La Iglesia Católica entra en la campaña16-marzo-2009
MARIO CAMPOS
Ayer la Iglesia Católica irrumpió en la contienda. Con un llamado al voto de castigo en contra de quienes se oponen a las reformas propuestas por el Presidente Calderón para el combate al narcotráfico, la jerarquía de la Iglesia Católica hizo uno de sus pronunciamientos más fuertes que recuerde en materia política. No porque el tema le sea ajeno, sino porque en la editorial publicada en su órgano de comunicación semanal, Desde la fe, dejó en claro que su rechazo es al PRI al cual acusa de haber permitido el crecimiento del narcotráfico en el país, y de estar lucrando con el tema para volver al poder. Incluso señaló que “el único freno que tienen los mexicanos sobre los partidos políticos es el voto, por lo que habrá que saberlo usar, no para favorecer una ideología, sino al bienestar de las futuras generaciones y del país en general" , según reportó ayer en una nota EL UNIVERSAL.
El planteamiento es polémico no sólo por su carácter explícito, tanto en lo electoral como en su rechazo abierto a un partido, sino en su evidente coincidencia con las críticas que ha expresado Germán Martínez, Presidente del PAN, que ha hecho de este tema uno de sus caballitos de batalla en sus diversos mensajes vía youtube. De ahí que surjan varias preguntas. ¿Por qué se publica la editorial en este momento? ¿es una expresión de sólo una parte de la jerarquía o es un tema en el que existe consenso? (Hay que recordar que existen Obispos más cercanos al PRI como Onésimo Cepeda y otros con una visión más de izquierda como Raúl Vera). ¿Se trata de un apoyo público como parte de una agenda más amplia? ¿existe un acuerdo con el PAN para incidir en este proceso? Y finalmente, ¿cuál será el efecto político-electoral de este pronunciamiento? Lo primero que podemos augurar es que las críticas se generarán en cascada. Lo mismo desde el priísmo, que del perredismo y de diversos sectores de la sociedad civil que denunciarán la injerencia de la iglesia en asuntos políticos. Las peticiones de sanción harán su aparición y las protestas inevitablemente terminarán en la Secretaría de Gobernación que deberá lidiar con el tema. La ola, si crece lo suficiente, llegará a los propios panistas que desde las Cámaras y su dirigencia tendrán que optar entre la defensa de un aliado – vía el discurso de la libertad de expresión – y la condena, en defensa de la separación Estado-Iglesia.
La disyuntiva no será fácil, por un lado, el PAN cuenta con el apoyo de diversos grupos conservadores afines a la Iglesia Católica en buena parte del país; por el otro, hay una necesidad de alejarse de esa imagen para atraer a grupos de votantes más liberales, que ven en este tipo de expresiones una razón para no avalar a ese partido. El tiempo nos dará la respuesta a muchas de estas preguntas y ya con más elementos, podremos saber si este apoyo resultó conveniente en términos de opinión pública – que se mide en las encuestas – y de opinión publicada, que se ve en los medios. Quizá el efecto por zonas del país sea diferenciado y la respuesta sea más compleja de lo que parece a simple vista. Ustedes, por lo pronto, ¿qué piensan?
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