Por: Redacción Revolución /
14 julio, 2015
(14 de julio, 2015. Revolución
TRESPUNTOCERO).- En 2011 la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA)
recomendó al gobierno mexicano la militarización de la frontera sur de
un modo similar al realizado en la frontera norte. En abril de ese año,
siendo comandante de la VII Región Militar, el general Salvador
Cienfuegos Zepeda declaró que “tropas del Ejército mexicano están
realizando constantes operativos en todo el territorio chiapaneco,
especialmente en los municipios que colindan con Guatemala, en breve,
podrían arribar más efectivos”.
A su vez anunció la creación de dos
nuevas bases militares, cada una con 600 elementos, asegurando que se
trataba de una estrategia que formaría parte de una nueva etapa de
combate a la delincuencia organizada (tráfico de drogas, armas y
personas).
“A mediados de 2011 en adelante,
Chiapas ha sido invadido por gran número de elementos del ejército y
Marina, sin dejar pasar las constantes visitas de la guardia costera
americana a dicho territorio y sin duda alguna no es casualidad, ese
era el primer paso para crear la frontera ‘vertical’, conformada por
ese estado, Guatemala y Belice, que no es más que la nueva frontera sur
de Estados Unidos, extendiendo así su territorio de forma silenciosa,
es por ello que el control militar se intensificó, afectando mayormente
a migrantes, a quienes se les vulnera los derechos humanos, desde que
cruzan el río Suchiate, no es casualidad que México se ha convertido en
últimas fechas en el país que mayor deportaciones tiene”, asegura la
académica Rocío Morante, especialista en seguridad pública por la
universidad de Berkeley.
Según la académica, en los últimos dos
años se extendieron las zonas protegidas por fuerzas armadas, en las
distintas puertas de entrada y salida de la frontera sur, así como la
construcción de bases militares que incluyen presencia de elementos
estadounidenses, la más reciente fue anunciada en enero de este año,
por Velasco Coello, quien comentó que la construcción sería en el
municipio de Chicomuselo y al mismo tiempo se daría paso a una escuela
militar en Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, similar a la instalada
en Puebla, a la cual, tal y como lo informó Revolución TRESPUNTOCERO,
académicos y organizaciones civiles nacionales e internacionales,
califican de ser un sitio donde fuerzas de seguridad estadounidenses
entrenan a elementos mexicanos con el fin último de la represión.
“La toma de posesión es inminente,
reflejada también en los recursos millonarios canalizados a través del
denominado Plan Mérida, reflejado en el estado, en parte por medio de
una serie de instalaciones de retenes, que tan sólo en la frontera sur,
en la carretera Tapachula-Tuxtla Gutiérrez se han triplicado,
“mecanismos diseñados por el gobierno de Estados Unidos, para su mayor
seguridad y bloqueo de migrantes, cada vez con mayor violencia”,
asegura Morante. Además afirma que en la construcción de la frontera
vertical tienen interés tanto políticos como empresarios que ven en
ello una forma de expandir sus zonas económicas, a cambio de financiar
lo que se requiera para bloqueo del tráfico de centroamericanos.
Sobre el tema, el periodista uruguayo Carlos Fazio explica a Revolución TRESPUNTOCERO
que, después de 2001 Estados unidos crea un comando especial para
monitorear México, Canadá y parte del Caribe, incluida Cuba, esto
porque podría darse un caso de conflagración mundial o coalición que se
conformara para atacarlo, asegurando que “un enemigo de Estados Unidos
podría atacar sus fuentes de suministro de petróleo, es decir México
(Chiapas fundamental y el golfo de México, siendo piezas clave por el
petróleo que ahí se encuentra).
Afirma que, “en 2015 es la
consolidación de un proceso que viene de mucho tiempo atrás. Combina
una serie de elementos que finalizan en el bloqueo y resguardo de la
frontera sur del país, el cual se debe principalmente a la necesidad de
hidrocarburos, ya que se sabe vulnerable en ese sentido, por ello está
garantizando su seguro en caso de crisis o boicot por medio de México”.
Fazio comenta que, el plan tuvo como
primer paso al TLCAN, para después consolidar el Plan Puebla-Panamá y
finalmente el Plan Colombia, todos ellos ‘caballos de Troya’ que
llevarían al ALCA a la Patagonia, para seguir con el ASPAN el TLC
militarizado a México, el cual es lo mismo que el TLC pero con
elementos de seguridad, dándose así la militarización del proyecto, lo
cual genera el Comando Norte y da paso a la iniciativa Mérida, que
provoca una guerra, pero no contra el crimen, sino es una guerra de
espectro completo, donde los militares son parte de una guerra que
tiene que ver con lo cultural y económico, buscando el desplazamiento
de los propietarios de los recursos, dicha guerra es parte de la
estrategia que Calderón usó para romper el tejido social comunitario y
no comunitario de distintas maneras en todo el país, pero
principalmente donde hubieran riquezas que explotar.
Ahora con Peña Nieto la vía libre para
la penetración de elementos de seguridad, Estados Unidos envía a
agentes del FBI con la Policía Federal, el Ejército con el Pentágono,
la marina de guerra con la marina de EEUU la DEA con la Siedo, para
resguardar uno de los territorios mayormente explotado por
transnacionales, debido a sus riquezas mineras, petroleras, su
biodiversidad, entre otras.
“Es así como son distintas las formas
de guerra que se van planteando con la excusa del ataque contra el
narco, y entonces se produce el desplazamiento forzado que a su vez,
afirman, es por culpa de grupos delictivos, cuando la realidad es que
las fuerzas armadas barren con poblaciones enteras, a fin de obtener
dichas propiedades o también porque las empresas, principalmente
mineras ‘erradican’ a la población con el fin de explotar dichas zonas,
es así como todo se arma a partir de los supuestos cárteles de la
guerra, pero en realidad se está realizando una restructuración del
territorio, de los recursos, de la tierra como mercancía, la cual es
apetecida por el gran capital”, reitera Fazio.
Es así como en Chiapas se ha propiciado
el Estado de decepción de facto y permanente (durante el gobierno de
Calderón y Peña Nieto), que no es más que legalizar el saqueo de dicho
estado y de la nación, en donde se incluye el uso de software de
inteligencia, para evitar la migración, el espionaje (dentro de la
iniciativa Mérida), porque no es una ayuda militar, sino una
penetración a la que dio paso el TLC, el cual cumplió con el cometido
de la homologación de las leyes comerciales y financieras, así fue como
Canadá y México quedaron subordinados a EEUU.
A su vez Fazio reitera que parte de la
misma estrategia de ocupación de espectro completo diseñada por el
Pentágono, es el resguardo absoluto de la geografía chiapaneca, la cual
se llenó de retenes y vehículos militares artillados; reaparecieron los operativos de
disuasión e inteligencia, los patrullajes y sobrevuelos en zonas
consideradas focos rojos, y se reposicionó al Ejército en comunidades
con antecedentes de resistencia civil, al tiempo que autoridades
locales y federales llevaron a cabo desalojos violentos y reubicaciones
forzosas de comunidades indígenas en la Reserva de Biosfera de Montes
Azules y otras áreas, como parte de una estrategia de despeje y control
territorial.
Eso explica, también, que articulados
desde la sede de la 31 Zona Militar de Rancho Nuevo, grupos
paramilitares como la OPDDIC (Organización para la Defensa de los
Derechos Indígenas y Campesinos) y el llamado Ejército de Dios (bajo
disfraz evangélico) estén hostigando y destruyendo comunidades
zapatistas.
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