El 68 a medio siglo
Como siempre, somos muchos, sostienen normalistas de Ayotzinapa
Sigo en pie de lucha, como en el 68, reza una pequeña manta que portan un hombre mayor y su hija. De fondo, la fotografía en blanco y negro de uno de los autobuses que tomaban los muchachos del movimiento estudiantil. Quizá uno de los chamacos preparatorianos que viaja en el techo sea el propio Fernando que hoy marcha, 50 años después, para recordar su activismo como alumno de la Vocacional 7. Hoy camina encorvado, se apoya en un bastón y se le ve acosado por los achaques de la edad. Pero insiste en estar ahí para darle razón a lo que, momentos después, desde el templete, Félix Hernández Gamundi, uno de los
históricosdel Comité 68, reinvindicaría:
No nos han vencido.
Esta es apenas una de las muchas estampas que concurren en el río de
gente que caminó la tarde de ayer desde la Plaza de las Tres Culturas,
en Tlatelolco, hacia el Zócalo, donde los esperaba la bandera a media
asta en señal de duelo por la matanza, que, medio siglo después, sigue
sin ser esclarecida.
Si hubo un rasgo que distinguiera esta marcha, ese fue el encuentro
de generaciones en una misma determinación: darle sentido y vigencia a
la mil veces repetida consigna
2 de octubre no se olvida.
No hay banderas políticas a lo largo de la inmensa columna humana que
comenzó la caminata a las cuatro de la tarde desde Tlatelolco. Hay
consignas acerca de pocos temas centrales, altamente sensibles:
aparición con vida de los desaparecidos de Ayotzinapa, no más violencia,
educación pública y gratuita y “fuera porros de la UNAM”.
La columna humana se mueve a buen ritmo por Eje Central hasta 5 de
Mayo y de ahí al Zócalo, donde la banda de Tlayacapan, que se dice que
acompañaba al general Emiliano Zapata a donde fuera, ameniza el ambiente
y la emprende con Yesterday, por supuesto, toca fibras.
Y empieza el acto político con las palabras vibrantes de Rosario
Castellanos. Le presta la voz la actriz Karina Gidi, quien la encarna en
la reciente película Los adioses.
Recuerdo, recordamos, hasta que la justicia se siente entre nosotros.
Acto seguido se rinde homenaje no sólo a los caídos durante la
masacre del 68 sino a quienes durante estas cinco décadas caminaron
juntos, construyeron organización y aportaron a las demandas de libertad
actuales; a quienes nunca se rindieron y murieron en la raya: Roberta Tita
Avendaño, Carlota Botey, Adela Sandoval, Adriana Luna Parra, Alicia
Martínez Medrano, Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, Eduardo Valle, Roberto
Escudero. Y por supuesto al dirigente del Comité 68 que dio cauce a
todo este proceso por la libertad y la justicia, Raúl Álvarez Garín.
▲ En el Eje Central Lázaro Cárdenas, durante la marcha conmemorativa del 2 de octubre.Foto Roberto García Ortiz
Por el Comité 68 toma la palabra Hernández Gamundi, de Ingeniería del Poli,
quien articula el signifi-cado de la conmemoración del 68 con las
luchas reivindicativas actuales. Describe a Gustavo Díaz Ordaz como un
jugador de ajedrez. Aun cuando cuenta con todas las fichas en su favor,
antes de que finalice el juego saca una pistola y dispara contra el
contrincante; sin embargo, no gana la partida.
“Porque el gobierno no fue el vencedor de esa partida. Aunque dio otros golpes, como el Halconazo
en 1971, nada ganó. Cuando a nosotros nos detuvieron el 2 de octubre en
Tlatelolco no sabíamos qué iba a pasar con nuestras vidas en los
siguientes 10 minutos. Pero sí sabíamos que si sobrevivíamos íbamos a
dedicar nuestras vidas a luchar por un país diferente. Y a lo largo de
estas décadas nuestros hijos, nuestros nietos, sobrinos, amigos y
vecinos se han sumado en esta batalla que es de muchas generaciones”.
Concluyó con un llamado a rescatar la experiencia de lucha de estos
50 años. A esas horas, los contingentes parados sobre la avenida Flores
Magón esperaban su turno para empezar a moverse hacia el Zócalo:
escuelas, facultades y organizaciones de planteles públicos y privados.
Destacaban por su disciplina y gran número los normalistas rurales.
Como siempre, somos muchos; siempre venimos casi todos, es nuestra tradición, comenta una chica de Tetela, Puebla.
Vienen de Saucillo, Chihuahua; Tiripetío, Michoacán; Tenería, estado de México; Amilizingo, Morelos, y Macumatzá, Chiapas.
Por Ayotzinapa toma la palabra la madre de uno de los normalistas desaparecidos, Cristina Bautista.
Su hijo Benjamín Asencio hoy tendría 22 años. Ella recuerda que los
muchachos de Ayotzinapa se preparaban hace cuatro años, aquel fatídico
26 de septiembre, para cumplir con su compromiso de asistir, como
tradicionalmente lo hacen, a la marcha del 2 de octubre en Ciudad de
México.
Y mientras los oradores desfilan por el micrófono, abusando un poco
de la oratoria y los discursos largos, por el Eje Central y 5 de Mayo
siguen caminando, compactos y entusiastas, los contingentes de
manifestantes.
Los últimos manifestantes van arribando a la plancha del Zócalo a las
8 de la noche, cuando ya se entonan las notas del emblemático himno La Internacional.
Blanche Petrich
Periódico La Jornada
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