Señales, advertencias y errores garrafales del Presidente y de su equipo que fueron aprovechados por quienes planearon y ejecutaron la fuga
En la vorágine de eventos que se sucedieron desde la tarde del sábado, y que hoy tienen al gobierno de Enrique Peña Nieto boca abajo y a su política de seguridad en la lona, hay señales, advertencias y errores garrafales del Presidente y de su equipo más cercano que fueron aprovechados por quienes planearon y ejecutaron un golpe magistral con la fuga del narcotraficante que era el mayor trofeo de este gobierno en su lucha contra el narco.
De nada sirvió que unos días antes, el 29 de junio en estas mismas páginas, el secretario de la Defensa, general Salvador Cienfuegos, advirtiera en entrevista que en México había señales de “debilidad institucional” y que entre las varias “amenazas a la seguridad nacional” que advertía el jefe de la milicia castrense, la corrupción era una de las más graves. “Sí es un riesgo a la seguridad nacional la corrupción y se puede convertir en una amenaza si no se pone la atención debida para que ésta sea contenida”, decía en aquella larga plática con el periodista Carlos Benavides el general secretario.
En Los Pinos, donde el inquilino principal no lee, no se enteraron y el mismo día, con diferencia de horas, el Presidente, su secretario de Gobernación y casi todo el gabinete volaban gustosos rumbo a Francia a “hacer historia”.
Pero la historia en realidad se escribía aquí. Por segunda vez, en algo que no puede ser casualidad —“en política no hay casualidades”, decía Reyes Heroles— disparaban un golpe de precisión quirúrgica al Presidente: la fuga de Joaquín Guzmán por un túnel perfectamente construido en tiempo récord y sin que nadie se percatara, ocurría justo en el momento en que Peña Nieto sobrevolaba el espacio internacional; se repetía así el mismo patrón que cuando se dinfundió el reportaje demoledor de la Casa Blanca de Las Lomas, en noviembre de 2014, también cuando el avión presidencial iba a miles de pies de altura con rumbo a China.
En ambos casos la capacidad de reacción del gobierno federal fue nula. Pasaron horas desde que se descubrió que El Chapo no regresaba del baño y que ya no estaba en el penal, igual que pasaron horas cuando la noticia de que el Presidente y su familia tenían una residencia millonaria que les construyó un contratista de su gobierno y amigo suyo. El efecto en la opinión pública, vía internet y redes sociales, fue demoledor. Para cuando el gobierno comenzó a reaccionar, tanto con la Casa Blanca como con el escape del capo, el daño ya estaba hecho, y la credibilidad, confianza e imagen gubernamentales estaban hechas añicos.
Pero todavía en la fuga de El Chapo, hay otro agravante: quien o quienes planearon, organizaron y ejecutaron el golpe, no sólo agarraron otra vez al Presidente literalmente en las nubes, sino que también a su secretario de Gobernación, quien por ley debía estar en el país al frente del gobierno ante la ausencia presidencial, lo cogieron en París, disfrutando del fin de semana con el pretexto de que esperaba la llegada de su jefe el domingo. Eso ha complicado aun más las cosas: el error cometido por Osorio Chong al haberse ausentado del país al mismo tiempo que el Presidente ha hecho que pidan su cabeza, tanto desde afuera, en la oposición y la opinión pública, pero también desde dentro, con fuego amigo que aprovecha para sacar al inquilino de Bucareli para sacarlo de la jugada por el 2018. Así pues sucedieron las cosas: una advertencia, la de Cienfuegos, que cayó en el vacío; un error garrafal, el de Osorio que abandonó el país en el momento menos indicado; y un golpe que fue magistral y quirúrgicamente planeado y ejecutado para hacer el enorme daño que ha hecho.
NOTAS INDISCRETAS... En la medida que crece la presión contra Osorio Chong seguirán los despidos y renuncias de funcionarios. Ayer se sumó Ramón Pequeño, responsable de Inteligencia de la Policía Federal y quien debía monitorear a distancia el penal del Altiplano. Y anoche, en víspera de la comparecencia del secretario en el Congreso, ya se hablaba de la siguiente cabeza que puede caer y que sería la primera grande: la de Eugenio Ímaz, director del Cisen... Donde también rodarán las primeras cabezas este jueves es en el GDF. Hoy Miguel Ángel Mancera anuncia la salida de Joel Ortega y el nombramiento de Jorge Gaviño como director del Metro, además de la designación del diputado Manuel Granados como consejero Jurídico y de Servicios Legales del DF, en sustitución de José Ramón Amieva. Son algunos de más cambios que anunciará Mancera... Los dados repiten Escalera. Buena racha.
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