7/15/2015

Desigualdad, pobreza y desempleo no ceden en México


    
Desigualdad, pobreza y desempleo no ceden en México

La desigualdad, la pobreza y el desempleo no ceden en México, a pesar de que año tras año la élite oligárquica ofrece invertir cifras multimillonarias en actividades productivas diversas. No hay explicación lógica a tal situación paradójica, pero sí cabría la hipótesis de que en realidad no invierten su dinero, sino que la cifra que mencionan es lo que dejan de pagar al fisco, entre otros renglones de recursos que les llegan por otras vías, por ejemplo la plusvalía que les genera los bajísimos salarios que pagan a los trabajadores. El caso es que por más miles de millones de billetes verdes que se comprometen a invertir en el país, lo cierto es que caminamos en reversa en materia de desarrollo social y crecimiento.
El jueves, el Consejo Mexicano de Negocios (CMN), donde están incorporados los propietarios de las 50 empresas más poderosas del país, como en años anteriores hicieron el compromiso ante Enrique Peña Nieto de invertir este año 33 mil millones de dólares. Desde luego, podrían hacerlo si quisieran, pues esa cifra representa algo así como el 10 por ciento de lo que han sacado del territorio nacional para guardarlo en bancos extranjeros o invertir en empresas, pero fuera de México. Sin embargo, seguramente no cumplirán lo prometido, como así ha sucedido en el pasado. El dinero en realidad sale de las arcas nacionales, vía subsidios y facilidades crediticias, porque así ha sido la costumbre.
Lo que en realidad quieren, ahora que en Los Pinos está un burócrata incondicional, es que se les tome en cuenta a la hora de que se entreguen los últimos recursos nacionales a empresas privadas. Saben que las extranjeras tendrán prioridad porque tienen más capacidad para negociar buenos dividendos. Así que su “promesa” en realidad es una presión política para que no se olvide que también cuentan para la repartición. El nuevo dirigente del CMN, Alejandro Ramírez Magaña, reconoció: “Hay que crecer con mayor dinamismo, pero también con mayor equidad”. Lo dijo así, no seguramente porque le interese la suerte de los millones de asalariados, sino porque les preocupa la competencia que tendrán una vez que, se supone, empiecen a llegar las grandes trasnacionales a saquear los últimos recursos naturales que nos quedan.
Lo que menos les importa es la equidad en su verdadera acepción, como sobran ejemplos. Baste referirse al caso del magnate Germán Larrea, el principal concesionario de las minas más productivas del país, quien se ha distinguido por su deshumanización y voracidad. Pero no es el único sino el más representativo. Saben los magnates, asimismo, que las clases mayoritarias están llegando al límite de su resistencia, y quieren hacerle ver a Peña Nieto que tiene un firme compromiso con la salvaguarda de los intereses de ellos, la élite oligárquica. Por eso dijo Ramírez Magaña:   “No obstante que el proceso electoral se desarrolló en paz, no podemos ignorar que se marcaron cambios importantes… Eso significa que tenemos una sociedad más alerta y demandante”.
Tales palabras son una llamada de atención para que el Ejecutivo siga con firmeza la misma política económica seguida hasta la fecha, y llegado el caso la endurezca, pero bajo las condiciones que la cúpula empresarial le imponga. A tales extremos se ha llegado luego de más de tres décadas de políticas públicas excluyentes y reaccionarias en grado extremo, con los resultados dantescos que ahora vivimos con gran dramatismo. Lo peor es que todavía nos esperan problemas demostrativos de la total deshumanización del régimen neoliberal, porque de plano hizo a un lado los compromisos cada vez más exiguos que tenía con el pueblo.
Por su parte, Peña nieto lo único que puede hacer son exhortos vacíos de contenido. Dijo: “No podemos ser pasivos frente a lo que nuestro país vive. Tenemos que ser parte de un esfuerzo colectivo para tener el país que queremos”. Y como es su costumbre, se mostró satisfecho de los “logros” de su gobierno, como un “crecimiento” del Producto Interno Bruto de 2.3 por ciento a tasa anual, mientras la inflación en junio fue de 2.87 por ciento. Esto a pesar de que en los dos primeros años de la actual “administración”, más de 2 millones de personas se sumaron a la lista de pobres que sufren carencias fundamentales, para rebasar la cifra de 55 millones.

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