Monedero
Por: Carmen R. Ponce Meléndez*
Nuevamente
ingresó al país otra numerosa caravana de migrantes centroamericanos
donde destaca el número de mujeres y niños en condiciones muy precarias,
es decir familias completas; al igual que las anteriores y las
próximas, su objetivo es cruzar la frontera norte de México e ingresar a
Estados Unidos.
En principio se tiene que aceptar y reconocer que para México esta es
una nueva realidad: las caravanas de migrantes van a continuar y
representan un reto para la política migratoria, las relaciones con
Estados Unidos, y por supuesto todo lo relativo a Derechos Humanos y
protección de las y los migrantes, en particular niños y mujeres.
En lo interno este gobierno ya es fuertemente cuestionado por abrir
su frontera sur, recibirlos y atenderlos; existe una creciente xenofobia
y rechazo expresado en forma muy clasista hacia estas caravanas.
Situación que se vuelve más compleja por la presión que ejerce el
Gobierno de Trump y su política anti-migrante.
Las amenazas contra México por no impedir el paso de las caravanas
–que en realidad son un éxodo de pobreza- incluyen aspectos de índole
económica como son la aplicación de aranceles a las exportaciones
mexicanas de automóviles, violando los acuerdos comerciales entre ambo
países.
Nuestra frontera norte está militarizada y se ha reforzado el muro en
los lugares donde está construido. Otra irregularidad ilegal del
derecho internacional es el hecho de regresar a México aquellos
migrantes que no son aceptados por Estados Unidos, deben de ser
devueltos a su país de origen, ya un juez de ese país dio una orden para
que se hiciera de esta manera.
En medio de todo este enredo lo que subsiste son los riesgos en que
se encuentran familias completas, ya sea aquí o en las fronteras: sur o
norte de México y/o sur de Estados Unidos. Con la violación de sus más
elementales derechos, sigue la separación de la familia como una
política deliberada y debido a la burocracia cuando logran reunirse han
pasado años.
Ya sea en las redes sociales o en los medios, lo que aquí en México
se lee o se comenta por la presencia de las personas migrantes es muy
parecido al discurso de odio que mantiene y fomenta Trump, pero que no
era ni es parte de nuestra cultura.
“Ya basta de ‘Frontera Abierta’; migrantes traen enfermedades,
pobreza y marginación: Frente Cívico Popular del Soconusco, Chiapas.
Pedro Pablo Scott Ramos, exigió al Gobierno Federal frenar el ingreso de
caravanas, además de suspender los beneficios que les viene otorgando,
ya que por esa razón esta gente se siente con más derechos que los
mexicanos…
Según él dentro de esa gente pueden venir infiltrados criminales de
alta peligrosidad, insistió. Los chiapanecos están hartos de las
caravanas de migrantes y que han pedido insistentemente a las
autoridades federales que impidan que llegue otro indocumentado más a
Tapachula”.
Exactamente lo mismo viene diciendo Trump, primero de los mexicanos y
ahora de los Centroamericanos, en síntesis, de todo lo que no sea Wasp.
Pero escuchar esto de un chipaneco o chiapaneca es lo más absurdo,
somos pueblos hermanos, procedemos de la misma raíz cultural y no tiene
ningún fundamento acusarlos de criminales, la mezquindad de no querer o
aceptar que el gobierno mexicano les otorgue apoyos mínimos es
indispensables para su subsistencia también es a imagen y semejanza del
discurso y política que hemos venido padeciendo por un gobernante de
derecha delirante como Trump.
Eso enfrentan las caravanas en nuestra frontera sur, pero cuando por
fin después de muchos esfuerzos llegan a las ciudades fronterizas del
norte del país el recibimiento es igual o peor, no por parte de las
autoridades federales, pero si de los gobernadores o presidentes
municipales, como el de Tijuana, que se atrevió a decir que esas
“personas tenían obscuros y peligrosos intereses contra esa ciudad y por
eso llegaban”. Esto provocó que un Centro de apoyo a Migrantes de
Tijuana demandara a este funcionario y lo obligó a mantener una actitud
menos agresiva.
El único interés que tienen es lograr cruzar la frontera, huyendo de
la pobreza y la violencia y en busca de un empleo. Sin embargo cuando se
enfrentan a que la posibilidad real de llegar a Estados Unidos es mucho
más complicada de lo que imaginaban o sabían, su respuesta hasta ahora
ha sido muy positiva, de construcción, como lo demuestran los resultados
de los estudios del Colegio de la Frontera Norte (Colef).
En la gráfica anterior destaca que 71.6 por ciento de las personas
migrantes que arriban a Tijuana, B.C. han formulado una solicitud de
empleo en la feria del empleo. Esto es posible gracias a la visa
humanitaria que les otorga el Instituto Nacional de Migración. La gran
mayoría procede de Honduras, 7 de cada 10 migrantes.
Ahora ante el rechazo que ven en el país vecino, 72.5 por ciento ya
ha hecho trámites migratorios para quedarse aqu en un rango de 18 a 29
años es 30 a 44 años. La presencia de ja el Instituto Nacional de
Migracid de empleo en la feria del empí.
Según el estudio del Colef la cuarta parte son mujeres y el motivo de
su éxodo es en primer término falta de empleo o medios económicos para
subsistir, en segundo lugar la violencia que viven en sus países.
Los empleos a los que podrán acceder aquí son de baja calificación
porque su nivel educativo es muy elemental, más de la mitad (59.1 por
ciento) tiene de 0 a 6 años de educación, el equivalente a primaria.
La edad promedio de las mujeres es de 30 a 44 años. La presencia de
jóvenes es importante, en un rango de 18 a 29 años se encuentran 42.6
por ciento de las mujeres y 56.4 de los hombres. En plena edad
productiva, tanto mujeres como hombres.
Desafortunadamente no se cuenta con información sobre la niñez que
tiene una presencia significativa en estas caravanas y que el gobierno
federal les ha dado atención prioritaria, incluso en Tijuana UNICEF
realizó una visita a los albergues donde se encuentran el mayor numero
de niños o niñas, a fin de verificar sus condiciones, tanto de salud
como de alimentación.
“En noviembre de 2018, la llegada a Tijuana de más de seis mil
migrantes centroamericanos integrantes de la llamada ‘Caravana Migrante’
representó un punto de inflexión en los flujos de personas migrantes
que continuamente llegan a la frontera para intentar cruzar a los
Estados Unidos. No tanto por el número de personas que integraban ese
contingente, sino por el hecho de hacerlo de forma masiva, organizados y
con un sentido de pertenencia a un colectivo; lo que resultó en una
gran visibilidad de las personas centroamericanas migrantes para la
población mexicana en general y tijuanense en particular”.
La respuesta del gobierno federal ha permitido albergar mujeres y
niñez en mejores condiciones, darles un refugio y contrarrestar o
mesurar la xenofobia que permea en la sociedad mexicana o en los
gobiernos locales. Pero la solución está lejos, tanto para las personas
que conforman el éxodo, como para el gobierno y su política migratoria,
bajo la presión de Estados Unidos.
*Economista especializada en temas de género
twitter @ramonaponce
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ciudad de México.
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