Carlos Bonfil
▲ Fotograma de la cinta de Anahí Berneri.
Vivir su vida. De manera casi
sistemática el cine latinoamericano, de modo especial el mexicano,
desde los años 40 hasta épocas recientes, ha abordado el tema de la
prostituta madre como un largo martirologio impregnado de notas
melodramáticas. Un auténtico vía crucis dominado por la incomprensión de
las familias, el cinismo malévolo de un explotador y la abnegación de
la protagonista capaz de autoinmolación en aras del bienestar de su
hijo. Una virgen del asfalto en un entorno permanentemente hostil.
Algo muy diferente sucede en Alanis, el quinto largometraje de la realizadora y guionista argentina Anahí Berneri (Un año sin amor, 2005), de cuya obra la Cineteca Nacional ofreció recientemente una retrospectiva.
En Alanis asistimos a una cruda exploración del submundo de
la prostitución en Argentina, de modo específico en Buenos Aires, y
aunque su tono casi documental deja poco espacio para el desarrollo de
un argumento con una mayor variedad de situaciones, desarrollo de
personajes secundarios, complejidad dramática y matices, lo interesante
es la forma desprejuiciada y honesta de abordar su personaje central, la
joven madre Alanis (estupenda Sofía Gala Castiglione), cuyo nombre real
es María, y su rutina laboral y sus estrategias de supervivencia en un
medio adverso.
La actriz actúa al lado de Dante (su propio hijo de poco más de un
año) y es metódica y parca con sus clientes, mantiene a raya la
autocompasión y los sentimientos de culpa. Cuando las circunstancias le
privan de su precario domicilio y le arrojan a la calle con su bebé en
brazos, no hay fuerza capaz de doblegar su entereza e independencia.
Algunas escenas muestran de modo muy crudo la humillación que padece
la joven por parte de sus clientes, pero también la manera en que ella
les revira el trato vejatorio mediante un uso del lenguaje que se
resuelve en una resistencia moral y una mayor nivelación de fuerzas.
En Alanis, la actitud resuelta de la prostituta madre
autónoma importa mucho más que el determinismo social que parece
agobiarla. Se trata de un vuelco radical, en este tema, al relato
tradicional y a sus aleccionadoras miradas paternalistas.
Se exhibe en la sala 2 de la Cineteca Nacional, a las 15:30 y 20:30 horas.
Twitter: @CarlosBonfil1
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