(Francisco. A. Servin de Alba*)
Los mexicanos debemos entender, que la corrupción comienza en el uso del lenguaje. Que somos parte de las bandas que nos han robado la tranquilidad (léase crimen organizado y desorganizado, en donde caben políticos, funcionarios, empleados, lideres sindicales, seudo inversionistas, etcétera), por no usar un adjetivo adecuado en el momento que se precisa. Nos hemos convertido en cómplices, por permitir que “nos doren la píldora”, con discursos amañados y que solo representan una burla contra la poca inteligencia que mostramos.
La resolución que dio a conocer la Secretaria de Hacienda y Crédito Publico (SHCP), respecto de la tenencia accionaria por parte del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica en Citigroup, y por ende en Banamex, no es mas que el reflejo de lo que significa el país, y sus habitantes, para esta caterva de indignos funcionarios.
Dentro del comunicado, se dice textualmente: “Corresponde a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público la interpretación sobre la aplicación de estas leyes.”
La misma entidad dirigida por el que hace un año dijo que era un simple catarrito lo que se convirtió en una crisis de proporciones extraordinarias, es la encargada de interpretar las leyes que competen a este caso. ¿Que autoridad tiene, una institución que dejo pasar el fraude cometido en la venta de Consorcio Aeromexico? ¿La que deja pasar el blanqueo de miles de millones de dólares por el sistema bancario del país sin atrapar a un banquero de medio pelo?
¿Será, tal vez, como dice una parte del comunicado, que no hayan tenido la intención de hacerlo (en lo referente a que el gobierno norteamericano adquirió la mayoría del grupo financiero), y menos tener injerencia en el sistema financiero mexicano? ¿O más bien, aprovechan la coyuntura para apremiar los encargos?
Dar explicaciones tales, como que un tratado de libre comercio tiene preeminencia (privilegio, ventaja, pues), sobre las leyes que regulan la materia bancaria, es, simplemente, la mejor demostración del grado de obediencia que cursa un gobierno salido de las urnas clandestinas. Razonamientos inicuos, forjados en la abyeccion a la cual se quiere acostumbrar al pueblo mexicano, para sensibilizarlo a un tiempo cada vez más cercano.
Adecuar la normativa, cuando existe algo ilegal que cubrir, es una constancia en el pensamiento eólico de Calderón. Por eso lo impusieron. Ya, desde su paso por la Secretaria de Energía, abrazaba la tesis del simplismo: si habían contratos que eran ilegales, que se cambiara la ley para dar seguridad jurídica a sus tenedores. Por lo cual, no debe causar sorpresa las modificaciones que se hagan a la legislación vigente. Invasión que no duele, pero si marca las nuevas limitantes.
Por ello, ahora más que nunca, el mote de la institución bien puede ser bananamex. Porque lo resuelto por la SHCP, nos dibuja como un país tercermundista, mejor conocidos, como bananeros.
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Salvador, Bahía, 21 de Marzo 2009.
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