidad se ha “privatizado” también bajo los esquemas del modelo neoliberal. En este sexenio se llegó al extremo de que la burocracia dorada quiere quedarse con todo el “pastel”, lo que obviamente no es aceptado por Washington. Pero esta actitud nada tiene que ver con el concepto de patriotismo, sino con la voracidad e irresponsabilidad que caracteriza al “gobierno” de Peña Nieto.

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